Katty Fresneda: «Kalessandra no permitirá que pierda mi acento cubano».

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Fotos: Cortesía de la entrevistada

Katty Fresneda es una joven originaria de El Vedado que cuenta con 73 mil seguidores en Instagram y 125 mil en TikTok, pero estas cifras no la definen por completo. Para realmente conocer a Katty es necesario verla y escucharla, entender por qué se expresa con tanta confianza sobre sí misma y por qué siente un profundo amor por la isla en la que nació y de la que nunca quiso alejarse.

Estudió Optometría y Óptica en La Habana, tiene “30 y siempre” años y es hermana de Ketty, otra cubana que dejó su huella en MasterChef España. Que las confundieran en las calles le generó situaciones incómodas, pero su orgullo por su gemela supera cualquier malentendido. Durante la emisión del reality español, Katty recorría El Vedado para descargar los episodios y llevarlos a sus amigos y familiares. Fueron tiempos de gran felicidad.

La llegada de la Covid-19 impulsó a Katty a TikTok, donde comenzó a subir videos para canalizar sus emociones. Así, entre charlas, parodias y consejos, sus contenidos se volvieron virales.

Actualmente reside en Santo Domingo, República Dominicana, ya que decidió dejar Cuba en busca de mejores oportunidades, junto a su esposo y sus dos hijos. Desde allí, continúa activa en las redes a diario, ya que lo que comenzó como un pasatiempo se ha convertido en un compromiso.

Aunque podríamos llamarla Kalessandra, Katty sigue siendo esa cubana que no quiere perder su acento, que adora su cabello afro y que, ahora desde otra isla del Caribe, sigue causando furor en las redes a todas horas.

Para conocer a Katty, hay que seguir sus perfiles, estar al tanto de sus historias y no perderse ninguno de sus TikToks. Es necesario entender que Katty y Kalessandra son la misma persona, aunque no lo parezcan, o tal vez sí. La mejor manera de conocerla (o conocerlas) es tener una conversación cara a cara, porque lo que tienen que compartir no cabe en una simple entrevista.

Desde Cuba Noticias 360, aprovechamos esta exclusiva para profundizar en su historia a través de audios, textos y emoticonos, explorando un poco más sobre esta cubana auténtica.

¿Cómo y cuándo surge la idea de comenzar tu trabajo en redes?

Realmente no fue una idea que surgiera, ni pensé que esto pudiera considerarse un trabajo. Con el inicio de la cuarentena, me encontraba confinada en casa con toda la familia y eso me estaba volviendo loca. La situación era estresante y asustante. Entonces, apareció TikTok, comencé a hacer videos y me di cuenta que a través de ellos podía canalizar mis sentimientos, hablar, compartir y hacer audios, algunos de los cuales se volvieron virales.

Continué usando Instagram, que ya tenía desde antes pero solo con un perfil privado, y la situación se repitió: la gente empezó a seguirme. No fue algo planeado, simplemente ocurrió, y empecé a comprometerme con quienes me seguían.

¿A qué te dedicabas en Cuba antes de empezar con las redes sociales?

Fui optometrista durante cuatro años en un Policlínico en El Vedado hasta que me casé. Mi esposo es italiano, y cuando viajamos por primera vez, me pidieron muchos documentos para poder salir un mes de vacaciones. Cuando me otorgaron la liberación, decidí no trabajar más porque concluí que “no podía, no tenía necesidad de sufrir tanto por 300 pesos cubanos”. Me di cuenta de que con mi título no podía hacer mucho. Luego, me dediqué a actividades independientes y a estar en casa tranquila. No volví a trabajar para el gobierno cubano.

¿Por qué saliste de Cuba?

Salí de Cuba por la misma razón que muchos otros cubanos: la necesidad de avanzar. Realmente no planeaba irme, ya que vivía de manera cómoda, en el sentido de que no me faltaba nada.

Cuando mi esposo me sugirió que teníamos que irnos, me sentí mal, pero tampoco quería seguir viviendo mal. Especialmente por él, que siendo extranjero, sufría todo el día buscando qué comer. No tengo razón para obligarlo a pasar por eso, además de que tenemos dos hijos pequeños.

