Los investigadores y epidemiólogos han discutido continuamente las implicaciones de contraer COVID-19, más allá de la tasa de mortalidad asociada a la enfermedad. Han pasado casi dos años desde que el virus se propagó por el mundo y sigue siendo objeto de estudio.
Un síntoma en particular ha generado inquietud y asombro entre los científicos: el deterioro cognitivo, que se manifiesta en la pérdida de memoria y la dificultad para concentrarse.
De acuerdo con un artículo de NBC News, un nuevo estudio indica que muchas personas que se han recuperado de la infección por COVID-19 continúan enfrentando deterioro cognitivo más de siete meses después.
El estudio mencionado detalla los tipos de problemas cognitivos que han experimentado los pacientes atendidos en el sistema Mount Sinai en Nueva York, uno de los sistemas hospitalarios más grandes de la ciudad, que ha estado brindando atención a pacientes de COVID-19 desde los primeros días de la pandemia.
La investigación, liderada por Jacqueline Becker, neuropsicóloga clínica y científica asociada en la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, proporciona evidencia de que los convalecientes cargan con síntomas durante semanas, e incluso meses, después de haber contraído el virus.
Según citan en NBC News, los investigadores de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai señalaron este viernes que hasta el 24% de las personas recuperadas de COVID-19 aún experimentan algún tipo de dificultad cognitiva. Estas dificultades incluyen problemas de memoria, dificultades para realizar múltiples tareas, la rapidez en el procesamiento de información y la capacidad de concentración.
El análisis de casos de pacientes de diversas edades ha demostrado que estos efectos persisten incluso siete meses después de la infección, sin importar si la COVID-19 tuvo un impacto severo o leve en ellos.
Para arribar a estas conclusiones, se analizaron pruebas de 740 pacientes que se inscribieron en un registro liderado por Mount Sinai. Los criterios de selección incluían ser mayor de 18 años, hablar inglés o español, haber dado positivo por el virus SARS-CoV-2 y no poseer antecedentes de demencia.
Tras el análisis, los resultados revelaron una tasa relativamente alta de deterioro cognitivo 7.6 meses después de que los pacientes contrajeron la enfermedad, según menciona NBC News.
Entre los problemas más comunes observados en los pacientes, se encontró la dificultad para almacenar nuevos recuerdos, seguida de la pérdida de memoria. En tercer lugar, se identificó una deficiencia en la velocidad para procesar información y en el funcionamiento ejecutivo.
Jacqueline Becker recomendó la evaluación post-COVID-19 para detectar deterioro mental como un estándar de atención, sin importar la edad del paciente, ya que incluso aquellos pacientes más jóvenes que padecieron síntomas leves informaron enfrentar estas dificultades.
En la actualidad, los investigadores todavía se enfrentan a algunas incógnitas, ya que se desconoce la razón por la cual el impacto ha sido similar tanto en aquellos con síntomas severos como en los pacientes jóvenes con síntomas más leves, e incluso se ignora si volverán a su estado previo a la COVID-19.