La Casa Blanca y sus mensajes inconsistentes acerca de Cuba.

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Texto: Mónica Fernández

La Casa Blanca y el presidente estadounidense Joe Biden parecen estar en un dilema sobre cuál debería ser la mejor estrategia con respecto a Cuba. Mientras deliberan, emiten declaraciones que pueden resultar contradictorias o, al menos, confusas. De hecho, en un giro inesperado, la Isla ha pasado a ser una “prioridad máxima” para Estados Unidos, como lo afirmó una fuente de la Casa Blanca a la agencia Reuters. Sin embargo, esto ocurre en un contexto donde toda la política hacia el país está bajo revisión y probablemente en una etapa inicial.

El 16 de julio, Biden declaró abiertamente que no estaba considerando flexibilizar la política de Estados Unidos sobre el envío de remesas a Cuba. Solo cuatro días después, El Nuevo Herald citó a un funcionario de la Casa Blanca indicando que “la administración formará un Grupo de Trabajo de Remesas para identificar la forma más eficiente de asegurarse de que las remesas lleguen directamente al pueblo cubano”, mientras que AP detalló el propósito de dicho grupo: “garantizar que el dinero que los cubano-estadounidenses envían a Cuba llegue directamente a las manos de sus familiares sin que el régimen se lleve una parte”. Sin embargo, Reuters aclaró que su fuente subrayó que, en cualquier caso, este mecanismo llevará tiempo, y no se anticipa una flexibilización a corto plazo. Además, CiberCuba asegura que la primera reunión de este grupo de trabajo se llevará a cabo la próxima semana.

Esta noticia no ha sido bien recibida por los políticos cubanoamericanos. El congresista Mario Díaz Balart lo expresó claramente al decir: “Es inconcebible que, en este momento en que el pueblo cubano está siendo masacrado, Biden convoque un grupo de trabajo de remesas para debilitar las sanciones, tal como solicitó la dictadura. La mayoría del pueblo cubano, especialmente los afrocubanos, no tienen acceso a las remesas”. Mientras tanto, el conteo de detenidos sigue aumentando y el gobierno de Estados Unidos ha evitado referirse a este tema más allá de algunos tweets genéricos sobre derechos humanos y libertad.

Otra noticia importante es que el Departamento de Estado está evaluando la viabilidad de aumentar el personal de la Embajada de Estados Unidos en La Habana. ¿Qué relación tiene la protesta cubana con la cantidad de personal en la embajada?, se pregunta cualquiera que haya seguido el asunto en los últimos cuatro años. ¿Se ha avanzado en la investigación sobre el llamado Síndrome de La Habana, que justificó la reducción de diplomáticos en el país? ¿Se sabe qué ocurrió con los funcionarios que enfermaron? ¿Existen garantías de que esto no vuelva a suceder? CBS destaca que “la Casa Blanca espera que un aumento del personal facilite la participación de la sociedad civil tras una de las protestas antigubernamentales más grandes en la isla en tiempos recientes”. Es decir, ¿se puede incrementar el personal por razones políticas, pero no para implementar el Programa Cubano de Reunificación Familiar? ¿O para procesar visados regulares, reclamaciones familiares, viajes de estudio, eventos…?

Sin embargo, todo resulta más claro si entendemos quién podría estar detrás de esta propuesta: el Senador Robert (Bob) Menéndez, quien manifestó a través de un comunicado que “…trabajaré en estrecha colaboración con el Departamento de Estado en la revisión de los niveles de personal en la Embajada de Estados Unidos en Cuba para asegurarnos de que priorizamos la salud y la seguridad de nuestro cuerpo diplomático”. Es relevante destacar que, durante una audiencia en 2018, el Senador Menéndez declaró que las acciones tomadas por el Departamento de Estado (incluida la reducción de personal) eran insuficientes e inaceptables. ¿Por qué se siente satisfecho el Senador casi tres años después, cuando la investigación sobre el Síndrome de La Habana solo ha reportado nuevos casos (los más recientes en Austria), y aún no se ha esclarecido su causa?