Cuando me mencionó que nos iríamos a República Dominicana, pensé “trágame tierra y escúpeme en Europa”, porque la razón por la que me casé fue para irme a Europa, no a un país caribeño. Pero el amor por la familia puede superar todo. Mirar hacia atrás era ver la escasez de pan, y mirar hacia adelante, un mundo nuevo.

He estado en República Dominicana varias veces de visita y me gusta. Sin embargo, sufrí mucho en los primeros meses, estuve deprimida al dejar atrás parte de mi familia y amistades en Cuba, pero al final uno se adapta.

¿Cómo es para ti tener a parte de los tuyos lejos?

Es algo muy duro, que a veces te vuelve una persona amarga. Experimentar un supermercado repleto de comida me duele. No hay un solo día en que no piense en mi abuela. Aunque suene tonto, es una realidad. Pienso que mi abuela tiene muchos años y me duele pensar que “nunca podrá entrar a un supermercado así, ¿por qué?”.

Todo el tiempo estoy pensando en los demás. Es una experiencia desagradable, pero no voy a convertirme en una víctima, porque sé que muchos cubanos están en la misma situación. Creo que esta experiencia nos ha vuelto un poco soberbios.

¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo?

Me di cuenta de que esto era un trabajo cuando me despertaba por la mañana y encontraba mensajes de personas pidiéndome que les contara algo, me aconsejaran, subiera una historia o preguntando por qué no estaba publicando. Sentí que mis seguidores me extrañaban. Ahí comprendí que esto era un compromiso.

Lo que más me apasiona es saber que puedo alegrar a la gente, más que el dinero. No sé si debería llamarlo trabajo, porque para mí es un compromiso con la audiencia que está atenta a mis publicaciones.

Lo que realmente me apasiona es ese compromiso y la cercanía que siento con todas esas personas que me siguen aunque estén lejos.

¿Qué intentas transmitir en tus redes?

Intento transmitir cosas que algunas personas no se atreven a decir por razones éticas, políticas o por imagen. Hay cosas que observo y, así como las veo, las expreso.

Si eres un hombre de 60 años que viaja a Cuba para casarte con una chica de 20, no puedo pensar de otra manera que te estás aprovechando de la situación política del país y de la miseria de ella. No puedo disfrazarlo.

A menudo, aunque no siempre, intento hacer notar que existen mujeres auténticas, bellas en mi caso porque así me considero, pero sobre todo reales. Hay días en que no nos sentimos bien y eso está bien. Hay otros en que no nos vemos tan bien y eso también está bien. Transmitir que todo es perfecto y lindo no beneficiará a muchas personas.

A veces salgo con el cabello desordenado, me río, estoy en varios lugares, digo “asere que bolá”, y lanzo mis malas palabras de vez en cuando, porque como cubana, tengo mi propio vocabulario y no soy perfecta. Intento transmitir que está bien no ser perfecto, simplemente eso.

¿Crees que tus mensajes podrían ayudar a las personas tanto dentro como fuera de Cuba?

Considero que lo que transmito puede ayudar a personas en todo el mundo, aunque mis mensajes a menudo se dirigen directamente a las cubanas.

Por ejemplo, hay chicas que me escriben porque atraviesan situaciones fuera de Cuba, y trato de conectar con ellas para transmitir lo que está pasando y evitar que otros cometan el mismo error. Es mi forma de ayudar. Si no puedo ofrecer dinero a todos, al menos transmito lo que me dicen, de forma anónima, para ayudar a quienes podrían estar enfrentando situaciones similares.

A las personas que están en Cuba, un poco de humor les ayuda a sobrellevar la difícil situación que enfrentan. A veces les doy recomendaciones sobre cosas que podrían ser interesantes para ellos, así como sugerencias que también les serían útiles.

