A pesar de que en Cuba no se ha identificado una cepa diferente al SARS-CoV-2, el director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, Francisco Durán García, ha expresado su preocupación debido a que en varios países del mundo ya se han detectado casos de una nueva mutación del coronavirus, inicialmente identificada en el Reino Unido.
América Latina, por supuesto, no está exenta de esta situación. Muchos especialistas indican que esta nueva variante es más contagiosa, aunque no parece ser más letal ni reduce la efectividad de las vacunas. Países como Chile, México, Panamá y Ecuador ya han registrado infectados, sumándose a naciones como Francia, Canadá, Estados Unidos y Japón.
En el Reino Unido, la nueva cepa se convirtió en la forma predominante del coronavirus en apenas tres meses, provocando un aumento en los casos que saturó sus hospitales. Según los pronósticos, esto podría ocurrir en Estados Unidos, lo que agravaría aún más el aumento de muertes y sobrecargaría el sistema de atención médica.
El nuevo mutante, denominado B.1.1.7, se transmite con mayor facilidad que las variantes anteriores. Surgió en septiembre de 2020 y ya representa más del 60 por ciento de los nuevos casos en Londres y áreas circundantes.
Trevor Bedford, biólogo evolutivo del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Seattle, comentó: “Inicialmente, los científicos estimaban que la nueva variante era un 70 por ciento más transmisible, pero un modelado reciente ha ajustado esa cifra a un 56 por ciento. Una vez que los investigadores analicen todos los datos, podría resultar que la variante sea solamente entre un 10 y un 20 por ciento más transmisible”.
Esta variante presenta 23 mutaciones en comparación con la versión que emergió hace un año en Wuhan, China. Sin embargo, diecisiete de dichas mutaciones aparecieron repentinamente, tras la desviación del virus de su ancestro más reciente.
Es importante señalar que la gran mayoría de las mutaciones no otorgan ninguna ventaja al virus y tienden a desaparecer. Sin embargo, las mutaciones que mejoran la resistencia o la capacidad de transmisión del virus tienen una mayor probabilidad de prosperar. Algunos estudios indican que la nueva cepa podría anclarse más fuertemente a una proteína en la superficie de las células humanas, lo que podría facilitar la infección.