Foto: Cuba Noticias 360
Texto: Hugo León
En las calles de toda Cuba, los precios de los alimentos alcanzan niveles absurdos, un fenómeno que merece ser meditado este 17 de mayo, día del campesino. Para quienes no lo sepan, se eligió esta fecha y no otra para la celebración porque la Primera Ley de Reforma Agraria se firmó el 17 de mayo de 1959.
Solo habían transcurrido cinco meses desde que el grupo liderado por Fidel asumió el poder en la revolución, la cual necesitaba consolidarse y consideraba el tema de la tierra como un aspecto crucial entre los cambios indispensables; buscaba transformar el estado de cosas en las zonas rurales cubanas y en la propiedad de las tierras.
Es difícil encontrar una ley que haya tenido tanto impacto en Cuba desde entonces. Esto lo afirman no solo periodistas estatales e independientes, sino también historiadores y economistas.
Las opiniones de ambos grupos son igualmente relevantes, aunque los primeros interpreten el acontecimiento como parte de un proceso de radicalización revolucionaria y como uno de los cambios fundamentales que dieron forma a lo que se conocería como la propiedad socialista en Cuba, mientras que los segundos lo analicen como un factor crítico en la evolución económica del país.
Según los libros de historia oficiales, la Ley de Reforma Agraria eliminó el latifundio y la aparcería, redistribuyó las tierras del país devolviéndolas a sus verdaderos propietarios: el pueblo, y favoreció a los campesinos más necesitados.
“La tierra para quien la trabaja”, era la consigna, pero al no haberse desarrollado un movimiento cooperativo realmente independiente y propietario de la tierra, la consecuencia más significativa de la Reforma Agraria fue convertir al gobierno en el mayor latifundista de la historia del país.
Sin embargo, el paso del tiempo no perdona ni las decisiones erróneas. Las reformas agrarias finalmente devastaron el próspero campo cubano, dejando gran parte de este abandonado para que el marabú proliferara.
Hoy en día, el Estado no solo determina qué debe producir cada quien y en qué cantidad, sino que también decide a qué precios se comprará y a quién se puede vender. En resumen, el proceso productivo está centralizado al estilo soviético, y Cuba ha dejado de ser autosuficiente en términos de producción alimentaria.
Se criticó mucho el supuesto monocultivo de la caña de azúcar y, de hecho, se desmanteló la industria azucarera, pero el resultado fue simplemente una escasez generalizada de cultivos, lo que ha llevado a Cuba a importar no solo azúcar, sino cerca del 80 por ciento de todo lo que consume.
Feliz día del campesino, entonces. Solo recordemos que la razón de la celebración es una ley que, aunque se dice que fue creada con buenas intenciones, terminó contribuyendo a la declinación de los campos y al vaciamiento de los platos de las familias cubanas.