Texto: Jorge Suñol
Foto: Eduardo Rowdriguez
Candela siempre ha llevado el nombre de Candela. Hace dos años, cuando solo existía como un monólogo. Es la primera vez que un proyecto de Jazz Vilá preserva su nombre desde el inicio. Y todo indica que habrá que tomárselo muy en serio, porque “viene mucho fuego”. Así lo afirma su propio director, el mismo que, meses atrás, se despedía en el Cine La Rampa tras una exitosa temporada de Farándula. Fue un gran espectáculo, lleno de risas, lágrimas y agradecimientos. Jazz siempre ha sido un hombre agradecido. Los aplausos dijeron suficiente.
Este 1ro de diciembre, la sala Adolfo LLauradó va a arder. Es el estreno de Candela. La gente ya está preguntando cómo conseguir entradas para el show. La obra se presentará durante todo diciembre, en los días y horarios habituales: viernes y sábado a las 8:30 p.m. y domingos a las 5:00 p.m. El público se prepara para lo que vendrá. Jazz nos tiene acostumbrados a una locura singular, pero es una locura con sentido; nos reímos y, en cuestión de segundos, nos llenamos de preguntas. Eso, naturalmente, atrae.
Partamos de algo: “Quien asista a Candela, por favor, lleve su móvil cargado y encendido. No se puede apreciar esta obra sin su móvil. O al menos no la disfrutará de la misma forma”, advierte el propio director.
“Esta propuesta nació con el deseo de tratar las frustraciones y los anhelos que enfrentan los artistas. Pero, evidentemente, tras una pandemia y experiencias personales muy intensas, todo eso me ha alimentado como artista y ha sido lo que ha permitido que surgiera, a partir de esa primera chispa, este gran fuego que estoy seguro será. La obra comenzó como un destello; ahora es un gran ave fénix que dará fuego al teatro cubano”, anuncia Jazz.
Cuba Noticias 360 conversa con este actor y dramaturgo cubano horas antes del estreno. Asistimos al ensayo general y tomamos algunas fotos. Lo que podemos decir es: vayan a verla, se reirán mucho. No se preocupen si hay un apagón y tienen que iluminar la sala con la linterna de su móvil. Es cuestión de solidaridad.
¿Qué arriesgas con esta obra?
“Lo que arriesgo es mi trayectoria de éxitos. Creo que eso es algo que un artista siempre asume al hacer un nuevo proyecto; cada vez que uno se embarca en algo nuevo, ya está arriesgando. Me he arriesgado tres grandes veces con Rascacielos, Eclipse y Farándula, y he encontrado cada vez más éxito. Estoy seguro de que esta vez la puesta será otra apuesta ganadora. El mayor riesgo que asumo siempre es mi alma, mi corazón y mi pasión en el teatro.”
¿Qué fue lo más difícil de concebirla?
“Precisamente ha sido la estructura. Crear una obra híbrida, que funcione tanto en un espacio teatral convencional como en un espacio alternativo, en exterior o en interior. Esto genera una dificultad no solo para mí como director y para la puesta en escena, sino también para los actores.”
“A esto se suma el hecho de que en esta obra los actores principales están siempre en escena. No hay momento de descanso aparente para ellos, y eso, por supuesto, genera una carrera de resistencia. Es un desafío considerable desde el punto de vista del montaje. Además, no hay un andamiaje amplio en cuanto a la puesta en escena, por ende, no hay mucho donde ocultarse. El 99% depende del trabajo de los actores.”
¿Quiénes son las piezas claves en Candela?
“Si hablamos de los actores, por supuesto, Yordanka Ariosa es una actriz excelente, con todos sus premios y su entrega visceral. Para mí es una diosa de ébano que tengo el privilegio de contar en este olimpo que es Candela. También destaco a Michel Pentón, un gran comediante y, sobre todo, actor, que ha hecho un trabajo que considero que es realmente el papel de su carrera. Sin duda, su personaje apela a la comedia, pero también tiene un fuerte componente dramático que lo hace desdoblarse de una forma espectacular.”
Jazz no pierde la oportunidad de agradecer a todo el equipo involucrado, desde el estilismo hasta la concepción de los personajes, los vestuarios y la reescritura de la obra, pero menciona especialmente a Juan Carlos Núñez, el director de la Sala Adolfo LLauradó, quien siempre ha apostado por sus montajes y ha convertido esa sala en casa y vitrina de sus estrenos.
“Te pronostico que Candela va a ser como esos grandes fuegos que lamentablemente afectan varias regiones de nuestro planeta. Será la obra de Jazz Vilá que más viajará. Te digo esto, dentro y fuera de Cuba. Se expandirá, como una llama infinita”, me dice con certeza, luego de contarme que el proceso de selección de los actores fue algo orgánico, pues él cree que “las obras se construyen como una torre de babel”. En esta, los espectadores están involucrados de manera activa como personajes. Pero siempre pensó en Yordanka para el papel de Perla Rosa.
“Espero que la gente se divierta, que asista y se olvide de la pesadez de la cotidianidad, pero, sobre todo, que al salir del teatro lleven un gran deseo de vivir, de intentar y seguir luchando por sus sueños, con muchas ganas de ofrecer su corazón”, añade.
Hay varios momentos cumbres en esta pieza, pero, sin duda, el repertorio musical elegido se entrelaza de forma dinámica con los conflictos de los personajes. Aunque crean que todo ha terminado, es justo lo contrario.
