Texto: Mónica Fernández
Foto: MINCEX
Ernesto Soberón, director general de Asuntos Consulares y Cubanos Residentes en el Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), ha reabierto el debate sobre las inversiones realizadas por cubanos. Esto lo hizo en una entrevista concedida a la revista OnCuba, donde subrayó la disposición del gobierno para que los cubanos en el exterior participen en los procesos de desarrollo socioeconómico del país.
La elección de este medio no es casual. OnCuba es parte de la división de medios de la empresa estadounidense Fuego Enterprise Inc., fundada en 2012 por el empresario cubanoamericano Hugo Cancio. Esta misma empresa recibió, en julio, la autorización a través de la resolución 180/2021 del Ministerio de Comercio Exterior (MINCEX) para su inscripción en el Registro Nacional de Representaciones Comerciales Extranjeras, con el propósito de comercializar productos agroalimentarios, artesanales y bienes de consumo.
No obstante, es bastante sorprendente que el gobierno cubano establezca relaciones comerciales y otorgue entrevistas a una empresa que, el año pasado, fue incluida en una especie de “lista negra” de sitios web adversos a la Revolución, según un periodista del medio estatal CubaSi.
Sin embargo, Fuego Enterprise cuenta con diversos intereses y comunicaciones abiertas con el gobierno cubano. Entre ellos se encuentra Katapulk Marketplace LLC, conocida por ser una de las principales empresas de envío de alimentos a Cuba. En su sitio web, se ofrecen “combos” de alimentos provenientes de mercados cubanos, lo que demuestra que la empresa ya mantenía contratos con Cuba incluso antes de registrarse en el Registro Nacional de Representaciones Comerciales Extranjeras.
“El gobierno cubano ha reiterado su interés en promover la participación de los cubanos residentes en el exterior en los procesos de desarrollo socioeconómico en el país y que se están estableciendo las condiciones necesarias para que esto ocurra”, afirmó Soberón a OnCuba. Al mencionar que se ha reiterado, podemos recordar este tweet:
El tweet del ministro Rodrigo Malmierca en 2019 provocó innumerables críticas y especulaciones, dado que hasta ese momento el gobierno cubano no había abordado este tema. Déborah Rivas Saavedra, directora general de Inversión Extranjera del MINCEX, expresó en una entrevista con Cubadebate ese mismo año que: “desde la aprobación de la Ley 118 en 2014 en la Asamblea Nacional del Poder Popular, se ha difundido la posibilidad de inversiones por parte de ciudadanos cubanos residentes en el exterior bajo esta ley”.
Según la explicación brindada por Rivas, la ley define como inversionista extranjero a “la persona natural o jurídica, con domicilio y capital en el extranjero, que participa como accionista en una empresa mixta o en una empresa de capital totalmente extranjero o que figure como parte de un contrato de asociación económica internacional”. Esto implica que residir fuera de Cuba es un requisito esencial para presentar un proyecto de inversión en la isla, lo que excluye a los cubanos que han sido repatriados. Existe al menos un caso que podría ejemplificar esta situación.
En 2016, la compañía estadounidense Cleber LLC recibió la primera autorización del Departamento del Tesoro en más de 50 años para establecer una fábrica de tractores en Cuba. Todo el proyecto generó cuestionamientos: la compañía era nueva, y sus propietarios, dos ingenieros retirados de IBM, carecían de experiencia en el sector; el diseño del tractor no era adecuado para las condiciones climáticas de la isla y violaba regulaciones del Ministerio de la Agricultura. Sin embargo, el gobierno cubano mantuvo el proyecto bajo análisis durante casi dos años. A finales de 2016, coincidiendo con el período electoral y en el contexto de la Feria Internacional de La Habana, se informó a Cleber LLC que su propuesta no había sido autorizada. Más allá del uso de la idea de una fábrica estadounidense en la Zona Especial de Desarrollo Mariel como un recurso durante el deshielo hasta el final de la administración Obama, otra razón destaca en el caso de los tractores Oggun.
Saul Berenthal, uno de los propietarios de la empresa, es cubanoamericano. Durante su gestión para conseguir el apoyo del gobierno cubano, optó por la repatriación. Quizá sin darse cuenta, esta decisión lo llevó a incumplir con el requisito que la ley establece sobre mantener su domicilio en el extranjero. Según informó una fuente anónima a El Nuevo Herald en esa ocasión, “la repatriación de Berenthal colocó al gobierno cubano en una posición complicada: aceptar el proyecto, lo que implicaría quebrantar su propia prohibición sobre grandes inversiones de cubanos residentes en la isla, o rechazarlo usando un argumento indirecto. Los funcionarios optaron por la segunda opción”. Berenthal ha negado que esta haya sido la razón de la negativa, alegando que los requisitos relacionados con tecnología y seguridad de los trabajadores debían solucionarse con el Ministerio de Agricultura. Sin embargo, cinco años después, nada se ha mencionado sobre los tractores Oggun. Es evidente que la política de sanciones y cancelaciones de licencia de la administración Trump pudo haber influido en esta decisión.
Nunca sabremos qué factor desequilibró la balanza: la repatriación de Berenthal o la escasa viabilidad del proyecto. Sin embargo, establece un precedente a considerar para futuros cubanoamericanos que deseen invertir en la isla. La ley es clara: puedes hacerlo siempre y cuando no residas de forma permanente en el país.
¿Es ese un mensaje alentador para que los ciudadanos de un país inviertan en su tierra? ¿No es contradictorio que un ciudadano cubano deba invertir en su propio país a través de una ley de inversión extranjera? Quizás por ello, en la entrevista de Ernesto Soberón a OnCuba, el diplomático mencionó que “cuando se establezcan en detalle las bases legales relacionadas con las MPYMES, se abrirá un espectro de oportunidades para esos miles de cubanos en el exterior que pasan más tiempo fuera del país, pero mantienen su residencia en Cuba”.
Unos meses antes, en marzo de 2021, en una entrevista con la agencia AP, la directora de Negocios del MINCEX, Katia Alonso, mencionó que “también estamos abogando por proyectos pequeños que se adaptan mejor a los cubanos residentes en el exterior, quienes poseen pequeñas y medianas empresas”. Hasta ese momento, solo se había concretado una inversión de este tipo: un contrato de administración en el área de producción agrícola, con un cubano residente en un país distinto a Estados Unidos. No se conocen más detalles al respecto. Con la posible apertura de inversiones a través de las MPYMES, es cierto que se abren nuevas oportunidades. Sin embargo, resta por ver las condiciones externas (la constante amenaza económica representada por el embargo estadounidense) e internas (¿tendrán que depositar los fondos en cuentas que no podrán retirar en moneda convertible, como ocurre con los cuentapropistas y cooperativas que exportan?).
Surgen muchas preguntas con las nuevas regulaciones anunciadas. No obstante, está claro que el gobierno cubano se encuentra en una dualidad insostenible: una retórica de intransigencia combinada con el intento de atraer tanto capital como sea posible. En la práctica, esta combinación no proporciona un escenario confiable para que los cubanos en el exterior inviertan su dinero en proyectos que, al final del día, siempre estarán influenciados por consideraciones políticas.