Fotografías: Jorge Luis Baños | CN360
Una nueva central eléctrica flotante, ya instalada en la bahía de La Habana, se integra al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) con una capacidad de unos 130 megawatts (MW), la cual arribó al puerto cubano el pasado 18 de noviembre.
Según el ingeniero Lázaro Guerra Hernández, director técnico de la Unión Nacional Eléctrica (UNE), la central hizo un traslado a Mariel para realizar operaciones de carga relacionadas con su instalación. Luego, fue remolcada hasta la bahía de La Habana, donde se situó cerca de la termoeléctrica de Tallapiedra, desde donde se establecerá una línea eléctrica directa hacia la subestación de Melones.
El objetivo es minimizar el tiempo necesario para evacuar la energía e instalar la central flotante; sin embargo, no podrá comenzar a operar de inmediato, sino que requerirá un proceso de anclaje y la colocación de grandes bloques de hormigón en el lecho marino para asegurarla al fondo, explicó este directivo.
Se espera que en diciembre la central comience a generar energía, con unos 130 MW adicionales a la producción actual. Esta generación es bastante estable, y las patanas contribuyen anualmente con el 7 % de la electricidad total del país, cifra que se espera aumentar al 12 % con la nueva central.
Las centrales flotantes, tal como explica Guerra, están diseñadas sobre una barcaza y equipadas con motores. Las de Mariel y la recién instalada en la bahía de La Habana funcionan con motores de fuel, tecnologías que son conocidas en el país.
En relación al impacto de la nueva central flotante en el sistema eléctrico nacional, el ingeniero detalla que su instalación proporcionará 130 MW al SEN, lo que mejorará la suficiencia del sistema y aumentará la capacidad para satisfacer la demanda, que ha estado limitada desde junio debido a un déficit en la capacidad de generación.
La central flotante ayudará a mitigar el déficit que pueda presentarse en momentos específicos para cubrir la demanda del sistema, contribuyendo así a prevenir apagones. Además de contar con una alta disponibilidad y ofrecer energía de manera estable, consume combustible de baja calidad, lo que se traduce en un ahorro en costos.
Guerra Hernández mencionó en una entrevista con el periódico oficialista Granma que la tecnología de centrales flotantes suele emplearse en situaciones de crisis. «Siempre se intenta que la generación propia satisfaga la demanda, pero en momentos de crisis energética mundial, que han ocasionado déficits de generación en muchos lugares, se recurre a esta tecnología».