Pasión y prejuicio: la telenovela que sigue tocando corazones en Cuba tres décadas después.

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Foto: RRSS

Es una de las telenovelas cubanas más queridas de la historia, un fenómeno televisivo que se grabó y emitió durante los difíciles años del Período Especial y que, sorprendentemente, ha mantenido su relevancia: Pasión y prejuicio se está retransmitiendo más de 30 años después de su estreno, alegrando a sus fieles seguidores de entonces y a una nueva generación que tiene la oportunidad de descubrirla ahora.

A pesar de las limitaciones y el enfoque minimalista de la producción, el resultado final se destacó por su notable calidad en escenografía, vestuario y dirección, siendo incluso superior a otras producciones más recientes. La canción principal, compuesta por Noel Nicola e interpretada con maestría por Miriam Ramos, se convirtió en un hito en la música para dramatizados en Cuba.

Bajo la dirección y guion de Eduardo Macías, conocido por su extraordinario talento para lograr lo mejor de los actores, Pasión y prejuicio, a lo largo de sus 130 episodios, introdujo un nuevo enfoque en las telenovelas, desafiando las convenciones anteriores del género siguiendo el legado de Félix B. Caignet, pero sin sacrificar la esencia del culebrón.

Ubicada en el contexto de 1915, la historia se ambienta en escenarios emblemáticos del campo y la ciudad. Mientras La Habana experimentaba cambios propios del nuevo siglo, en un pueblo interior aún se vivían los ecos de la guerra de independencia contra España.

Este ambiente fue el catalizador para que dos jóvenes enamorados se entregaran a su pasión una noche que desató la caja de Pandora de los prejuicios, ya que la mujer debía presentarse como virgen en el matrimonio.

Los papeles principales fueron interpretados por Beatriz Lahera y Marcos Urquiza, interpretados por los actores Dianelys Brito y Rini Cruz. Otros personajes notables incluyen a Amalia Hinojosa (Nancy González), el abogado Alberto Zárate (César Évora), la criada Justina (Isabel Santos), y los padres de Beatriz, encarnados por los talentosos Héctor Echemendía y Verónica Lynn.

La actuación de Anabel Leal merece mención especial, ya que su interpretación de la joven que tras sufrir una violación por parte del esposo de su tía quedó muda logró conmover profundamente al público. Esta excelente caracterización sigue siendo recordada, así como la famosa línea de la madre, interpretada por Corina Mestre: “Niña, saluda a tu novio”.

Cuba Noticias 360 ha estado siguiendo a parte del elenco de Pasión y prejuicio tres décadas después, justo cuando la isla vuelve a conmoverse con esta emotiva historia en las tardes de Cubavisión.

Dianelys Brito: Con su papel protagónico en esta telenovela, la actriz logró que su nombre quedara grabado en la memoria del público, aunque ya había tenido participación en 1988 en el programa Los abuelos se rebelan. En 2010, tras una exitosa carrera en la televisión nacional, Brito emigró a Estados Unidos, donde continúa activa en redes sociales, teatro y televisión. Actualmente, es uno de los rostros más reconocidos del reality show La casa de Maka.

Rini Cruz: Su interpretación del protagonista, Marcos Urquiza, lo estableció como uno de los galanes de su época. En Cuba, participó en Hoy es siempre todavía (1986) y en la telenovela Una muchacha (1987) dirigida por Miguel Sanabria, donde actuó junto a su pareja en la vida real, Anabel Leal.

En los inicios de los años 2000, trabajó como director de televisión en Angola. Luego se trasladó a Estados Unidos, donde continuó su carrera en telenovelas como Secreto de Amor y Amor comprado. Actualmente, junto a Leal, dirige la compañía familiar Imago Studio, enfocada en la producción audiovisual.

Nancy González: En el momento en que interpretó a Amalia Hinojosa, ya había cautivado al público en Su propia guerra (1991) como la esposa de El Tavo. Posteriormente, participó en novelas como El año que viene y Salir de noche. Tras un tiempo alejada de la pantalla cubana, regresó con Añorado encuentro (2011) y más tarde en El rostro de los días (2020). Hoy en día es una de las conductoras del programa Ruta 10, donde aborda temas controversiales.

César Évora: Su personaje, el abogado Alberto Zárate, logró cautivar a casi todas las mujeres durante la emisión de la telenovela, gracias al carisma que el histórico actor proyectaba en pantalla. En la televisión cubana, también participó en la serie policiaca Día y noche, donde se ganó una merecida reputación por su estilo distintivo. En el cine, colaboró con reconocidos directores en obras como La Bella del Alhambra y Un hombre de éxito.

Su salida de Cuba fue facilitada por un contrato de seis años con la compañía mexicana Televisa, que fue renovado, lo que le permitió consolidarse como ícono en telenovelas como Laberintos de pasión, Cañaveral de pasiones y El privilegio de amar. En muchas de sus actuaciones, César asumió roles de villano. Obtuvo su naturalización mexicana en 1999.

Anabel Leal: Durante los años 80 y 90, su imagen fue una constante en televisión, teatro y cine. Proyectos como Hoy es siempre todavía (1987) y Hermanos (1988) la hicieron memorable, pero fue Pasión y prejuicio la que la catapultó a la fama con el papel de Angélica.

Desempeñó el cargo de Decana de la Facultad de Teatro de la Universidad de las Artes en Cuba y a finales de los 90 empezó a trabajar en Angola, inicialmente como asesora de directores y luego dirigiendo la escuela de actuación que fundó.

En el año 2000, llegó a Miami junto a su esposo Rini Cruz. En Estados Unidos, trabajó como actriz para Fonovideo, Univisión y Telemundo. AmericaTeVé la acogió durante más de una década como escritora, productora y directora del programa Clave Guajira. Posteriormente, el matrimonio cofundó una compañía dedicada a la publicidad, Imago Studio, que se especializa en fotografía, producción de eventos y videos.

Armando Tomey: Interpretó al novio de Angélica, un papel que le permitió sobreponerse al tropiezo de su personaje en Sol de batey, donde se hizo famoso por la frase: ¡Oh, Charito, oh! Su carrera también incluye la telenovela La cara oculta de la luna, donde interpretó a un homosexual, papel que lo llevó a recibir reconocimiento por parte del público y la crítica, así como el filme bélico Kangamba, que mostró su versatilidad actoral.

Sin embargo, tras estos logros, Tomey se retiró de la pantalla cubana. Lo más reciente que se ha sabido de él incluye la celebración de su cumpleaños número 65 en noviembre de 2020, que disfrutó en Miami con su familia, donde reside desde hace años. Se ha mantenido alejado de los escenarios, incluso confesó haber trabajado como conductor de Uber en 2018.

Héctor Echemendía: Interpretó al villano Ramón Lahera en Pasión y prejuicio, aunque antes había dado vida a Andrés Iznaga en Hermanos. Su trayectoria actoral comenzó en 1960 en un grupo de aficionados en Camagüey, lo que lo llevó a una larga carrera en el teatro y la radio en Oriente. No fue hasta 1992 que se mudó a La Habana y se convirtió en un actor característico en televisión, participando en múltiples telenovelas y series, destacando títulos como Cuando el agua regresa a la tierra y Tierra brava. Recientemente, conmovió de nuevo al público con su papel de Felito en la novela de Ernesto Fiallo Vuelve a mirar.

A los 85 años, posee numerosos premios, incluidos el Caricato y la Distinción por la Cultura Nacional, aunque su mayor tesoro es, para él, la admiración del público que lo ha seguido desde que pronunció la frase más recordada de la televisión cubana: ¡Lorencitooooooo!

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