Feria Global del Deporte Cubano: aspirar y concretar

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Fotos: Roy Leyra | CN360

En teoría, la primera edición de la Feria Internacional del Deporte ha sido una inyección de aire fresco para el movimiento atlético cubano. Los medios estatales han proporcionado una amplia cobertura a este evento, que inauguró sus puertas en el Coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana el 1 de agosto.

Más de 120 empresas de 13 países darán vida a este evento innovador hasta el domingo, con el objetivo principal de promover negocios y actividades económicas relacionadas con la actividad física y deportiva en la Isla, según informa el periódico Jit.

Sin embargo, sus organizadores también aspiran a que se convierta en un puente para la inversión extranjera en el sector, así como en un espacio donde puedan interactuar instituciones y empresas con nuevas formas de gestión no estatal. El deseo es que se establezca como un evento recurrente en el calendario anual del Inder.

Los días de la feria han estado marcados por una variedad de foros y presentaciones, tanto de industrias e iniciativas locales como foráneas. La emblemática instalación capitalina se ha transformado en un espacio para stands de productos, al tiempo que en sus pasillos y salones se producen intercambios, firmas de acuerdos y entendimientos entre diferentes entidades.

En medio de una agenda diversa, la atención del visitante se ha centrado, por un lado, en las llamativas exposiciones de varias marcas del ámbito deportivo, así como en la presencia de reconocidos atletas cubanos, como los campeones olímpicos Dayron Robles y Javier Sotomayor.

No obstante, no todo lo que reluce es oro, dado que no sería la primera vez que un evento organizado por el Inder muestre una fachada optimista y, tiempo después, las iniciativas o acuerdos anunciados con gran pompa no se materialicen en la realidad del país. Un breve repaso por las redes sociales revela un cierto escepticismo respecto al evento y las exposiciones allí presentadas.

Algunas publicaciones hacen mención a la histórica marca cubana Batos, que actualmente tiene casi paralizada la totalidad de sus producciones, pero que aún así exhibió productos de notable calidad y acabados. La interrogante que surge es si dicha industria alguna vez podrá comercializar sus bienes, muy demandados en una nación con una fuerte cultura deportiva, a la población y a precios accesibles.

Por otro lado, se encuentra la Mipyme Billy, dedicada a la confección de ropa deportiva y que ha estado muy involucrada con el equipo de Industriales este año. Sus iniciativas incluyen premiar a los jugadores más destacados del equipo azul con algunos de sus productos, así como realizar sorteos entre los aficionados que asisten al estadio Latinoamericano.

A un año de su establecimiento, Billy ya comercializa sus productos y aspira, a corto plazo, a integrarse en la cartera de proveedores del Inder, pero su mayor sueño es poder vestir a todos los peloteros en la Serie Nacional de Beisbol, según un informe del periodista Boris Luis Cabrera.

Estos dos ejemplos representan solo una pequeña parte del amplio panorama que se reunió en la Feria. Y si algo se le debe reconocer a este espacio es que ha permitido la coexistencia armónica de dos formas de hacer las cosas que, al final, persiguen el mismo objetivo de mejorar el desgastado panorama deportivo nacional.

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