Por lo tanto, no es sorprendente que, en cierta medida, el anuncio de ambas medidas haya sido recibido con frialdad, escepticismo e incluso descontento por parte de cubanos tanto dentro como fuera de la Isla.

La Casa Blanca informó que el asesor Cedric Richmond y el director para el hemisferio occidental del Consejo de Seguridad Nacional, Juan González, se reunieron el lunes con líderes cubano-estadounidenses a través de Zoom. El periodista Mario Pentón preguntó a González quiénes participaron en dicha conversación, pero no obtuvo una respuesta clara.

El asesor de seguridad nacional @Cartajuanero no quiso decirme con quién estaban hablando en Miami. Mintió al asegurar que habían consultado a los congresistas, según me reafirmaron ellos. Luego llega la lista de las personas con las que conversaron: todos pro engagement pic.twitter.com/7dilbF7WGI

— Mario J. Pentón (@MarioJPenton) July 20, 2021

Jim DeFede, reportero de CBS, tuiteó los nombres de algunos de los participantes: Gloria y Emilio Estefan; el actor Andy García; el exembajador de EE.UU. ante la OEA, Luis Lauredo; el presidente y director ejecutivo del Grupo de Estudio sobre Cuba, Carlos Saladrigas y Ricardo Herrero, respectivamente; el empresario Carlos de la Cruz; la cineasta Carmen Peláez; el presidente del Partido Demócrata de Florida, Manny Díaz; el excongresista Joe García; el emprendedor y CEO de eMerge Americas, Felice Gorodo; la abogada Marianna Freyre; el historiador y organizador comunitario Marley Pulido; el padre Fernando Heria; el editor del medio 23yFlagler, Guennady Rodríguez; el ex presidente del Miami Dade College, Eduardo Padrón; el empresario Mike Fernández; la cofundadora del Miami Freedom Project, Ana Sofía Peláez; y la escritora y profesora María Carla Chicuen.

The White House just released a «readout» on a «listening session» with Cuban American leaders. The WH did not identify who was part of the ZOOM meeting but @CBSMiami has learned the names include Gloria and Emilio Estefan, Andy Garcia, Luis Lauredo, and Carlos Saladrigas. 1/x pic.twitter.com/weJrIEBfhO

— Jim DeFede (@DeFede) July 20, 2021

Es interesante la elección de los invitados: todos son ampliamente reconocidos en sus respectivas áreas, pero no necesariamente tienen el conocimiento del entramado institucional y gubernamental cubano o su legislación como para proponer medidas específicas ante la crisis en la Isla. El resumen publicado por la Casa Blanca señala que ofrecieron recomendaciones sobre cómo el gobierno de los Estados Unidos puede ayudar y “compartieron lo que han hecho durante la última semana para ayudar a elevar las voces de los manifestantes en Cuba”. 24 horas después, al menos uno de los participantes ha hecho pública su participación en el evento.

Uno de los medios que ha resumido de manera más acertada la postura estadounidense ante la crisis cubana es The Hill, que ha afirmado: “la falta de acciones concretas por parte de la administración refleja una ausencia de opciones debido a la amplia gama de sanciones políticas y económicas ya impuestas al régimen cubano, con escaso efecto”. Esta parece ser la situación: una constante improvisación derivada de la desconexión con la realidad cubana y sus actores.

El Senador Marco Rubio, quien en ocasiones anteriores ha demostrado poca sensibilidad ante las problemáticas que enfrenta el pueblo cubano, en esta ocasión parece entender mejor el tono del momento.

President Biden listen to the people inside of #Cuba not the pro-regime people in your administration

The Cubans who were marching in the streets were not asking for remittances, they were asking for freedom. #CubaLibre https://t.co/wGSqqXIMVw

— Marco Rubio (@marcorubio) July 20, 2021

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