Fotos: Roberto Ramos/Facebook
Robertico Ramos Mori «enciende» las redes con cada publicación. En Twitter, en Facebook y ahora “viviendo” en Telegram, a raíz de una iniciativa que cada vez suma más voces por la causa tan significativa que defiende. Sus últimas publicaciones, sin embargo, no son para “quemar”, sino para convocar. Lo mejor de todo, lo ha logrado. Robertico se ha convertido en un activista sobresaliente.
Es posible que hayas escuchado que en varias localidades de Cuba, un grupo de personas entusiastas y comprometidas ha impreso y distribuido stickers LGBTIQ, apoyando un Código de Familia inclusivo, y esa máxima que debe entenderse más allá del eslogan de Todos los derechos para todas las personas. De cualquier forma, estamos aquí para contártelo en palabras del mismo Roberto, quien accedió a dialogar con Cuba Noticias 360 para dejar claro que cuentas claras, mantienen activismos.
¿Cómo surgió esta iniciativa, que ya se ha extendido por todo el país?
El proyecto nace como respuesta a la demanda de los participantes del grupo de discusión en Telegram @Debate11M, quienes querían contar con stickers en sus comunidades, después de una actividad de socialización que coordiné junto a las chicas de @AlienCuba el miércoles 26 de mayo en LA MARCA, un estudio-galería de arte corporal, del cual soy miembro fundador y uno de sus coordinadores culturales. Esta convocatoria inicial es a su vez una réplica de otra, originalmente impulsada por la activista Dachelys Valdés.
Dachelys organizó una acción específica en sus redes, la cual replicamos con la intención de amplificarla como parte de las actividades de las jornadas de mayo-junio. Al compartir la información en el grupo de debate de 11M en Telegram, los participantes mostraron interés y la iniciativa se articuló rápidamente, comenzando con un alcance muy puntual. En Holguín, por ejemplo, no por un motivo particular, sino porque varios de los activistas del grupo son de allí. Pepe Borrego, un diseñador que trabaja en un taller de impresión y es amigo y aliado, es de esa zona.
¿Cuál fue su estrategia? ¿Pensaron que tendrían tal acogida?
La estrategia ha ido tomándose forma sobre la marcha, pero la idea principal es replicar el modelo de acción inicial, que consiste en un evento socializador para distribuir los stickers, promover la autogestión y participación, y establecer la transparencia; así como dinamizar la relación entre el activismo y las instituciones.
Hemos procurado no quedarnos estancados en nuestra zona de confort. Nos hemos movido a otros grupos donde se discute sobre el presente y futuro de Cuba, para también incluir las demandas de las personas LGBTIQ. Se ha hecho un buen trabajo, y si ahora contamos con un número importante de aliados que ya saben distinguir entre orientación sexual e identidad de género, es gracias a esa labor educativa que hemos iniciado, recogiendo materiales de clase y saliéndonos de nuestra aula segura.
Nos hemos convertido en un espacio de información y debate. Tenemos un canal que ofrece excelente material, que es poderoso en muchos sentidos. La gente lo socializa y comparte, se autoeduca, lee… se desmonta y se deconstruye.
¿Qué alcance ha tenido esta convocatoria?
A principios de junio, habían logrado coordinarse al menos en un municipio por provincia del país, además del municipio especial Isla de la Juventud.
Hemos logrado imprimir localmente en varias regiones del país. Para nosotros es fundamental romper con la centralización habanera. Hemos generado eventos de pegatinas. Otro aspecto importante es que hay mucha más gente que desea unirse. Nuevos miembros aparecen cada día, deseosos de participar, así que nos estamos dedicando a educar también un poco, enseñándoles que participar no significa esperar instrucciones, sino ser parte, adoptar las pautas de la iniciativa y desde ahí actuar localmente, con un entendimiento global del objetivo en relación al Código de la Familia.
Básicamente, ¿quiénes participan?
Participa una diversidad de personas, de diferentes tipos, formas, colores, posturas ideológicas y creencias, pero todas con la motivación de luchar por un Código de las Familias que refleje la diversidad del siglo XXI y que reconozca legalmente cada una de nuestras familias. Hay desde quienes aportan recursos económicos, como papel y servicios de impresión, hasta quienes comparten las publicaciones en redes y reaccionan. Nada de esto es despreciable.
¿Cómo es el proceso, desde el diseño de las pegatinas hasta su impresión?
Es sencillo: coordinar en tu localidad o municipio un grupo de personas informadas sobre las acciones, la presentación del código de las familias y su correspondiente debate ciudadano para la aprobación por referéndum. Luego te pones en contacto con el grupo @Debate11M. Puedes recaudar fondos entre amigos, familiares y conocidos, y nosotros complementamos el financiamiento. Siempre entendiendo que aún estamos desde la coordinación global ocupándonos de activar localidades más complejas.