Para este artista, quien ha trabajado como actor en varios largometrajes tanto dentro como fuera de Cuba (Hotel Coppelia, 2021; El rey de La Habana, 2015; El Acompañante 2015; Juan de los Muertos, 2011; Fátima o el Parque de la Fraternidad, 2015), el mayor reto no es un personaje. “El verdadero desafío es la resistencia de haber decidido dedicar mi vida a una carrera en la que dependes de que alguien te ofrezca un trabajo. Lo más complicado es mantener la ecuanimidad entre un personaje y otro”. Desde la perspectiva de director, considera que es “asumir la responsabilidad de transformar una idea personal en algo colectivo y que eso deje de ser solo tuyo para convertirse en algo del público”.
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fotos: Eduardo Rowdriguez -
¿Qué no puede faltar en ninguna obra de Jazz Vilá?
“No puede faltar el entretenimiento, ese sentido de magia que debe tener una obra para que el espectador entre al teatro y se olvide de todo. El teatro es un mundo como el de Alicia. Cada espectador debe ser como Alicia, entrar en ese país de las maravillas. Tiene que existir esa noción de que lo que estoy creando no es solo para mí, sino para el público”.
¿Cuánto influye en un artista migrar hacia otro país y seguir haciendo teatro desde la realidad de Cuba?
“Hacer teatro y actuar, tanto dentro como fuera de Cuba, es una experiencia que vive cualquier actor, sea cubano, americano, asiático, africano, etc. Si hubiera gente en la Antártida, incluso ellos lo podrían experimentar al lograr que su vocación se convierta en su profesión. Los artistas son como juglares que recorren el mundo. Algunos, gracias a su talento y esfuerzo, llegan a su municipio, su condado, su provincia, su país, y a veces, a otros continentes. Yo soy uno de esos que ha tenido la suerte, fruto de mucho esfuerzo, de llevar mi arte y mis raíces cubanas a otros lugares, y no solo hacer mis personajes, sino también expresar mis ideas como director.
“La emigración te moldea, afectando tu vida de múltiples maneras. Cada país, cada momento, tiene sus particularidades, lo que influye en la creación de un artista. En ese sentido, es lo más maravilloso de nuestra carrera; no hay que verlo como algo negativo o que rompa tu vida. Al contrario, los artistas tenemos la magia de ser como El Principito, viajando entre diferentes planetas hasta darnos cuenta de que nuestra rosa, la única, es la que realmente importa.”
¿Le falta riesgo al teatro cubano?
“Creo que al teatro cubano lo que le falta es una renovación en la concepción del teatro como un fenómeno de entretenimiento y de masas. En este sentido, es fundamental replantear la promoción y distribución del teatro como parte de nuestra cultura y también como parte del entretenimiento. En consecuencia, las obras también deben modernizarse en cuanto a su forma.
“Debemos pensar en nuevas maneras de replantear el teatro; otros géneros deben ir integrándose en nuestra propuesta. Es esencial que, aunque los teatros no estén en las mejores condiciones, se creen espectáculos o se adapten las obras para otros espacios.”
“Es necesario remodelar y cambiar todo lo que debe ser transformado para que el teatro adquiera una vida y vitalidad como la que tuvo. Sería muy importante y necesario rescatar nuestro exquisito repertorio teatral, como el de Héctor Quintero, por ejemplo. Mantener viva nuestra memoria teatral es crucial y retomar a esos clásicos contemporáneos. Tenemos una rica tradición teatral y, a veces, buscamos referencias lejanas de otros continentes y otras ideologías. Entonces, no se trata de más desnudez, sino de más raíces.”
¿Sueña su teatro como una aventura?
“Yo sueño el teatro como si fuera una religión. No es solo un sueño; lo vivo, lo respiro, me alimento de él. Para mí, el teatro es esa catedral, un templo en el que juego, lloro, río y transformo ideas personales; vuelco mis valores, mis raíces, lo que pienso y lo que defiendo como ser humano. El teatro es un bálsamo para el alma, algo que cada persona debería experimentar al menos una vez en la vida, ya sea como practicante o como espectador. Es un libro de historia ‘del presente’, que te permite verte y comprender tu vida de una forma cercana; es un reflejo de lo que somos como seres humanos. Así que diría que lo sueño, lo sueño de forma infinita, lo sueño como algo inmortal.”
¿Qué le ha dejado el cine?
“El cine es mi esencia, por así decirlo, donde he desempeñado la mayoría de mis personajes en mi carrera; es un ámbito que exploro principalmente para mí. El teatro lo hago para el público, y la actuación, especialmente en el cine, la hago para mí. Conservo un profundo cariño por muchos de mis trabajos, pero Juan de los Muertos es el proyecto que más añoro. Ahora, a más de diez años de su filmación, siento que fue fundamental en mi carrera y lo llevo en el corazón de una manera muy especial.
“Por supuesto, hay otros proyectos a los que les tengo gran cariño, como Hotel Coppelia, por el que fui nominado como mejor actor principal en los premios de la Asociación de Cineastas de República Dominicana; estar nominado en esa categoría junto a actores dominicanos es un gran honor para mí. Además, la película (The Mick and the Trick), que acabo de estrenar junto a Peter Greene, representa una memoria imborrable. Es mi primera experiencia en el cine estadounidense junto a esta gran estrella a la que admiré y vi en películas desde mi infancia.”
Jazz asegura que la combinación de drama y diversión “están garantizadas”. Y nosotros lo confirmamos. Le deseamos suerte con las entradas y recuerden: “lo más importante es que nunca apaguen su móvil. Manténganlo encendido. Candela representa la esperanza. Porque cuando una película se quema, una canción se eleva”.