Nuevo Código Cubano sobre Niñez y Juventud: ¿un simple documento sin acción?

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Texto: Hugo León

El gobierno cubano está desarrollando un nuevo proyecto legislativo que busca “garantizar el desarrollo integral de la niñez, las adolescencias y juventudes”. Este documento, en teoría, resulta esencial para proporcionar a las nuevas generaciones un marco legal que proteja sus derechos, pero, ¿de qué derechos estamos hablando y sobre qué principios se fundamentan?

¿Es realmente posible que el Estado cubano garantice su cumplimiento? Te invitamos a explorarlo.

Desde el preámbulo del texto se menciona que el desarrollo integral de estos grupos etarios es “una preciada aspiración del Estado, las familias y la sociedad cubana, que actúan para formar en las niñas, niños, adolescentes y jóvenes los valores y principios de la sociedad socialista, así como las características y cualidades que les permitan desempeñar su papel como participantes activos y continuadores de la obra revolucionaria”.

No es un secreto que el Gobierno cubano invierte significativos esfuerzos en inculcar una sólida base político-ideológica en la educación de los menores desde edades muy tempranas. Incluso desde el círculo infantil, el primer acercamiento al sistema educativo, se manifiesta claramente esta inclinación ideológica, que se vuelve aún más evidente con el paso de los años.

Sin embargo, esto contrasta directamente con el artículo 48, que establece como uno de los derechos de las niñas, niños y adolescentes la libertad de pensamiento, conciencia y expresión.

Derechos en el texto vs derechos en la práctica

El artículo 29.2 señala que las niñas, niños y adolescentes tienen el derecho a condiciones de vida que les permitan alcanzar su máxima realización física, mental, espiritual, moral, social y cultural.

Cuba, por otro lado, es un país donde el salario mínimo es de dos mil 100 CUP, con una inflación interanual que cerró en 2024 en un 24.88%. La escasez de productos básicos y los precios especulativos los hacen difíciles de conseguir. Aunque el salario se paga en moneda nacional, el Gobierno ofrece la mayoría de las mercancías en monedas extranjeras a una tasa de cambio informal de 1 dólar=340 CUP, que es el doble del valor oficial.

En un contexto tan adverso, las condiciones de vida de muchas familias cubanas se han vuelto precarias, limitándose a cubrir necesidades básicas y dejando de lado el resto.

Por otro lado, el Código establece que el Estado debe garantizar servicios de educación gratuitos, accesibles, inclusivos y de calidad. Para ello, debe asegurar los recursos humanos, materiales y presupuestarios adecuados y suficientes para desarrollar servicios de calidad.

Asimismo, se determina que las instituciones educativas tienen la obligación de proporcionar la base material de estudio y vida necesarias para el desarrollo del proceso educativo. Sin embargo, en la práctica, la situación es muy diferente: libros viejos, cuadernos de mala calidad, almuerzos en condiciones inadecuadas y escasos uniformes son lo que el país ha podido ofrecer a cientos de miles de estudiantes en los últimos años.

En la actualidad, hay escasez de cuadernos y libros, que los padres que pueden se ven obligados a imprimir con trabajadores autónomos, mientras que otros esperan recibir los que, se supone, la escuela debe garantizar.

Muchos centros educativos cuentan con aulas, baños y comedores en estado de deterioro, a veces no solo por falta de recursos, sino por un mal manejo de los mismos, los cuales son desviado por constructores o por los propios trabajadores. En resumen: una vieja con coloretes, como se dice en buen cubano.

Salud ¿para todos?

Se mencionan varios artículos en relación a la vinculación entre el sector salud y los más pequeños, asegurando su derecho a recibir atención médica de calidad y gratuita de acuerdo con la legislación vigente.

El artículo 65 regula que los órganos del Estado y los proveedores de los servicios de salud deben implementar las medidas necesarias para asegurar la producción y el suministro de medicamentos y productos o insumos sanitarios necesarios para promover, conservar o restablecer la salud; fomentar la educación y garantizar la orientación y prestación de servicios en salud sexual y reproductiva; asegurar el acceso a insumos para la higiene menstrual, métodos anticonceptivos y prevención de enfermedades de transmisión sexual; así como garantizar cobertura en atención estomatológica.

No obstante, en 2024, Cuba cerró con más de 450 medicamentos del cuadro básico en falta o con baja cobertura, una situación que se ha vuelto habitual en los últimos años en la Isla; un vacío que ha sido ocupado por personas que importan medicamentos y los venden en redes sociales a precios exorbitantes. Una vez más, el texto se aleja de la realidad de la isla.

Hablemos de juventudes

El artículo 200, relacionado con la libertad de pensamiento, conciencia y expresión, establece que los jóvenes tienen derecho a comunicar libremente sus ideas, sentimientos, creencias y opiniones, de acuerdo con la Constitución de la República de Cuba y las leyes. Sin embargo, miles han tenido que abandonar el país, y otros han sido detenidos por sus opiniones “disidentes”.

En cuanto a la construcción de un proyecto de vida por parte de este grupo etario, se enfatiza que sus deseos, aspiraciones y metas son la base necesaria para su realización personal, familiar, profesional, laboral y en cualquier otra esfera de la vida; en consecuencia, llevan a cabo acciones y utilizan los medios que considere necesarios para poner en marcha su proyecto de vida.

Reconoce el derecho a un trabajo digno y a obtener de él un salario que constituya la principal fuente de ingresos para mantener condiciones de vida adecuadas, mejorar su bienestar material y espiritual, y realizar sus proyectos individuales, familiares, colectivos y sociales.

Es relevante cuestionar cuántos cubanos han tenido que abandonar su país por esta razón. Familias desgarradas por el deseo de un futuro mejor. Títulos colgados en la pared, años de estudios olvidados para trabajar en el sector privado y conseguir ingresos más altos. Mientras tanto, aquellos que todavía están empleados en el Estado deben realizar malabares inimaginables para llegar a fin de mes.

¿Y entonces, para qué queda el Código?

Una vez más, el Gobierno cubano lanza un discurso en un intento de garantizar los derechos de sus ciudadanos, derechos que, desafortunadamente, en las circunstancias actuales solo existen en un documento publicado en un sitio web.

Sin una transformación de la realidad cubana, la existencia de un nuevo texto legal será solo eso, palabras que no se alinean con la situación de los cubanos, quienes, en su mayoría, ni siquiera se tomarán el tiempo de leer lo que, por experiencia, saben que tristemente está destinado a ser otro de tantos panfletos de letras muertas.

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