El 12 de septiembre, los médicos cubanos Assel Herrera y Landy Rodríguez cumplen 29 meses de haber sido secuestrados en Somalia por el grupo extremista Al Shabbab, afín a Al Qaeda.
Desde su violento rapto en Mandera, una ciudad fronteriza de Kenia, no se han publicado testimonios gráficos ni audios de los dos galenos desde el territorio somalí controlado por el grupo terrorista.
Tampoco se ha sabido si los médicos han logrado enviar algún mensaje de tranquilidad a sus familiares en Cuba, quienes rara vez son entrevistados por la prensa nacional.
Durante todo este tiempo, solo las principales autoridades cubanas, incluyendo al mandatario Miguel Díaz-Canel, el canciller Bruno Rodríguez y el ministro de Salud Pública José Ángel Portal, han garantizado que Herrera y Rodríguez están vivos y que continúan los esfuerzos para su regreso a la isla, sustentándose en las afirmaciones de sus homólogos kenyanos desde el 12 de abril de 2019, cuando fueron secuestrados.
A la reciente amenaza del letal coronavirus que enfrentan los cubanos en su cautiverio, se suma el efecto que está generando en los secuestradores el regreso al poder de los talibanes en Afganistán, lo que podría complicar aún más la situación de nuestros médicos.
Grupos como Al Shabaab “se sienten fortalecidos” por el nuevo gobierno talibán en Kabul y “ya han comenzado a surgir señales”, afirma un editorial en el Observer Research Foundation.
Hace tres meses, Cuba y Kenia ampliaron su contrato de colaboración médica con un futuro envío de otro centenar de médicos desde la Isla. La situación epidemiológica en Cuba, con la pandemia provocando índices de contagios que llaman la atención a nivel mundial, a pesar de la vacunación, podría posponer para otro momento la salida del contingente médico a África.
Según la prensa keniana, el nuevo acuerdo asciende a más de 200 millones de dólares, por el cual el centenar de especialistas cubanos trabajará durante dos años en un proyecto destinado a utilizar métodos biológicos para controlar la reproducción de mosquitos y frenar la propagación de la malaria.
Los detalles del plan para destruir los huevos que ponen los mosquitos en el agua estancada se discutieron durante la visita a Cuba el pasado junio del ministro de Salud Pública de Kenia, informó The Nation.
A mediados de 2019, el gobierno de Kenia anunció públicamente que rechazaba pagar el equivalente a un millón y medio de dólares que el grupo terrorista exigía por la liberación de los galenos cubanos.
Estudiantes kenianos también se forman en Cuba como médicos, y un equipo de la Oficina de la Primera Dama estuvo aprendiendo en la isla sobre la eliminación de la transmisión materno-infantil del VIH y la sífilis congénita.
En octubre pasado, se produjo una confusa situación cuando las principales agencias de noticias internacionales anunciaron la liberación de los dos médicos, información que fue considerada “fake news” por las autoridades cubanas y kenyanas.