Ninguna acción ha conseguido detener el robo y la matanza ilegal de ganado en Cuba.

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Foto: Twitter

A pesar de que en 2021 Cuba permitió a los productores agropecuarios, que cumplieran ciertos requisitos, sacrificar, consumir y comercializar sus propias vacas, esta medida no ha conseguido detener el hurto y sacrificio ilegal de ganado, que sigue prevaleciendo en los potreros de la isla.

Aunque los datos no aparecen en las portadas de Granma ni de Juventud Rebelde, se pueden recopilar de los informes de la prensa estatal en provincias como Ciego de Ávila, Las Tunas, Matanzas o Sancti Spíritus, donde la decisión gubernamental ha incentivado el delito en lugar de frenarlo.

La última de estas revelaciones ocurrió durante una visita de Salvador Valdés Mesa, vicepresidente de la República de Cuba, a Sancti Spíritus, donde dialogó con directivos del sector agrícola.

En esta reunión se discutieron temas relacionados con la producción agropecuaria, el programa de soberanía alimentaria y se presentaron a Valdés Mesa las estadísticas del hurto y sacrificio de ganado mayor en la región: 2,262 cabezas de ganado reportadas como perdidas hasta la fecha en 2022, cifra que duplica la del mismo período del año anterior, según la prensa local.

Municipios como la capital provincial y Trinidad evidencian los peores escenarios de un delito que impacta directamente en otros indicadores, como la entrega de carne a los destinos prioritarios por el Estado y de leche a la industria.

Unas horas antes, Salvador Valdés Mesa había realizado una visita similar en la provincia de Ciego de Ávila, donde el periódico Invasor había descrito un panorama igualmente poco alentador.

Según el mencionado medio estatal, las cifras de sacrificio ilegal de ganado mayor han crecido de forma alarmante en esa provincia central, pasando de 905 animales sacrificados a finales de 2021 a 2,700 en lo que va de 2022.

“Los datos que manejamos indican un gran descontrol en la ganadería y es necesario poner fin al desorden”, afirmó Valdés Mesa en una reunión en la que se reafirmaron las medidas aprobadas, entre ellas la compra forzosa a propietarios de ganado sin tierras y el conteo regular y actualización del registro pecuario.

El dramático aumento de este delito no solo evidencia la impunidad con la que se “mata y aguanta la pata” de las vacas en Cuba; sino, sobre todo, que la autorización para sacrificar legalmente estos animales no es suficiente cuando existen más requisitos que cabezas de ganado.

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