La existencia o inexistencia de las Casitas Infantiles: un análisis del proyecto desde 1993 hasta 2021 ¿una iniciativa en el olvido?

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Foto: Roy Leyra

Para la creación de las denominadas Casitas Infantiles, ya se cuenta con la Resolución 58/2021 del Ministerio de Educación, que fue publicada recientemente en la Gaceta Oficial de la República. En este documento se establecen las regulaciones para su apertura y funcionamiento. Sin embargo, desde 1993 se habla en el país de esta iniciativa que favorece especialmente a las madres trabajadoras, aunque no ha recibido la atención necesaria por parte de muchas instituciones.

Primero, ¿qué son las Casitas Infantiles? Según lo publicado en la Gaceta Oficial No. 62 Ordinaria del 3 de junio de 2021, son una modalidad de atención educativa institucional para la primera infancia. En estas se brindan servicios a los niños hijos de madres, padres o tutores, en entidades que, dadas sus condiciones económicas y materiales, puedan destinar fondos para su apertura, mantenimiento y asegurar su sostenibilidad.

La diferenciación principal de estas casitas con otros centros es que proporcionan atención educativa a niños de familias con situaciones sociales complejas, a propuesta de la Dirección Municipal de Trabajo. Pueden establecerse en empresas, unidades presupuestadas, cooperativas agropecuarias y no agropecuarias, empresas mixtas, y organizaciones políticas, sociales o de masas.

Antes de solicitar su apertura, las diferentes entidades deben llevar a cabo un diagnóstico económico-financiero para analizar las reservas presupuestarias existentes y evaluar si los ingresos cubrirán los gastos, garantizando así la sostenibilidad del servicio. La norma también establece que las unidades presupuestadas y organizaciones políticas, sociales o de masas deben asegurarse de que no se generen gastos excesivos para el Presupuesto del Estado.

La disposición del local, el mobiliario y los recursos materiales son responsabilidad de la institución donde se establecerá la Casita, y todo debe asegurarse de que no existan diferencias significativas con lo que se aplica a los círculos infantiles. Los materiales de estudio serán garantizados por el Ministerio de Educación.

Los encargados de la atención de los pequeños serán educadoras y auxiliares pedagógicas graduadas en la especialidad de Primera Infancia, que se integrarán a la plantilla de la entidad.

¿Qué edades podrán acceder los niños y sus familias a esta variante? Estará destinada a niños a partir de un año, que caminen de forma independiente, y hasta los cinco años, organizándose de acuerdo con la cantidad, la edad de los pequeños y las características del local. Se considerarán grupos de 2 a 5 años y se organizarán por ciclos de 2do.-3er. y 4to.-5to. años de vida. Luego, tendrán derecho al seminternado en el grado preescolar, en círculo infantil o en escuela primaria, según las capacidades disponibles.

Por otro lado, las meriendas y almuerzos podrán ofrecerse mediante un menú sano del centro laboral, que cumpla con los requerimientos nutricionales según la edad, garantizando las condiciones higiénico-sanitarias. Alternativamente, los padres podrán optar por proporcionar alimentos desde el hogar y calentarlos en el horario establecido.

Además, el cobro del servicio en estas Casitas será el mismo que se aplica en los círculos infantiles, de acuerdo a lo establecido por el Ministerio de Finanzas y Precios. En los casos donde no se ofrezca el servicio de alimentación, la tarifa deberá ajustarse al 50 % de lo estipulado, considerando que la entidad incurre en gastos fijos.

¿Una idea de hoy?

Las Casitas Infantiles son un proyecto que surgió en 1993 en cooperativas agrícolas y otros lugares donde los círculos infantiles no eran una opción cercana. Sin embargo, según indica el periódico estatal Juventud Rebelde, esta iniciativa perdió apoyo entre los responsables del sistema empresarial e institucional del país. Retomar el proyecto significaría un respaldo a las familias trabajadoras, especialmente a las madres solteras que deben asegurar el cuidado de sus hijos y mantener sus empleos como opción para sustentar el hogar.

En un artículo publicado el 2 de mayo, el medio citaba a Odalis Escoda Rivero, directora del taller de confecciones Luz Palomares García, ubicado en el poblado de Cascorro, del municipio de Guáimaro, a unos 60 kilómetros de Camagüey. Para los 59 trabajadores de la institución, de los cuales solo ocho son hombres, tener una Casita Infantil sería un gran alivio, ya que resolvería un problema que a menudo limita su rendimiento laboral, al necesitar un lugar adecuado donde cuidar y educar a sus hijos.

De acuerdo con Juventud Rebelde, a principios de los años 2000 se alcanzó la mayor cifra de Casitas en el país, con 38 en total, mientras que hoy solo quedan 16, con una matrícula de 453 niños que se distribuyen entre Pinar del Río, La Habana, Mayabeque, Villa Clara, Cienfuegos, Las Tunas, Holguín y Granma.

En marzo pasado, este tema fue nuevamente evaluado en el Consejo de Ministros, donde se decidió ampliar el número de casitas infantiles, un movimiento que resultó en la medida de la Resolución 58/2021.

La Resolución busca respaldar a estas familias y potenciar su capacidad productiva, especialmente en medio de la crisis que enfrenta el país. No obstante, debe asumirse con responsabilidad y con una sensibilidad adecuada.

Es fundamental comprender lo que significa para una madre trabajadora no contar con esta opción, siendo consciente de que la capacidad de los círculos infantiles no satisface la demanda actual. En caso de que se establezca la Casita, se debe priorizar el bienestar de los pequeños, así como su correcta educación y atención.

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