Escasez de combustible en Cuba restringe el suministro de agua a través de camiones cisterna para la población.

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Foto: Cuba Noticias 360

En Cuba, aproximadamente 700,000 personas reciben agua a través de carros cisterna, y un gran porcentaje de ellos lo hace cada 15 días, lo cual es más frecuente en algunas regiones debido a la crisis de disponibilidad de combustible que atraviesa el país.

La cifra mencionada esta semana en la Asamblea Nacional representa un aumento respecto a 2023, cuando se reportaba que 475,000 cubanos recibían agua mediante estos carros.

Solo en La Habana, según informaron medios de comunicación oficiales, se han destinado más de 88 millones de pesos para el transporte del agua en pipas, mientras que en las provincias de Santiago de Cuba, Granma, Holguín, Villa Clara, Mayabeque, Artemisa y Pinar del Río se enfrentan a los ciclos de distribución más prolongados por esta vía.

No obstante, se han tomado acciones en otras provincias con menos dificultades, como Camagüey, Las Tunas y Guantánamo, beneficiando a cerca de 300,000 habitantes.

En medio de la crisis de combustible y las complicaciones en los ciclos de distribución, persiste en el país (para quienes puedan costearlo) la opción de adquirir pipas de agua por un precio que ronda los 30 USD.

A pesar de que el Gobierno considera el suministro de agua como “acciones vinculadas directamente a la vida de la población”, los problemas han empeorado a nivel nacional en los últimos años.

La actual crisis económica de la Isla ha ocasionado la suspensión de las medidas propuestas para mejorar el servicio de abastecimiento de agua en pipas a más de 191,000 habitantes, que es proporcionado por el Ministerio de Agricultura.

A esta dificultad se suman los retrasos en las inversiones debido a la falta de disponibilidad puntual de equipos, partes y piezas, así como la inoperatividad de los equipos de bombeo, ocasionada por los constantes apagones en las áreas donde están ubicados.

Además, en Cuba existen serias complicaciones con las fugas de agua, el saneamiento dentro y fuera de las viviendas, el estado crítico de las tuberías, la rotura de equipos de bombeo, la existencia de comunidades sin redes hidráulicas y el vertido de aguas residuales.

Sobre este último aspecto, el presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos reconoció que la escasa disponibilidad técnica de camiones limpiafosas y la falta de combustible han llevado a que más de 3,000 obstrucciones y más de 11,000 fosas sigan sin atenderse.

Lo cierto es que el Gobierno cubano no cuenta con una solución inmediata al problema de la distribución del agua por ninguna de las vías disponibles. Las constantes quejas y reclamos de la ciudadanía parecen caer en oídos sordos o, simplemente, en la imposibilidad de gestión que impone la crisis generalizada que enfrenta el país.

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