Fotografías: Manuel Larrañaga
La meta inicial eran cinco mil firmas, pero ahora la aspiración es alcanzar diez mil, con el objetivo de modificar o derogar el Artículo 5, Incisos V y W, del Decreto Ley 20/2020, que regula las «Contravenciones de la medicina veterinaria».
Un grupo de médicos veterinarios cubanos ha emitido una declaración solicitando a la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Consejo de Ministros, el Consejo de Estado, el Ministerio de la Agricultura (Minag) y la Asociación Cubana de Medicina Veterinaria la modificación del Decreto 20/2020, con el fin de permitir la práctica de la medicina veterinaria en formas no estatales, bien como individuos o en cooperativas.
El 29 de enero, se publicó en la Gaceta Oficial el Decreto 20/2020 sobre «Contravenciones de la Medicina Veterinaria» para regular dicha actividad en Cuba. A pesar de que muchos defensores de los animales consideran que es un decreto necesario, existe una preocupación considerable, especialmente respecto al artículo 5 inciso v, que prohíbe la práctica de la medicina veterinaria de forma no estatal.
La solicitud, promovida por el activista ambiental y presidente del movimiento independiente Bienestar Animal Cuba (BAC), Javier Larrea, y respaldada por más de un centenar de veterinarios, expresa: “Es lamentable que, a pesar de ser un reclamo de la población y un deseo de muchos profesionales de la veterinaria contar con clínicas o consultorios privados para ofrecer atención especializada a los animales, el ejercicio privado (o cooperativo) de la veterinaria ha sido constantemente excluido de las actividades por cuenta propia”.
El documento también solicita la autorización para la emisión de prescripciones y recetas; permitir la importación de equipos, medicamentos e insumos a través de empresas estatales para mejorar el servicio; y la creación de un Registro de Médicos Veterinarios y Zootécnicos, junto con la norma correspondiente que regule sus deberes y derechos.
Javier confirma: “El sistema estatal de servicios veterinarios en Cuba ha demostrado no ser capaz de satisfacer las necesidades de la población ni de ofrecer servicios veterinarios de calidad. No dispone de suficientes consultorios, vacunas, medicamentos ni medios diagnósticos, además de carecer de muchos otros recursos esenciales”.
“Por esta razón, entre otras, muchos propietarios de animales buscan servicios veterinarios privados, que generalmente tienen los recursos necesarios para restaurar la salud de los animales. Pero hay más: a veces los propios veterinarios de las clínicas estatales adquieren medicamentos por su cuenta para poder ofrecer algún tipo de servicio a los pacientes o para venderlos a quienes los necesiten a un precio equivalente al fijado por el Estado en las tiendas de productos para mascotas (hasta hace poco en CUC). Esta es la escasez de recursos”, añade Javier en ese contexto.
Se considera una contravención: “practicar por cuenta propia el ejercicio de la profesión de la veterinaria o en ocasión de estar inhabilitado para ejercerla”, y puede ser sancionada con una multa de 3,500 pesos según el inciso V de este decreto.
Aunque en Cuba la práctica veterinaria en el sector privado nunca ha sido legal, ha sido tolerada hasta ahora. Javier Larrea concuerda en que el Estado hacía la vista gorda ante quienes consultaban y atendían animales fuera de las clínicas. Precisamente, durante las reuniones mantenidas con funcionarios del Ministerio de la Agricultura, esta fue una de las inquietudes que los defensores de los animales plantearon en repetidas ocasiones.
Los organismos estatales aseguraron que estaban considerando la posibilidad de permitir el ejercicio de la veterinaria en la modalidad de cooperativas. Sin embargo, se aprobó este decreto sin tener en cuenta dichas solicitudes.
“Los dueños de animales ahora se encuentran sin la opción de elegir al veterinario de su preferencia, aquel que consideren más competente para atender a sus mascotas enfermas, y tendrán que conformarse con el que les asigne el consultorio estatal, sea de su agrado o no, consideren capacitado o no, esté interesado en los animales o no. Esto afectará a todos: a los animales y a sus dueños, quienes sufrirán al no ver a sus mascotas en manos que consideran las mejores y al no poder proporcionarles el cuidado adecuado. Debe recordarse que los animales de compañía son parte de la familia humana y se sufre por ellos como se sufriría por un ser querido”, señala la petición.
Básicamente, lo que se solicita es que se regulen los servicios veterinarios por cuenta propia, no que se prohíban, ya que han demostrado su importancia y utilidad.