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En línea con las políticas del recientemente elegido presidente de Panamá, José Raúl Mulino, quien ha anunciado medidas contundentes contra la migración irregular, se anticipa el inicio de vuelos de repatriación.
Según lo indicado por el director de migración de este país, Roger Mojica, y tras alcanzar un acuerdo con Estados Unidos, se prevé que, a más tardar en octubre, se comenzarían a devolver cientos de migrantes ilegales a su país de origen.
En este contexto, Washington asumirá los costos de la deportación de aquellos migrantes que crucen ilegalmente la nación centroamericana.
“Estamos en conversaciones con ellos (Estados Unidos). Calculamos que en dos o tres meses podríamos iniciar este proceso”, aseguró Mojica a Reuters.
Esto, sin duda, activa las alarmas para los miles de migrantes que cada año se aventuran a cruzar la peligrosa selva del Darién, que separa Panamá de Colombia. De hecho, más de medio millón de personas lo hicieron el año pasado.
Por otra parte, desde el lado estadounidense tampoco parece haber muchas esperanzas. En caso de que Donald Trump gane las elecciones, se reforzarían las fronteras y se llevarían a cabo deportaciones masivas.
El Servicio Nacional de Migración (SNM) de Panamá ha registrado hasta ahora 216,005 migrantes irregulares desde el inicio del año.
Amparado por el Pacto Mundial para las Migraciones, que establece el respeto a la soberanía y la integridad territorial de cada país y hace un llamado a la comunidad internacional para abordar de manera conjunta el desafío migratorio, tanto el SNM como el nuevo gobierno panameño mantienen una política estricta sobre el tema.