Posición de disparo | Crónica | Noticias de Cuba 360

Lo más Visto

Fotos y Texto: Manolo Vázquez

Masturbarse es considerado por los expertos como una acción completamente natural, ya sea durante el sexo o en soledad. Algunos incluso sostienen que puede ser beneficioso para la salud de los seres humanos.

No obstante, parece que muchos han tomado “el tratamiento” demasiado en serio, o más bien, muy a pajas. En La Habana, hay varios espacios públicos donde los más emocionados del barrio se resguardan para lanzar más que un piropo a cualquier figura que pase cerca.

Uno de estos refugios está situado en la calle Aranguren, casi esquina con la avenida Boyeros, justo al lado de la Biblioteca Nacional y a pocos metros de la Plaza de la Revolución y la Terminal de Ómnibus de la capital.

En este lugar, una construcción de dos pisos, a medio finalizar, se encuentra fantasmalmente entre la vegetación que predomina en el amplio parque. No es raro que algo comience y no termine en Cuba, donde a veces se olvidan a quienes no tienen hogar y viven en albergues, mientras se malgastan tiempo y recursos en otros proyectos de “alta prioridad”.

En la isla hay varios ejemplos de espacios abandonados, algunos incluso con personas viviendo en su interior, aunque este no es el caso del protagonista de nuestro relato, una auténtica trinchera para tiradores. Pasar junto a ella es toda una osadía. Desde su interior se oyen silbidos de los más audaces, que incitan a “la presa” a mirar para mostrar su arsenal, mientras lo examinan con una mirada criminal, tras la máscara del nasobuco, como si se tratara de un asaltante. Los más tímidos solo observan en silencio, y tal vez esos sean aún más intrigantes para los transeúntes inocentes.

Es un lugar ideal. Tiene planta baja y alta, perfectas para los gustos más exigentes. Desde arriba, la vista es privilegiada, pero abajo la cercanía siempre garantiza un buen ángulo. Las chicas caminan a gusto a pocos metros, al igual que los hombres. Algunos disparan a todo lo que se mueve, otros tienen requisitos específicos o simplemente eligen los traseros más despampanantes. El catálogo es infinito. Juventud, experiencia e incluso niñez pueden converger en una misma paja, abarcando varios géneros. La misericordia no tiene cabida en tiempos de guerra. Detrás de una trinchera, todo se vale.

Un poco de historia

En el lugar donde hoy se erige indestructible ante el tiempo un fortín para pajusos, solía existir otra construcción. Ecimetal, una empresa estatal cubana, tuvo sus oficinas en ese mismo sitio. Curiosamente, en esos lares comenzó su carrera Rodrigo Malmierca, quien llegó a ser ministro años más tarde, precisamente de Comercio Exterior e Inversión Extranjera. De aquellos tiempos solo queda el recuerdo, ya que el edificio empezó a hundirse en un terreno predominantemente frágil y semipantanoso, lo que hizo que la construcción original fuese cediendo pisos, que simplemente se perdían de vista bajo el nivel del suelo, pero ahí estaban. Un día se incendió y, tras varios años de abandono, terminó siendo demolido.

Antes Ecimetal

Durante un tiempo considerable fue un centro de recreación improvisado, ya que los jóvenes del barrio incluso nadaban en su interior después de que quedara deshabitado tras el incendio que lo dejó casi en ruinas: se inundaba con facilidad. Era una piscina sucia, pero inmensa, además de que albergaba pequeñas serpientes, conocidas como juguitos, que convertían el lugar en una auténtica sala de juegos para la época, años en los que, además, había muchas pocas cosas para invertir el tiempo.

“Todo cubano debe saber tirar y tirar bien” fue una frase poco poética que se popularizó tras salir de la boca de Raúl Castro en uno de sus numerosos discursos políticos para, como ya es costumbre, ajustar la orientación ideológica de los cubanos. Al menos en un primer plano, solo se refería a distribuir armas a cada ciudadano para combatir al “enemigo”, los estadounidenses; pero al final la expresión se convirtió en objeto de la picardía y el humor nacional, que han sido verdaderos salvavidas, al igual que el sexo, para sobrellevar las constantes adversidades.

Cada vez que paso por allí, pienso que quizás hoy podríamos tener un parque temático, o al menos una gran piscina en la misma área donde hoy llueve la leche. La misma que un día nos prometió el mandatario, y al parecer cumplió, solo que no es precisamente de vaca.

Más Noticias

Últimas Noticias