Grupo madrileño New Wave Kill: “Al escuchar Cuba, experimentas una melodía única en tu mente”

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Foto: Cortesía de Esmerarte

Texto: Michel Hernández

Felipe bromea con Lulia mientras se toman una taza de café con leche en una cafetería del barrio madrileño de Malasaña. “Ella proviene de Transilvania y ha aportado sus influencias a la banda”, dice. Lulia ríe y asiente, sus ojos maquillados de negro añaden un aire enigmático. Ambos son pareja y, al mismo tiempo, los líderes de New Wave Kill, una banda madrileña que recientemente ha lanzado su álbum debut, Stitches For The Soul, con el que están marcando su presencia en el underground español.

Nuestra conversación tiene lugar en “El Gato”, una emblemática cafetería del barrio de Malasaña, un sábado al mediodía. Felipe Vein y Lulia Reicha terminan “el desayuno”, mientras yo pido un “cortado”. El vocalista y compositor de la banda viste de negro riguroso, mientras que la tecladista lleva un vestido blanco con ribetes oscuros. Ambos están muy satisfechos con el resultado del álbum, que fue publicado en 2024 por la agencia Esmerarte.

“Hemos estado trabajando en el disco durante casi tres años. Lo grabamos durante la cuarentena, cuando formamos la banda, y luego llegó el momento de empezar a tocar. Al trabajar con Ola Ersfjord como productor (conocido por su trabajo con Tribulation, Primordial, Lucifer), algunas canciones experimentaron cambios. Hasta llegar al producto que tenemos ahora hubo muchos ajustes. Además, han surgido nuevas canciones durante el proceso. La verdad es que estamos muy contentos con el resultado”, comenta Felipe.

En este álbum, la banda navega entre el post-punk y el rock gótico. Las nueve canciones reflejan el sonido de una maquinaria bien ajustada, deseosa de comerse el mundo, impulsadas por las múltiples posibilidades de la voz de Felipe, que otorga un sello distintivo a la agrupación.

En una de las canciones, el vocalista clama por una razón para vivir y para ser él mismo. Suena como un grito de auxilio, como la súplica de alguien aferrado a su última esperanza. El cantante menciona que encontró esa razón en la música.

“La música es mi razón para vivir. Antes llevaba una vida completamente diferente. Estaba estudiando ingeniería mecánica y me dirigía hacia un trabajo normal, con una vida normal. Fue en ese proceso cuando conocí a Lulia, quien cambió mi perspectiva por completo. Me impulsó a perseguir el sueño de la música, que en ese momento era solo un hobby. Me gustaba componer canciones y realmente, la decisión que tomé cambió mi vida radicalmente”, añade el frontman.

Felipe comparte la razón que lo llevó a dejar de lado una vida “normal”. “Abandoné todo lo que estaba haciendo y me dediqué por completo a la música. Encontré un trabajo más sencillo para tener tiempo para dedicarme a esto. He cursado un máster en producción musical y luego el proceso de formar la banda fue rápido. Fui a grabar a un lugar, conocí a gente con la que empecé a tocar y hemos avanzado hasta el punto en el que estamos ahora”, explica.

Lulia, la tecladista, fue la inspiración para formar el grupo, señala. “También inspiró varias de las canciones que he compuesto”, comenta.

Lulia es una artista nacida en Rumanía que se mueve con destreza en diferentes vertientes del arte y la música. Tiene experiencia como DJ en el submundo de la electrónica europea, así como en la edición y el mundo de la fotografía.

“He estado muchos años en el mundo de la música, pero como DJ. Mi tía es profesora de música. Generalmente escucho muchos géneros. Cuando oí la voz de Felipe y sus canciones, supe que de ahí debía surgir algo interesante. Las letras son muy bellas y cargadas de una gran fuerza emocional”.

La pareja de músicos presenta su declaración de principios sobre la mesa. “Siempre hemos querido ir contracorriente”, coinciden. “Precisamente lo de ‘New Kill’ es porque queremos acabar con la nueva ola, ir en contra de lo que se hace actualmente sin originalidad, haciendo las cosas a nuestra manera, tomando lo bueno de los años 80 y dándole un giro personal. Desde el principio supimos que sería un camino difícil, pero asumimos los riesgos”, afirma Felipe.

Varias personas se acercan a la mesa para saludarlos. Los músicos se disculpan por la interrupción. “Es que en este barrio mucha gente nos conoce”. Lulia recuerda que vivió en Malasaña, pero ahora reside con Felipe al norte de Madrid. “La vida aquí era muy agitada y la fiesta se sentía toda la noche”.

La tecladista desempeña un papel fundamental en la imagen de la banda y en su enérgica puesta en escena. “Nosotros mismos nos encargamos de la dirección de arte. Soy yo quien mantiene las redes sociales y la imagen”, explica, revelando sus influencias.

“Soy fanática de David Lynch (cineasta estadounidense con una obra de marcado carácter experimental) y me encanta todo lo oscuro de los años 80, especialmente las películas y la música. Introduje a Felipe a ese mundo. Las cintas de Godard (exponente de la vanguardia del cine francés) también me interesan, así como el surrealismo. Siempre trato de incorporar ese tipo de influencias en la música. Ahora estamos muy inspirados en directores asiáticos. Todo esto es muy serio para nosotros”, asegura.