Ubicas un impresor o taller cercano, solicitando una cotización. Te enviamos el diseño de los stickers, te ayudamos a armar esa orden de trabajo, transfiriéndote ya sea la totalidad del pago o completando cualquier falta. Te animamos a que, ya sea con tus amigos, o con algún emprendimiento local o una institución gubernamental, te organices para llevar a cabo una acción con impacto en tu comunidad. Lleva un registro fotográfico de la acción-intervención y compártelo en tus redes sociales con los hashtags.
En cuanto al diseño de las pegatinas, para la primera serie de acciones comenzamos con un diseño genérico que tiene un impacto visual y simbólico muy fuerte, representando el todo de las acciones: un corazón arcoíris. Posteriormente, un grupo de diseñadores, artistas visuales e ilustradores se reunieron bajo el nombre de #LesStickersteadores, presentando una primera colección con un enfoque más específico sobre el código de las familias. Sus diseños están liberados de copyright y compartirán a través de su canal de Telegram una vez se logre el financiamiento para producir y distribuirlas en dos provincias del país.
La causa fundamental: abogar por un Código inclusivo, desde el respeto y el derecho a la diversidad ¿qué otros mensajes se desprenden de esto?
Aunque la acción está enfocada en el Código de las Familias, hay otros asuntos que también son importantes y están en el debate público y ciudadano: una Ley de Identidad de Género que reconozca a las personas trans desde su autopercepción, las problemáticas relacionadas con el racismo, y la necesidad de una Ley contra la violencia machista… Consideramos que el código no solo trata sobre matrimonio igualitario, derecho a adopción y fertilización asistida para personas LGBTIQ. También queremos que se refleje la diversidad de las familias cubanas y que este código no deje a nadie fuera.
¿Cuáles son los temas que se debaten en el grupo de Telegram 11 M?
Es un grupo abierto a todo tipo de debates. La única restricción es respecto a las identidades de las personas, y mucho menos se admiten cuestionamientos pseudocientíficos, biologicistas y fundamentalistas. El respeto y la empatía son esenciales; hay días en los que nos volvemos muy juguetones y otros en los que profundizamos en teorías.
11M tiene dos líneas principales: una de ellas se centra en especialistas sobre temas específicos que se agrupan como presentaciones 11M a Debate: días previos al debate o encuentro virtual, se comparten textos guía para que la gente los lea y genere preguntas que luego se discuten y responden en la presentación.
La otra línea se agrupa bajo el nombre «Historias que cuentan», donde se entrevistan a activistas y personas LGBTIQ para que compartan desde su perspectiva cómo perciben diferentes temas en el contexto del activismo ciudadano. Este enfoque narrativo de historias de vida es uno de mis preferidos.
¿Cuáles crees que son los desafíos que enfrenta el país en materia de derechos y diversidad sexual?
Cuba enfrenta un gran desafío, pero no se trata de Cuba como un ente abstracto, ni de su gobierno decidiendo y dictando, mientras nosotros acatamos o nos quejamos de decisiones erradas y falta de transparencia. Nos debemos una ciudadanía real, que se está construyendo después de décadas de ser una masa uniforme, cubanos sin matices.
Debemos hacer activismo genuino, mover el debate nacional sobre nuestros temas, abrir canales de trabajo donde las instituciones sean aliadas y no enemigas que nos estigmaticen por tomar iniciativas y actuar cuando es necesario.
Nuestros temas no son asunto de un mes o de una jornada en específico; son parte de nuestras vidas, reflejándose día a día en cada cola que hacemos y en cada guagua que tomamos.
El activismo no tiene horarios, no se trata de un trabajo sujeto a contenidos laborales y planes. Personalmente, soy bastante optimista porque sé que nada se transforma de la noche a la mañana, y como no soy de los que se quedan tranquilos esperando que las cosas sucedan, vislumbro un panorama alentador; más allá de si logramos o no que ese código sea aprobado como debe, me motiva ver que no hay pasividad en esperar, sino que estamos actuando. Continuaremos luchando y no nos detendremos.
Por último, ¿cuál ha sido el impacto de este proyecto?
El impacto de la iniciativa se hace evidente; desde ahí nos proyectamos para comenzar a considerar cada provincia como una unidad de coordinación y lograr colorir cada municipio. Yo creo que no nos detendremos hasta que tengamos un sticker en la libreta de una guajirita trans de un batey olvidado en Moa, y uno en cada faro extremo de la isla de #Cuba.