Por supuesto, al estar fuera de Cuba tengo la ventaja de tener acceso a Internet en todo momento y puedo compartir lo que quiera. Sin embargo, siempre enfrentamos el problema de ser cubanos, y aunque estemos fuera de la isla, no podemos expresarnos demasiado porque todos sabemos las repercusiones. Pero creo que puedo ser los ojos fuera de Cuba para muchas personas. Me siento útil.

Si tuvieras que cambiar algo de Cuba y de ti, ¿Qué sería?

No cambiaría las palmas, el paisaje, las playas, el clima, la belleza de su gente ni la ternura de una abuela cubana. Eso nunca lo haría, porque el cubano es Cuba y Cuba eres tú. Cambiaría lo que todos los cubanos quisiéramos cambiar: no tener que irnos por necesidad.

Cambiar algo de mí es complicado, porque ser cubana es ser perfecta.

En cuanto a Kalessandra, cambiar algo de mí es difícil, ya que tengo una personalidad tan maravillosa que no puedo pensar en qué cambiar. Es que realmente me encanta mí misma.

Adoro mi personalidad “parqueadora” y suculenta. No tengo problema en mandar a la gente a la “miércoles”. Sin embargo, soy demasiado empática, y eso a veces me perjudica, porque asumo como propios los problemas que no son míos, y como el resto no es tan empático, sufro porque espero recibir el mismo trato que ofrezco.

Así que, si tuviera que cambiar algo de mí, además de los 10 kg de más, sería un poco menos de empatía, un “chin” como se dice aquí.

¿En qué piensas cuando vas a decir algo en Internet?

Pensando como Katty Fresneda, realmente no pienso en nada. Siento que un personaje, Kalessandra, se apodera de mí. A veces ella se manifiesta y hace stories que luego veo y me pregunto: “¿pero qué estás diciendo? ¿De dónde sacas esa energía?”

A veces soy mi propia fan y veo mis historias porque me hacen sentir bien. Es como si fueran dos personas distintas. Así que no puedo decirte en qué pienso, porque no sé en qué está pensando ella. Solo sé que Kalessandra me ha hecho mucho bien.

¿Qué tienen en común Katty y Kalessandra?

Comparten la misma cuenta de Instagram, ambas son alegres, aunque a veces no lo soy tanto como ella. Kalessandra logra decirlo todo sin reservas, yo no, soy un poco más tímida de lo que la gente cree. Ella no tiene reparos; dice las cosas como son, mientras que yo pienso un poco más antes de hablar. Kalessandra representa cómo sería yo con mis mejores amigas.

No estoy segura de cuánto tenemos en común. Creo que compartimos el mismo hombre y los mismos hijos. Somos como dos hermanas gemelas con muchas diferencias.

¿De dónde surge Kalessandra? ¿Cómo es ella?

Kalessandra nació durante la cuarentena. Es un personaje que creo que ya existía, solo que no tenía un espacio donde expresarse. Siempre estuvo, aunque oculta. Incluso mis mejores amigas la conocían antes de que llegara a las redes sociales.

En la vida real, soy muy seria. Cuando estoy con personas que no conozco, me comporto así, tengo dificultades para relacionarme con gente nueva, soy muy tímida, aunque no lo parezca. Kalessandra es tan audaz que me brinda la oportunidad de expresar cualquier cosa, aunque después me arrepienta. Pero no pido disculpas, porque lo dijo ella, no yo.

Así es como Kalessandra salió a la luz en TikTok, desafiando las dificultades y extrañando Cuba. Es atrevida, no le importa nada, no tiene sentimientos, no le interesan los hombres, es arrogante, irreverente, empática, divertida, pero también tiene un lado dulce y de vez en cuando un toque romántico.

Kalessandra es la representación de lo que traje de Cuba, es esa cubana que no quiso abandonar su patria, que no quiere perder su acento, que expresa todas las malas palabras que desea porque se siente cubana y no le preocupa si a alguien no le gusta.

Me molesta que me llamen Katty, porque yo soy Kalessandra. A menudo soy ella todo el tiempo. Kalessandra es lo que asegura que no pierda mi acento cubano. Es, en esencia, mi identidad.

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