Cualquier persona con conocimientos sobre cultura comprende que ha sido complicado para los humoristas cubanos, especialmente durante la década de los 90, crear un trabajo que consiga hacer reír a los espectadores y, a la vez, los lleve a reflexionar sobre la realidad nacional.
El arte del humor en Cuba ha sido una de las disciplinas más maltratadas en el ámbito artístico del país, debido a la incomprensión, la falta de apoyo y la escasa tolerancia a la crítica en diversos espacios a lo largo de los años.
El humor, en sus múltiples manifestaciones, ha tenido que limitarse a temas cotidianos, y sus exponentes se han visto obligados a dejar de lado —al menos en lo oficial y en espacios públicos— la utilización profunda de la sátira política. Cuando han podido interpretarla, generalmente lo han hecho para criticar a burócratas, funcionarios de medios o aspirantes a posiciones públicas sin la más mínima preparación.
Aun así, no han dejado de abordar la realidad, fomentar debates y abrir espacios para una crítica en todos los niveles, que ha estado notablemente restringida en el ámbito artístico e intelectual de la isla debido a razones políticas.
En los últimos años, el programa «Vivir del cuento» se ha convertido en el espacio de mayor audiencia en la televisión cubana. Su actor principal, Luis Silva, junto al resto del elenco, ha sabido navegar las aguas de la censura y ha contribuido a que algunos funcionarios de la televisión y de mayor rango comprendan el significado social de las buenas prácticas del humor.
No obstante, en reiteradas ocasiones, diversas personas autoproclamadas como especialistas o intelectuales han atacado este programa, pero sin el respaldo de una obra sólida, para criticar la ironía o la sátira de este espacio hacia burócratas o funcionarios que perjudican con su mal desempeño al pueblo, la economía y la sociedad del país.
Cundo algunos pensaron que este conflicto, que había resurgido principalmente en las redes, estaba superado, una polémica comenzó a crecer a partir de la intervención del humorista Alejandro García “Virulo” en un programa de televisión, donde, aparentemente, intentó borrar una parte fundamental de la historia del humor en Cuba.
El intérprete participó en el programa «La pupila asombrada», del bloguero Iroel Sánchez, para ofrecer su propia visión sobre la trayectoria del humor cubano, algunas de sus vivencias y, de paso, omitir las contribuciones de grandes figuras como el actor Osvaldo Doimeadiós , quien respondió a las omisiones de “Virulo” en su perfil de Facebook.
“Hace algunos años, Iroel Sánchez, uno de sus guionistas, publicó en su blog personal algunas opiniones en las que se exponían criterios de Virulo menospreciando a los humoristas locales. Una amiga, excelente narradora y cultivadora de este género, le llamó la atención a Iroel al respecto. Por su parte, Virulo, no ha perdido oportunidad en entrevistas sucesivas en periódicos nacionales y publicaciones digitales de criticar lo que hacemos los demás en Cuba. Esta noche, tocó fondo. Para él, el humor se detuvo con su partida a México y ahora debemos recibirlo como el Mesías. Les recuerdo a él y a los guionistas que el rigor debe prevalecer en un programa que supuestamente se anuncia por su profundidad,” afirmó Doimeadiós.
El actor hizo un recorrido por una parte crucial del humor cubano, mencionando a las figuras que lo han representado y las experiencias acumuladas por diversas generaciones de humoristas locales en su lucha por la cultura nacional.
Como anécdota, mencionó un hecho que podría ser desconocido por muchos hasta ahora, relacionado con su reconocimiento con el Premio Nacional del Humor.
“Cuando me otorgaron el premio en 2012, el compañerito Virulo hizo sus maletas, se presentó en el ministerio de Cultura y el CNAE, y armó su escándalo, promoviendo algunas cosas en las redes en contra de mi premio. Esa es su catadura moral. Ese es el tipo impoluto que apareció bendecido en la Pupila”, afirmó.
Doimeadiós, uno de los actores cubanos más reconocidos tanto en el humor como en otras formas de creación artística, lamentó que exista un grupo con influencia en esferas políticas y culturales que esté promoviendo la división entre los cubanos.
“Las cosas no son tan fortuitas. Esta es otra vuelta de Iroel y sus acólitos, que no son anónimos. No sé qué están tramando con este programa. (…) Están lanzando a Virulo en campaña, ¿para qué? ¿Por qué quieren mover el avispero? ¿Quiénes son verdaderamente? ¿Por qué promueven la división? ¿Por qué no explotan? Son un equipo supraministerial que se alimenta con corcho, siempre flotan, con grandes oficinas, autos, tarjetas de combustible y perdón, lo identifican como periodista y, que yo sepa, estudió en la CUJAE, a menos que ahora estén dando allí cursos de periodismo exprés,” agregó.
“No saben de nada pero son analistas de todo,” continuó el actor, “y les tienen miedo en ciertos círculos, ¿por qué? ¿Serán de una secta? (…) se presentan como tanques pensantes y lo que son son tanques flotantes,” enfatizó.
“Nuestro gremio del humor paga impuestos desde 1996; quizás con ello le financiamos la vida a estos parásitos. Para concluir, con el gremio del humor no se metan porque lo que tenemos lo hemos ganado trabajando duro. Lo único que les deseo es que un día tengan que trabajar de verdad, aunque sea 8 horas,” añadió.
Las palabras de Doimeadiós fueron respaldadas por un amplio sector de humoristas y otros actores cubanos. Kike Quiñones, director del Centro Promotor del Humor, en un texto llamado «Pupila Asombrada o dilatada?», cuestionó que Virulo solo hubiera contado una parte de la historia del humor cubano, como explicó Doimeadiós, omitiendo la obra de importantes exponentes de esta área de la creación.
“Hablar de la historia del humor escénico cubano tiene, como toda historia, la limitación de ser contada desde la experiencia de quien la narra, sin considerar que esta persona puede no haber vivido una parte de los acontecimientos en cuestión. Esto puede generar otro problema, ya que los oyentes pueden creer que esa es toda la historia, mientras que en realidad están recibiendo solo una fracción del todo,» afirmó Quiñones.
Para el actor, hablar del humor sin mencionar la calidad de varias puestas en escena y otros detalles de su historia “evidencia desconocimiento por parte del entrevistado, que no vivía en Cuba en esos años, y una gran desinformación por parte de los realizadores del espacio.”
Otros humoristas como Ulises Toirac, Otto Ortiz, Jorge Fernández Era, Nelson Gudin, Marcos García, el dramaturgo Norge Espinosa, y la actriz Laura de la Uz han expresado su apoyo a Doimeadiós a través de publicaciones en redes sociales, instando a presentar la historia sin sesgos de ningún tipo y a no continuar fomentando la división entre los cubanos.