Fotografías: Pablo Moreira
Escrito por: Viviana Díaz
– “Ahora empezaré a responderte poco a poco, porque con mi nieta no es fácil, tengo que esperar el momento adecuado, cazar el momento…”
Así inició la conversación a través de WhatsApp con Luisa María Jiménez. Esta actriz cubana no requiere presentación, todos la conocen. Ya sea como la Tojosa de nuestros abuelos, la Lala Contreras de nuestros padres, o la Miriam que tenemos más reciente en la memoria tras su actuación en El rostro de los días.
Para muchos, esta telenovela marcó el regreso de Luisa María a las pantallas cubanas, aunque, en realidad, ella nunca estuvo completamente ausente.
“No he estado perdida, he estado trabajando en futuros proyectos”, afirmó.
El rostro de los días le brindó momentos muy gratos. La telenovela no dejó a nadie indiferente, y el pequeño papel que interpretó, uno que eligió personalmente, la dejó con “un magnífico sabor”.
“Esa telenovela fue sorprendente para mí. Estoy satisfecha con el trabajo y por actuar junto a mi querido Denis Ramos. Formamos un binomio hermoso.”
Su talento la ha consagrado y, de paso, la ha colocado en un lugar privilegiado en el corazón del público. También ha sido la Santa Camila de La Habana Vieja en el teatro cubano, y la Magalis de la película Barrio Cuba. Mi generación no la olvida gritando “¡El lobo, el lobo!” en la película Viva Cuba de Juan Carlos Cremata, cuando hacía de madre de Jorgito.
Los pasillos de la Maison también la recuerdan como modelo de fotografía y pasarela, faceta que explotó interpretando a la sofisticada Yeni en la telenovela Salir de noche.
Luisa María es muy selectiva con su trabajo. No cree en la idea de actuar por actuar, ni de decir que sí a todo proyecto que se le presenta.
“Ser actor significa descubrir quién eres, cuáles son tus objetivos, a dónde quieres llevar tu carrera y saber escoger con quién colaborar y con quién no. Hay mucho riesgo en aceptar cualquier cosa solo para ganar dinero”, opinó.
A pesar de todo, reconoce las diversas dificultades que existen en Cuba para encontrar trabajo, así como las distintas motivaciones que puede tener un artista para involucrarse en un proyecto que tal vez no le parezca tan interesante.
“El dinero es necesario y por eso trabajamos también, pero hay que tener tino y ser inteligentes para elegir los momentos y los directores con los que será mejor trabajar”, aconsejó.
En su caso, parece que su selectividad ha dado los frutos que esperaba. Se siente realizada con los papeles que ha inmortalizado y en los que actualmente está involucrada.
Ha participado en telefilms con Magda González, trabaja en el proyecto “Todas”, de la directora Marilyn Solaya, e integra el elenco de la novela “Tú”, de Lester Hamlet.
“Tú es una obra especial, diferente, atractiva. En ella habrá cosas increíbles. Habrá parejas impresionantes de actores, artistas que no trabajaban hace años y que en esta novela regresan al escenario. Esta novela va a impactar”, previó.
– “Espera, dame un segundo que por ahí viene mi nieta (…) Dale, seguimos, se fue a jugar…”
Tras esta pausa, la conversación se volvió un poco más personal, mostrándonos a la Luisa María Jiménez que es, sobre todo, mujer y ser humano.
Se considera feminista, “muy feminista”, y no entiende cómo no serlo en el mundo actual. Apoya completamente la emancipación de la mujer en todas sus facetas y cree que la lucha por más conquistas en este sentido debe continuar.
“Yo creo que el futuro está en manos de las mujeres. No estoy excluyendo a los hombres, pero pienso que el papel de la mujer en la sociedad debe ser y será incluso más relevante”, expresó.
Luisa María también cree firmemente en el cambio que trae progreso, en las transformaciones necesarias; quizás por ello se identifica con las diversas inconformidades planteadas al gobierno cubano por parte del sector cultural en el país, muchos de ellos jóvenes.
“Todos los reclamos parecen dignos de consideración, porque apoyo la libertad en la creación (…) hay una nueva generación que está pidiendo crear, trabajar y abrirse a lo que acontece en el mundo, y yo respeto eso”, aseguró.
Su apoyo a “todo lo que sea para mejorar” no es reciente. Recuerda que también respaldó las exigencias del conocido grupo G20 de artistas del cine que hace unos años realizaron varias peticiones a las autoridades, aunque al final, según Luisa María, estas no fueron completamente “escuchadas o atendidas”.
Como a muchos, la pandemia ha marcado un antes y un después en su vida. Aunque ahora está en Italia con su hija Amanda, pasó la mayor parte del confinamiento por el coronavirus en Cuba. Para ella, ese momento representó una gran lección, el impulso necesario para instaurar una nueva mentalidad y actitud hacia la vida.
“Creo que nos unió emocionalmente y creó lazos más fuertes con la familia. Nos ayudó a mirar más hacia dentro, a ser más introspectivos, a construir un mundo mejor dentro del hogar, a observarnos más, a mirarnos más, a compartir más, a disfrutar más de las cosas simples de la vida”, reflexionó.
Asimismo, confesó que aprovechó este tiempo para potenciar actividades que siempre disfrutó: hacer ejercicio (ya sea yoga, Pilates o aeróbicos), cocinar y experimentar con recetas saludables, escuchar música y leer.
También dedica su tiempo a la fotografía. Hacer sesiones fotográficas ha sido una de sus pasiones a lo largo de su vida, un gusto que comparte con su hija Amanda. Su habilidad para esto las ha llevado a trabajar con grandes fotógrafos como Luis Funes y Pablo Moreira.
“Me encanta la fotografía y a mi hija también, porque a través de la fotografía uno se descubre, se reinventa, saca cosas nuevas de sí mismo. El arte de la fotografía es inmenso y complementa la carrera de uno”, afirmó.
Luisa María siente un gran orgullo por su hija. Más allá del lazo sanguíneo que las une, son grandes amigas. “Es mi inspiración, mi continuidad, es todo lo que soñé”, confesó.
A Amanda algunos la recuerdan cuando interpretó a Lalita en Tierra Brava, pero a diferencia de lo que podría creerse, su destino no fue la actuación, sino la danza. Tras haber pertenecido desde muy joven a reconocidas compañías de danza como el Ballet de la Televisión Cubana, se estableció en Italia, donde lleva más de 10 años viviendo.
Aunque la carrera de Luisa es muy importante para ella, reconoce que ya no tiene prisa por actuar. No dejará de hacerlo nunca, pero su prioridad es su familia, compuesta por su hermano Néstor, también un reconocido actor; su hermana mayor, Silvia; su hija; y su tesoro más reciente: su nieta Aurora, de cuatro años.
Ser abuela ha sido el personaje de su vida, y sin que ella lo diga así, para mí es más que evidente.
“Ser abuela ha sido una de las emociones más grandes que he podido experimentar, a tal punto que cuando nació mi nieta, escribí un poema que me salió de inmediato al tenerla en brazos. Descubrí lo maravilloso de este mundo”, recordó.
Esta, su “pequeña familia”, es lo que “da sentido” a su vida. “Es lo que soy”, concluyó.