“Patria y Vida No, Patria o Muerte, Venceremos” exclamó Julio César la Cruz sobre el ring tras obtener el veredicto dividido de los jueces en su combate contra el cubano naturalizado español Emmanuel Reyes, durante los cuartos de finales del torneo olímpico de boxeo en Tokio.
El grito del campeón olímpico de Río de Janeiro 2016 fue dirigido hacia un grupo de miembros de la delegación cubana situados en lo alto de la tribuna del auditorio japonés.
La sorprendente reacción del camagüeyano, que no tiene precedentes en boxeadores cubanos en eventos internacionales, refleja la tensión que rodeó ese combate de los 91 kg.
El veredicto 4-1 del combate reflejó lo nivelado de las acciones, y el resultado fue calificado de “robo” por la prensa española, que había generado gran expectación en la posibilidad de que Reyes lograra vencer al cuatro veces campeón mundial.
El hispano-cubano había ganado por nocaut en el segundo asalto al kazajo Vassily Levit, subcampeón olímpico y dos veces bronce mundial, en su anterior presentación, lo que incrementó su euforia. “Vamos a arrancar cabezas”, declaró a una radioemisora española.
Simultáneamente, en sus declaraciones a la prensa, Reyes manifestaba su apoyo a las protestas masivas del 11 de julio realizadas a lo largo de su país natal.
Por su parte, La Cruz, al llegar a Tokio, compartió su opinión “sobre quienes, aupados, pagados y dirigidos por una potencia extranjera, intentan socavar la tranquilidad y la paz de su pueblo”, según lo publicado por Granma.
Las posturas de ambos boxeadores anticipaban el ambiente extradeportivo que envolvió esta pelea.
“Felicidades a él, yo me siento ganador. Hice una buena pelea, han llevado esto al plano político. Los jueces lo conocen más a él que a mí, miren cómo estoy, sin un rasguño. Nada, nos vemos en París 2024 y olvídense de esto”, dijo Reyes a la prensa ibérica al descender del ring.
En Cuba, Julio César la Cruz había logrado cuatro victorias sobre Reyes, quien formó parte de la preselección nacional.
Reyes salió de la isla en 2016 rumbo a Rusia, con la intención de llegar a La Coruña, España, donde residen familiares, incluido su padre. Sin embargo, tardó varios meses en llegar, tras un complicado periplo por Rusia, Bielorrusia, Alemania y Austria, donde tuvo que ocultarse, enfrentarse a arrestos como indocumentado y vivir en un centro de refugiados.
La Cruz se medirá a su próximo rival, el brasileño Abner Teixeira, y todo apunta a que estará en la final, algo que no logró en su última gran competencia, el Mundial de Ekaterimburgo, en su nueva categoría de los cruceros.