La tecladista menciona que en su casa está prohibido escuchar el “Manele”, un estilo de reguetón rumano, y critica el consumo por parte de los jóvenes de “música sin sentido”. En cambio, coloca en un pedestal al músico australiano Nick Cave.

“Es la mayor influencia de la banda, aunque no la única. Su actitud y su manera de hacer las cosas son una referencia. Hemos aprendido mucho de sus conciertos. Él está en una etapa diferente de su vida, ha vivido experiencias muy diversas. Nick Cave es una persona única y nos inspira mucho, pero también descubrimos nuevas bandas jóvenes de gran calidad”, señala Lulia.

Le comento a Felipe que, tras varias escuchas, el disco me parece una especie de autobiografía, un documento sonoro que parece haberse ido llenando lentamente con sus experiencias vitales. El músico asiente y comparte una mirada con la tecladista.

“El disco es totalmente autobiográfico. Así es. Es una especie de historia de los últimos dos años y del cambio que he experimentado. Hay momentos en los que me he sentido perdido y otros que han dado un giro totalmente inesperado. Hay canciones como Soft Kiss que hablan del momento en que conocí a Julia y todo estaba comenzando. Otras reflejan momentos en los que no estaba bien psicológicamente. Este disco abarca un poco de todo y resume mis últimos años, que han sido un carrusel de emociones. La inspiración para crear las canciones se basa completamente en mi historia. Es un sentimiento muy intenso y la gente que me conoce lo identifica perfectamente. Para mí, lo más importante es comenzar con la letra y luego vienen los instrumentos. Así es mucho más fácil, la verdad”, revela el vocalista.

Felipe admite que es una “persona solitaria”. “Me gusta mucho ir por mi cuenta y paso mucho tiempo solo. Cuando estoy con otros, pienso en mi mundo, en mis cosas. Pero hay algo que ocurre en el escenario que no sabría describir. Subo al escenario y cuando bajo no sé qué ha pasado. Es como si estuviese poseído. Luego, las imágenes de lo que acabo de hacer vienen a mi mente, y me parece un sueño. Lo siento de esa manera”.

Felipe no se siente del todo cómodo con las reglas impuestas por los festivales españoles y por la industria musical en general. Comenta que, por cantar en inglés, la banda no ha sido vista con buenos ojos.

“Al momento de aplicar a un festival de grupos emergentes, siempre prefieren elegir a una banda que canta en español en vez de a una que canta en inglés. O te preguntan si tienes más canciones en español. Tenemos que intentar insertarnos en festivales sin buscar ese tipo de apoyo que se brinda a otras bandas emergentes, ya que es cierto que en España hay bastante ayuda, pero si cantas en inglés es un poco más complicado”.

El músico se adentra más en ese contexto. “Todo el mundo intenta recomendarte que saques una canción en español. Porque no hay ninguna banda en España que haga lo que estamos haciendo nosotros. Sin embargo, nuestro punto de vista no es tanto triunfar en España. Nos gustaría tener nuestro público aquí, pero nuestra mayor intención es salir al público europeo. Nos encantaría viajar a Alemania o al Reino Unido para presentar nuestra música”, expresa.

Lulia añade que la crítica especializada en España no ha logrado descifrar a fondo la música del grupo. “La crítica que se hace aquí no es ni buena ni mala. Es una crítica que, como hacemos algo diferente, no sabe bien por dónde abordarla. Así lo veo yo”.

La banda ha acompañado su debut discográfico con una reciente actuación en un festival donde compartieron escenario con bandas como Green Day o Thirty Seconds to Mars. “También estuvo Melendi”, bromea Felipe con una risa sonora.

El underground madrileño, como la mayoría de las escenas, es un mundo diverso que requiere que te introduzcas con la vida por delante. “Hay mucho movimiento. Siempre hay algo sucediendo en Madrid. No hay descanso. Para las bandas, es un mundo muy duro y hay que decidir cuidadosamente lo que se debe hacer. Se necesita trabajar arduamente. Lo único que te mantiene en este camino es la pasión. Se trata de esforzarse al 100 por ciento”, explica Felipe.

La banda, compuesta por cinco músicos, no solo tiene los ojos puestos en el circuito europeo, sino también en América Latina. “Nos gustaría ir a Latinoamérica. Debemos encontrar un equilibrio económico para que, si logramos ir, no sea un desastre. Sé que en Cuba se escucha mucho jazz. Cuando oyes Cuba, sientes la música única que proviene de allí, lo cual es bastante singular”, indica el vocalista.

Lulia me pide que le recomiende algunas bandas del underground cubano y menciona que está al tanto de la realidad en la isla gracias a un amigo de La Habana. Revisamos YouTube y la tecladista toma nota de algunos nombres. Quizá de esa lista surja una colaboración en un futuro, sugiero, y terminamos la conversación en Malasaña con la certeza de que en el futuro de New Wave Kill todo es posible.

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