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Hasta ahora, tras el ataque de Rusia a Ucrania, los países de la Unión Europea y Estados Unidos han declarado su intención de implementar severas sanciones contra Rusia, las cuales se oficializarán el viernes.
Diversos líderes y analistas políticos han planteado la posibilidad de excluir a Rusia del sistema bancario internacional SWIFT. Según la agencia Reuters, la propuesta de expulsar a Rusia de SWIFT ha sido impulsada por los países bálticos, incluyendo a Polonia, Estonia, Letonia y Lituania.
Por el momento, Estados Unidos y la Unión Europea han decidido no avanzar con esta medida debido no solo a su significativo impacto en la economía global, sino también porque podría poner en riesgo el papel predominante del dólar en los mercados internacionales. Además, no está claro hasta qué punto afectaría realmente a Rusia, considerando su relación comercial con China.
Las sanciones adoptadas por la Unión Europea el jueves «incluyen el sector financiero, los sectores energético y de transporte, los productos de doble uso [civil y militar], así como el control y la financiación de las exportaciones y la política de visados», señala el documento oficial divulgado. También se prevé ampliar la lista negra de individuos sancionados para incluir a los oligarcas cercanos a Putin.
El primer ministro británico, Boris Johnson, ha decidido congelar los activos del VTB, el segundo banco más grande de Rusia, que tiene más de 180.000 millones de euros en activos, solo superado por el Sberbank. Además, Johnson ha anunciado la prohibición de todos los bancos rusos en el sistema financiero del Reino Unido, que es actualmente el mayor de toda Europa.
No obstante, se espera una segunda reunión donde se deliberará sobre otro paquete de sanciones. Cada decisión tomada por el bloque comunitario está condicionada a las repercusiones económicas que pueda tener en sus propias naciones. Por esta razón, en el segundo encuentro, algunos países que están firmemente a favor de sanciones más severas deberán contar con el respaldo de naciones como Italia, Hungría o Chipre, que serían las más afectadas de inmediato.
Moscú enfrenta las sanciones con una situación financiera mucho más robusta que en 2014, cuando la UE y EE. UU. impusieron medidas comerciales tras la anexión de Crimea. A fecha del 1 de febrero, el Kremlin había acumulado un fondo soberano de 174.900 millones de dólares (más de 157.000 millones de euros).
Por otro lado, el bloque europeo se resiste a cortar todos los lazos con Putin, ya que temen una mayor implicación de Rusia con el gigante asiático, China. Esta situación deja a Ucrania en una posición complicada, ya que su gobierno se convierte en objeto de negociaciones en lugar de ser un sujeto activo en ellas, mientras su pueblo lucha por sobrevivir.