Protestas en Baracoa: destruyen la estatua de «El Pelú», símbolo de la ciudad.

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Foto: RRSS

La escultura de “El Pelú”, uno de los emblemas más queridos y peculiares de Baracoa, sufrió un vandalismo atroz el 7 de abril, según reportaron en redes sociales residentes y vecinos del área, una situación que fue resaltada por la trovadora cubana Heidi Igualada.

La figura de bronce, que simboliza al famoso personaje callejero convertido en leyenda urbana, fue encontrada despojada de su pedestal y tendida en el suelo, causando gran consternación entre los habitantes de la ciudad primada de Cuba.

La escultura, creada por el artista Abel Pérez Pérez, fue inaugurada en 2018 como parte de un proyecto colaborativo del Fondo Cubano de Bienes Culturales y la Fundación Caguayo. Desde su instalación, se había transformado en un punto de referencia cultural y turístico en el paseo peatonal de Baracoa.

“El Pelú”, cuyo nombre completo era Sergio Enrique Ruiz Cepero, era famoso por su andar errante, su cabello rizado y su apariencia excéntrica. Durante años, fue una figura familiar en las calles de Baracoa, donde era común verlo hablar solo, reír o saludar con un aire de solemnidad que despertaba tanto simpatía como misterio. Su fallecimiento en 2009 dejó una huella tan profunda que la comunidad decidió honrar su memoria.

No obstante, la historia de “El Pelú” va más allá de su figura entrañable. Existe otra leyenda anterior, que data de finales del siglo XIX, que asocia el apodo a Vicente Rodríguez, un comerciante español caído en desgracia que terminó viviendo como mendigo en Baracoa. Humillado y rechazado, fue expulsado del pueblo, pero no sin antes proferir una maldición: “En Baracoa se harán muchos buenos planes, se generarán muchas buenas ideas, pero todas se desmoronarán”. Desde entonces, su figura ha estado en el umbral entre el rechazo y la fascinación.

Lo cierto es que, más allá de las leyendas, la escultura vandalizada representaba un enlace entre generaciones. Era habitual ver a los baracoeses contar anécdotas sobre “El Pelú” a sus hijos, o a turistas, tanto nacionales como extranjeros, fotografiarse junto a su imagen. Lejos de ser un personaje temido, su presencia formaba parte del paisaje emocional de una ciudad que se enorgullece de su mezcla de historia, realismo mágico y humor popular.

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