Texto: Raul del Pino
Foto: RL Hevia
El judo es un claro ejemplo que ilustra cómo el deporte cubano se encuentra en una situación delicada de cara a los Juegos Olímpicos. Con el cierre de los rankings clasificatorios de la Federación Internacional, solo cuatro representantes de la isla han logrado obtener boletos, un número inferior al de ediciones anteriores y por debajo de las expectativas del Inder para París 2024.
La cuarteta que representará a la isla en la Ciudad de la Luz estará encabezada por la legendaria Idalys Ortiz, quien buscará su quinta medalla olímpica, después de haber conseguido la corona en Londres 2012, platas en Río 2016 y Tokio 2020, además del bronce en Beijing 2008, compitiendo siempre en la categoría de más de 78 kilogramos.
A la experimentada artemiseña, que ha anunciado su retiro tras los Juegos a poco de cumplir 35 años, solo la acompañará la trimonarca panamericana Maylín del Toro (63 kg) entre las mujeres. Esta corta representación hace recordar aquellos años dorados en los que Cuba contaba con equipos femeninos completos bajo la dirección del gran Ronaldo Veitía, quien falleció a finales de 2022.
En la categoría masculina, solo los matanceros Andy Granda (+100 kg) e Iván Silva (90 kg) lograron obtener la puntuación necesaria para asegurar su plaza en la cita estival. En el caso del superpesado, Granda alcanzó lo más alto del podio en el Campeonato Mundial de Taskent 2022, mientras que Silva consiguió una medalla de bronce en la edición de Bakú 2018.
Aunque en menor proporción que el boxeo, el judo es otra de las disciplinas históricas de Cuba en los Juegos Olímpicos. Ambas, junto a la lucha, forman el triunvirato de los deportes de combate que han destacado en el medallero antillano. No es casualidad que en conjunto sumen 58 de las 84 medallas de oro que Cuba ha conseguido bajo los cinco aros.
De este trío, solo la lucha ha logrado clasificar a un buen número de representantes para París, con 10 atletas repartidos en sus tres modalidades. En cuanto al pugilismo, la decepción fue palpable al obtener solo cinco pasaportes, algo que no ocurría desde hace más de 60 años; mientras que el judo contará con la menor cantidad de representantes desde Montreal 1976. En ambos casos, la fuga de talentos y la falta de un adecuado recambio generacional han afectado los objetivos hacia París.
Desde la competición en la ciudad canadiense hasta Tokio 2020, al menos un judoca de la isla ha subido al podio en cada una de las citas estivales en las que Cuba ha participado (recordemos que estuvo ausente en Los Ángeles 1984 y Seúl 1988). La mejor actuación fue en Sídney 2000, donde se obtuvieron dos medallas de oro, dos de plata y una de bronce.
En total, el judo cubano ha acumulado un brillante botín de seis medallas de oro, 15 de plata y 16 de bronce, alcanzando un total de 37 preseas olímpicas, desde que el guanajayense Héctor Rodríguez conquistara el trono de los 63 kilogramos hace 48 años en Montreal.
A pesar de la escasa cantidad de clasificados, los Juegos de París podrían continuar enriqueciendo ese formidable palmarés, que sitúa a Cuba en el sexto puesto histórico, solo por detrás de las potencias Japón, Francia, Corea del Sur y China, en ese orden. Las principales esperanzas, como en Tokio, Río y Londres, recaen una vez más en la leyenda Idalys Ortiz. Esperamos que pueda añadir aún más a su legado.