La creencia de los cubanos en el asombroso San Lázaro.

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Fotos: Roy Leyra/CN360

Texto: Karla Castillo

A medida que se acerca el 17 de diciembre, la ciudad comienza a embellecerse con toques de morado. Ha llegado el momento, ¡es hoy! Celebramos el día de uno de los santos más venerados entre los cubanos, justo después de la Virgen de la Caridad: San Lázaro.

El 17 de diciembre se manifiesta el fervor por esta devoción, que se expresa en promesas, peregrinaciones y oraciones, además de esperanzas… Sin embargo, desde días previos, devotos empiezan a llegar al santuario del milagroso San Lázaro, conocido en Cuba como el del Rincón.

Peregrinación al Rincón

Foto: Roy Leyra/CN360

En la víspera, cientos de personas caminan descalzas hacia el santuario, llevando velas, ramos de flores, vestimenta morada y hecha con saco, algunos se arrastran, y otros avanzan ayudándose de sus rodillas, todo depende de la promesa hecha.

La noche se convierte en testigo de una multitud de devotos, creyentes en San Lázaro y en la deidad orisha Bablú Ayé, con la que se le asocia, ejemplificando el sincretismo mágico de Cuba.

Surge la pregunta: ¿qué motiva a miles de cubanos a visitar este templo año tras año? ¿Es la fe en sus milagros? ¿Es resultado de la desesperanza, el anhelo, o la creencia de que solo la intervención del santo puede mejorar sus vidas?

En este 2021, el panorama socioeconómico del país ha cambiado respecto a diciembre de 2020. Un año atrás, la situación epidemiológica causada por la COVID-19 significó una menor afluencia de peregrinos. Aquellos que recorrían el camino rogaban en el santuario principalmente por salud y el fin de la pandemia, además de otros deseos personales.

Hoy, con la Tarea Ordenamiento en marcha, una crisis económica creciente, escasez de alimentos y productos básicos, y una reducción en los casos de COVID-19, aunque el anhelo de bienestar persiste, el cubano sueña y suplica con más fervor por la mejora de la situación en el país.

Peregrinos camino al Rincón

Foto: Roy Leyra/CN360

Visitar el Rincón tanto en 2020 como en 2021 nos ha permitido observar, en mayor o menor medida, que la devoción por San Lázaro y sus milagros permanece viva. El año pasado, con pocos kioscos y escasas ofertas de alimentos y bebidas, el camino de aproximadamente cuatro kilómetros se recorría de manera austera.

Esta vez, la oferta gastronómica ha mejorado y, con los precios del Ordenamiento, los visitantes pueden disfrutar de refrescos, varias chucherías y comidas, como el muy deseado pan con lechón.

La peregrinación, para algunos, se traduce en celebración. Esto es más evidente en las calles cercanas al santuario, donde bocinas con música y jolgorio acompañan el recorrido año tras año. El cubano, además de su fe, mantiene vivo ese espíritu festivo que lo caracteriza.

Hoy, a San Lázaro llegan miles de oraciones y velas encendidas, tanto en el Rincón como en numerosos hogares de la Isla. Nunca antes había sido tan cierto que en Cuba se tiene mucha fe, además de la conciencia de lo sagrado.

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