Fotografías: Pepin el obrero
Autor: Karla Castillo
La muerte de Maradona ha conmocionado al mundo en este 2020, un año que ha cobrado la vida de numerosos famosos. Se encontraba recuperándose en su hogar de una reciente operación por un hematoma subdural en la cabeza, pero no logró superar este desafío. Así, la leyenda que fue en vida, seguirá siéndolo eternamente en su muerte.
Con su ausencia, la atención se centrará más que nunca en su legado: su estilo de juego, sus imperfecciones y sus virtudes serán analizados por críticos, historiadores, aficionados y quienes se sientan capaces de juzgarlo o simplemente admirarlo.
Es indiscutible que Diego Armando Maradona fue una estrella indiscutible del deporte, y su vida, así como su habilidad en el fútbol, no tuvo nada de convencional. Su deceso, de hecho, trasciende lo habitual, considerando que ocurrió hoy, a cuatro años de la muerte de Fidel Castro, antiguo presidente de la revolución cubana y gran amigo del futbolista.
El origen de esta amistad, así como los lazos de “El Diez” con Cuba, han sido objeto de controversias, y a lo largo del tiempo han sido cuestionadas sus historias de idas y venidas durante su tratamiento de desintoxicación en la isla.
Algunos hablaron de fiestas, drogas y peleas, describiendo su vida como un desenfreno. Maradona llegó a Cuba con la intención de pasar seis meses en rehabilitación, pero terminó residiendo en la isla durante varios años. Fue en ese período que se tatuó la imagen del Che en su hombro, como símbolo de la liberación de América Latina, y también la imagen de Fidel en su famosa pierna izquierda, a quien consideraba “el más grande de la historia”.
A pesar de los rumores y las realidades de su vida agitada, la amistad que comenzó en 1987 entre Diego y Fidel fue genuina y se mantuvo en el tiempo, marcada por llamadas y cartas en las que debatían sobre política y deportes.
Maradona estuvo en Cuba en múltiples ocasiones; una de sus visitas más relevantes fue en 2005, cuando viajó a La Habana con el sueño de entrevistar a Fidel para su programa “La Noche del 10”, que se transmitía por la televisión argentina.
Además, a través del programa “De Zurda”, que se estrenó en 2014 y que condujo junto al periodista Víctor Hugo Morales, Maradona tuvo la oportunidad de regresar a La Habana, desde donde grabó dos programas especiales en preparación para la Copa América de 2015 en Chile.
El último encuentro entre estos amigos tuvo lugar en abril de 2013, mientras que la última visita de “El Pelusa” a Cuba se realizó en diciembre de 2016, para rendir homenaje a Fidel Castro, a quien consideró “su segundo padre”.
Críticas y controversias aparte, la relación con la Mayor de las Antillas se consolidó de muchas formas a lo largo de los años, y hoy, mientras el mundo llora su fallecimiento, los cubanos también sienten la pérdida de quien, aclamado como el mejor futbolista del siglo XX, halló en la isla caribeña un refugio.