Texto: Yanelys Hernández
La República Dominicana, reconocida como uno de los principales destinos turísticos en el Caribe y América Latina, anticipa que en los próximos meses podría igualar los niveles de visitantes registrados durante el verano de 2019. Esta información fue proporcionada por el ministro de Turismo, David Collado, el lunes pasado, en un contexto de incertidumbre para otras naciones de la región, como Cuba, que ha sido recientemente catalogada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como el país con la mayor cantidad de nuevos casos de COVID-19 por semana en el Caribe. Pero… ¿adivinen qué? La isla se encuentra entre los principales emisores turísticos hacia la República Dominicana.
El turismo ha sido uno de los sectores más golpeados por la pandemia. En países como la República Dominicana y Cuba, los gobiernos han puesto especial atención y recursos en este tema, considerando que se trata de una actividad económica fundamental en ambas naciones, que han experimentado profundas transformaciones socioeconómicas, pasando de economías que dependían mayormente de la exportación de productos agrícolas (como caña de azúcar y tabaco) a la preeminencia del turismo. Este cambio ha estado en riesgo, ya que el cese de vuelos provocado por la crisis sanitaria global ha llevado a la industria turística a perder millones. En marzo de 2020, la República Dominicana anunció el cierre de sus fronteras como parte de las medidas para frenar la pandemia, que ha cobrado la vida de 3,870 personas en el país.
A pesar de ser históricamente un destino preferido en la región, la República Dominicana enfrentó este nuevo contexto impuesto por el coronavirus con una situación ya negativa. Los fallecimientos de algunos turistas estadounidenses entre mayo y junio de 2019 provocaron una amplia cobertura mediática internacional y un impacto adverso en las reservaciones turísticas de diversas modalidades.
En septiembre de 2020, Efe reportó una caída del 15% en el tráfico aéreo en el Caribe en comparación con la situación previa a la pandemia, mencionando a Cuba y la República Dominicana como las naciones más afectadas. Un informe del Diario Hosteltur de esa misma fecha advertía sobre el posible colapso de la industria turística en la República Dominicana, donde al final del año se había registrado una disminución superior al 60% en la llegada de viajeros no residentes por vía aérea, y casi del 70% en los arribos marítimos.
Para mitigar la parálisis en un contexto nacional e internacional adverso, se implementaron diversos recursos que intentaron ajustarse a la situación sanitaria en sus distintas fases, pasando por etapas como #QuédateenCasa #RepublicaDominicanaTeEspera hasta que la República Dominicana se posiciona como un “destino seguro”.
«Estamos proyectando alcanzar medio millón de turistas en julio», declaró Collado durante esta semana, reconociendo que la industria turística es la más importante del país, famoso por sus playas, que resulta muy atractivo para los viajeros en este verano. En su predicción, considera varios factores, incluida la elevada cifra de reservas aéreas.
Un informe del Banco Central de este año sostiene que un aspecto clave en el crecimiento del turismo es “el efecto positivo que ha tenido hasta ahora el Plan de Recuperación Responsable del Turismo, impulsado por el Gobierno dominicano en colaboración con el sector privado, que incluye medidas para promover el país como un destino vacacional seguro y fomentar la Marca-País, específicamente a través de un paquete de incentivos económicos para el sector”.
Durante junio, la República Dominicana generó 394 millones de dólares en divisas por turismo. Los datos proporcionados por el ministro indican que 468,367 pasajeros no residentes llegaron al país ese mes por vía aérea, siendo el 75% de estos turistas procedentes de Estados Unidos, un país que cuenta con altas tasas de vacunación y que se encuentra relativamente cerca de la nación caribeña, lo que sugiere que continuará liderando la lista. Le siguen viajeros de España, Alemania, Colombia, Venezuela y Cuba.
¿Qué factores permiten que Cuba esté presente entre los diez principales países emisores de turistas hacia la República Dominicana, a pesar de que las rutas aéreas están restringidas?
Aunque la prensa dominicana ha mencionado la posibilidad de flexibilizar los visados para los cubanos interesados en realizar negocios (lo que podría responder a la pregunta anterior), en la práctica, los requisitos para viajar no han cambiado. Se requiere un garante en la República Dominicana, documentación que demuestre solvencia económica, formulario de visado completado y comprobantes de vuelo y alojamiento, entre otros.
Aunque no se han declarado las razones exactas, es importante señalar que, a pesar de la reducción de las rutas aéreas entre ambos países (desde febrero, solo hay dos vuelos al mes entre las dos naciones, y la ruta La Habana-Santo Domingo es operada por Air Century), esta sigue siendo más activa que muchas otras opciones para los cubanos que viajan a realizar compras.
Además, la República Dominicana ha servido como un lugar para gestionar visas estadounidenses desde que estos servicios consulares se cerraron en La Habana. Por otro lado, la relación entre ambos países ha estado marcada por sólidos lazos culturales, que han dado lugar a diversas colaboraciones y conciertos entre artistas de ambos lados. Su proximidad terrestre a Haití, otro de los destinos preferidos por las “mulas” cubanas, también podría ser un factor explicativo. También se han reportado casos de cubanos residentes en Estados Unidos que se reúnen con sus familiares de la isla en la República Dominicana, dada la imposibilidad de hacerlo en EE. UU.
La necesidad de recreación y la restauración de la salud emocional y, por qué no, física, podrían señalar un resurgimiento para esta industria que ha sufrido tanto por los efectos del COVID-19. Una vez que la pandemia disminuya, no sería sorprendente que «el paraíso del Caribe» sea elegido por muchos para mitigar un poco las huellas de este virus y devolverles a sus vidas un sentido de normalidad.
Las expectativas y desafíos sobre el comportamiento del turismo post-COVID son innumerables. Esperemos que la República Dominicana, más allá de su comprensible dependencia de esta industria, no se haya adelantado al tiempo ante la amenaza que representa la variante Delta del coronavirus, sobre la cual la OMS ha hecho recientemente advertencias respecto a su evolución y mutaciones constantes.