Foto: Jorge Luis Baños | CN360
Texto: Hugo León
A diferencia de Las Vegas, lo que ocurre en La Habana no permanece en La Habana. Lo que sucede en esta provincia cubana, la más poblada y significativa en términos económicos, impacta a toda la isla, incluyendo, por supuesto, los resultados de las elecciones más importantes que tienen lugar cada cinco años: las del Parlamento.
En esta ocasión, La Habana fue la provincia con la mayor cantidad de abstenciones en las urnas, de acuerdo con los datos oficiales del Consejo Electoral Nacional (CEN). En la capital, apenas el 65,81 por ciento del padrón electoral acudió a votar, lo que representa la cifra más elevada del país.
El número de personas convocadas a votar en la capital superó al de todas las demás provincias, e incluso a la suma de varias de ellas. La cifra de ciudadanos llamados a las urnas en La Habana, un millón 542 mil 197, representa cerca del 20 por ciento del padrón electoral total de Cuba, que incluye todas las provincias y el municipio especial Isla de la Juventud.
En general, al observar la cantidad de votantes por provincia, se puede notar que solo Ciego de Ávila superó el 85 por ciento de asistencia. En 13 provincias y en la Isla de la Juventud, la asistencia fue de entre el 71 y el 84 por ciento, con La Habana registrando la cifra más baja.
La capital estuvo 10 puntos porcentuales por debajo del promedio de asistencia a las votaciones informado por el CEN.
A las autoridades del Partido Comunista de Cuba (PCC), el único partido permitido en la Mayor de las Antillas, les corresponderá decidir si se realizarán debates políticos o si se tomarán medidas respecto a la estructura de mando en la capital, dado este contexto. Mientras tanto, lo innegable, respaldado por los números, es que cada vez menos habaneros se preocupan por las elecciones y sus resultados.
Al momento de redactar este artículo no se contaba con datos sobre la cantidad de boletas en blanco o anuladas en la capital, por lo que no es posible especular sobre esos números. Sin embargo, no sería sorprendente encontrar que La Habana haya registrado un mayor porcentaje de boletas de este tipo que en otras provincias.
¿Indican estos números que en la capital hubo menos promoción de las elecciones? ¿Por qué, a pesar de que la capital ha sido menos afectada por apagones o desabastecimiento, asistieron menos personas a las urnas?
Preguntas como estas pueden surgir en la mente de lectores e internautas, pero sin un estudio en profundidad o encuestas sería complicado abordar las razones de manera objetiva.
Sin embargo, este tipo de cuestionamientos asume que la decisión de ir a votar depende únicamente de la calidad de vida en las provincias, lo que simplifica el debate a su esencia más básica.
Lo cierto es que, una vez más, de acuerdo con el CEN, todos los diputados al Parlamento fueron confirmados, concluyendo así el proceso electoral de sus 470 miembros.
El resultado no podía ser diferente, ya que se trata de una candidatura cerrada, donde el número de candidatos es igual al de las plazas en la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), es decir, el Parlamento.
Pero los datos que presenta La Habana en esta ocasión, así como los datos generales, muestran que la aceptación de este sistema electoral no atraviesa su mejor momento: en las cinco votaciones que han tenido lugar desde 2003, la única estadística que tiende a ascender es la de la abstención.
Entre 1976 y 2003, incluso durante los difíciles años del período especial, la cantidad de votantes se mantuvo por encima del 97 por ciento. Sin embargo, desde 2003, el nivel de votantes ha disminuido, no solo en el padrón electoral total, sino también en la cantidad de personas que realmente acuden a las urnas.
Generalmente, los voceros estatales afirman que, dada la naturaleza de las elecciones en Cuba, cada una de ellas constituye un referendo sobre el modo de gobierno en la isla que pone de manifiesto la unidad en torno al proceso revolucionario, y las autoridades cubanas señalan que el “voto por todos” ratifica el socialismo. Sin embargo, al menos por esta vez, esas afirmaciones parecen haber resonado más distante para La Habana, a juzgar por los propios números del CEN.
Si, como señalan los expertos en el tema, las elecciones parlamentarias siguen siendo una oportunidad para que la máxima dirección del país reciba retroalimentación y evalúe su efectividad, en el contexto de la difícil situación que enfrenta la isla, La Habana podría esperar mayores atenciones o más acciones, dado que para el 44 por ciento de los votantes capitalinos, el sistema electoral no parece reflejar la realidad que viven.