Fotos: Roy Leyra | CN360
Como ocurre cada año, se ha anunciado la nueva edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana (FILH) con gran expectativa, especialmente en relación a su propósito de promover y difundir la lectura y el conocimiento para todas las edades, complementado con otras ofertas recreativas.
No obstante, a pocas jornadas de la apertura al público de la XXI edición de la FILH 2023, que tiene como sede principal la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, la realidad de nuestro complejo contexto económico-social ya ha superado, una vez más, las expectativas previas. Basta con entrar al recinto para que empiece a manifestarse uno de los fenómenos que ha marcado profundamente la vida del cubano en tiempos recientes: los altos precios… la inflación.
En lo que respecta a los libros –el motivo principal de este evento–, aunque es cierto que la mayoría de las editoriales cubanas que participan ofrecen sus ejemplares a precios bastante asequibles (podría afirmarse que bajos en comparación con la actual situación), en muchas ocasiones se alejan de las demandas temáticas del público objetivo tradicional.
Un ejemplo de esto es la repetición de los mismos libros que se ofrecieron el año anterior; la falta de grandes clásicos, así como de títulos y autores representativos de la literatura regional y universal que suelen atraer a la gente; la escasez, por ejemplo, de obras de escritores aclamados por el público nacional como Leonardo Padura, que rara vez es respaldado por una editorial cubana; o propuestas más específicas como la obra de José Martí, las ciencias sociales o temas militares.
Por otro lado, las editoriales extranjeras sí presentan una variedad de ofertas que van desde títulos y autores reconocidos en la literatura hasta productos de entretenimiento, didácticos y souvenirs; sin embargo, los precios más “económicos” comienzan a partir de 600 u 800 pesos cubanos y pueden alcanzar hasta aproximadamente 4,000, lo cual puede equivaler al salario mensual de un cubano común.
Lo mismo ocurre con las ofertas para los más pequeños. Las editoriales nacionales proponen la venta de libros de cuentos, folletos para colorear y material escolar a buenos precios; sin embargo, los ejemplares coloridos, didácticos y de mejor diseño, junto a juguetes e instrumentos escolares más funcionales y atractivos que ofrecen los stands extranjeros, se convierten en un sueño inalcanzable para aquellos niños y adolescentes cuyos padres no cuentan con solvencia económica.
Por lo tanto, ¿realmente es una Feria para todos o al menos para la mayoría? ¿Es económico leer en Cuba? A primera vista, observando los precios de algunas editoriales, especialmente las cubanas, podría pensarse que sí; sin embargo, al profundizar, es innegable que, salvo algunas excepciones, la literatura que busca la mayoría del público, así como las opciones más atractivas y mejor diseñadas, siguen estando a precios elevados, ahora incluso más altos e inalcanzables para muchos.
A esto se suman las diversas ofertas gastronómicas, que también están marcadas por la inflación reflejada en cada vaso de helado o jugo, en las latas de refresco, o peor aún en una cajita de comida con pollo o carne de cerdo.
Nuevamente estamos ante una Feria del Libro que, a pesar de las buenas intenciones, está diseñada para el disfrute amplio de quienes tienen solvencia económica, y es muy limitada para aquellos que asisten haciendo un esfuerzo con su salario mensual estatal, a pesar de ser considerado el evento más importante del sector editorial cubano.
La FILH 2023, que en esta ocasión tiene a Colombia como país invitado de honor, se llevará a cabo hasta el 19 de febrero en las sedes habituales del Parque Histórico Militar San Carlos de la Cabaña y el Centro Histórico de La Habana, para luego extenderse a otras provincias del país.
Esta XXI edición rinde homenaje a los centenarios de Fina García Marruz y Antonio Núñez Jiménez, así como a los autores Araceli García Carranza y Julio Travieso Serrano, y al país invitado de honor.
Bajo la temática principal de La lectura inclusiva, se aborda el impacto cultural de nuevos formatos para la lectura que representan, en la actualidad, una revolución editorial, comparable únicamente a la invención de la imprenta.