Foto: RL Hevia
Texto: Raúl del Pino
El título de este artículo puede parecer exagerado, y esa es precisamente la intención, ya que podría considerarse el punto más destacado de la conferencia de prensa que ofreció Juan Reinaldo Pérez Pardo, presidente de la Federación Cubana de Béisbol, el día anterior.
“Aquellos atletas que no deseen participar en la Liga u otro torneo nacional, será una consideración a tener en cuenta para la integración del equipo nacional”, así resumió el periodista Carlos Hernández Luján en su perfil de Facebook lo que expresó el presidente del organismo rector del béisbol en Cuba en el salón Adolfo Luque, del estadio Latinoamericano.
Las palabras del también Comisionado Nacional pueden interpretarse como una advertencia clara hacia los jugadores que decidieron no participar en la segunda versión de la Liga Élite, que este martes está cumpliendo su primera semana de calendario.
Desde luego, algunos podrían argumentar que tiene razón, ya que ese ha sido uno de los problemas que han afectado la competición desde antes de su inicio. Sin embargo, establecer un ultimátum para formar parte de la selección nacional parece ir demasiado lejos.
En este contexto, valdría la pena plantear varias preguntas. ¿Cuántos de los jugadores que destacaron en la primera edición fueron convocados a los diferentes equipos Cuba formados este año? ¿Por qué no participan en la LEBC aquellos atletas que finalizaron su contrato en otras ligas y podrían elevar la calidad con su presencia?
Y si miramos más allá de lo meramente deportivo, también podríamos cuestionar si el salario de los participantes se ajusta a las exigencias y expectativas de este certamen, que está llamado a convertirse en el evento más importante del pasatiempo nacional.
Lo cierto es que actualmente muchos peloteros, en especial los más veteranos, prefieren permanecer en sus provincias de origen que unirse como refuerzo a otro equipo donde las condiciones no siempre son óptimas, y sabiendo que al final no recibirán ninguna recompensa adicional, ni económica ni deportiva, aunque tengan un buen desempeño.
Aunque este tema acaparó la mayor parte de los titulares tras la conferencia de prensa, en la que también participó Carlos Martín, director de la LEBC y de la Serie Nacional, se trataron otros temas de interés, como el premio para el equipo que se corone campeón.
En este sentido, se anunció que el campeón estará invitado a la Copa Antillana, que se celebrará en febrero en Puerto Rico, de acuerdo con lo que se mencionó en el encuentro. Sin embargo, queda por ver si los problemas políticos o de visado no afectarán este viaje prometido al final.
Lo que sí se descartó por completo fue la participación de Cuba en la Serie del Caribe 2024, que se llevará a cabo en Miami, debido a que no se recibió una invitación de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe, la entidad organizadora del evento.
En cuanto a la Liga Élite, una de las cuestiones que más debate ha suscitado en la primera semana es la total ausencia de público en algunos estadios, como el Guillermón Moncada de Santiago de Cuba, en contraste con los llenos reportados en el José Antonio Huelga de Sancti Spíritus.
A pesar de que los tiempos han cambiado, siempre resulta triste ver un estadio de béisbol vacío en Cuba, especialmente cuando se enfrenta el clásico de la pelota cubana entre Santiago e Industriales. Al final, la verdadera atmósfera de un evento deportivo, más allá de su calidad, la aportan los aficionados. Esa es la verdadera asignatura pendiente para los organizadores de la LEBC.