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Texto: Redacción Cuba Noticias
En el ámbito de la televisión cubana, pocos programas han dejado una marca tan significativa como la novela “Tierra Brava”, una producción de 1997 que conquistó tanto la atención como el corazón del público en la isla.
Bajo la dirección de Xiomara Blanco, esta telenovela se estableció como una de las producciones más representativas del panorama televisivo, destacándose no solo por su intrincada trama, sino también por el excepcional tratamiento de sus personajes.
Las numerosas retransmisiones han permitido que cubanos de todas las edades se involucren en este drama, donde las disputas por tierras y herencias familiares y los amores prohibidos han dejado una huella imborrable en la televisión.
Inspirada en la radionovela “Medialuna” de Dora Alonso, “Tierra Brava” presentó un elenco destacado, siendo memorables personajes como Nacho Capitán, interpretado por Fernando Hechavarría; Silvestre Cañizo, magistralmente representado por Enrique Molina; Justa, a cargo de la inolvidable Alina Rodríguez; y, por supuesto, Verena y Lala Contreras, interpretadas por Jacqueline Arenal y Luisa María Jiménez, respectivamente.
¿Cómo no recordar a Lala? Un personaje lleno de matices que permitió a Jiménez convertirse en un ícono de la actuación en Cuba. Aunque la actriz ya era reconocida por su papel de La Tojosa en “Sol de batey” o su interpretación de Mariela en “El Naranjo del patio”, para el público, Lala Contreras fue tan esencial en su trayectoria como sus trabajos anteriores y posteriores.
Por otro lado, Verena, encarnada por Jacqueline Arenal, dejó su huella por su inquebrantable carácter. Precisamente ese espíritu, su rebeldía y su historia de amor fueron lo que elevaron la actuación y el personaje de Arenal a niveles insospechados en la preferencia de los televidentes.
La química y el contraste entre Lala y Verena se convirtieron en uno de los momentos más intensos de la trama de “Tierra Brava”. La interacción entre estas medio hermanas permitió a los espectadores sumergirse en una historia de amor, conflicto y redención que el audiovisual ofreció.
En relación a su trabajo en la novela, Jiménez ha comentado que representar a Lala fue un verdadero reto. En una entrevista con la revista OnCuba, la actriz relató lo complicado de algunas escenas junto a Arenal: “En una escena, de noche, nos fajábamos a golpes, teníamos que caer enredadas por el suelo, como dos gatas”, recordó la artista.
Casi 30 años después del estreno de la novela, ambas actrices han seguido explorando nuevos horizontes en sus carreras, mostrando su versatilidad. En el cine, Luisa María ha participado en importantes proyectos como “Barrio Cuba”, de Humberto Solás; “Viva Cuba”, de Juan Carlos Cremata; “¿Por qué lloran mis amigas?”, de Magda González; y “Rosa la china”, de la chilena Valeria Sarmiento.
Más allá de la actuación, también ha incursionado en el mundo de la moda, trabajando como modelo para diseñadores cubanos y figuras internacionales como Paco Rabanne o el célebre fotógrafo Alberto Korda.
Durante un tiempo, la artista se mantuvo alejada de los escenarios debido a un complejo momento personal que afectó su salud alrededor del año 2013. Jiménez padeció un derrame cerebral hemorrágico que requirió múltiples cirugías para controlarlo, originado por un aneurisma que desarrolló desde su infancia y que no había sido detectado. Aunque su carrera ha continuado con menor intensidad tras una larga recuperación, la actriz mantiene a sus seguidores informados a través de redes sociales y medios de comunicación.
Por su parte, Jacqueline Arenal continuó avanzando en su carrera audiovisual con emblemáticas telenovelas como “Si me pudieras querer” y “Ellas son así de feas”. En el ámbito del cine, participó en producciones nacionales como “Plaff” y “Un paraíso bajo las estrellas”.
Su incursión en el cine internacional abarca trabajos como “The Five Obstructions”, del director danés Lars Von Trier, y “El Misterio Galindéz”, una película española sobre el activista político Jesús de Galindéz.
En 2005, la actriz se estableció en Colombia, donde trabajó en teleseries de la cadena RCN Televisión, ganando gran reconocimiento por su versatilidad interpretativa.
En la actualidad, Jacqueline Arenal reside de nuevo en Cuba, donde ha reanudado su trabajo en el Teatro de muñecos Okantomi. Además, continúa demostrando su talento en la pantalla, lo que le ha permitido, entre otros logros, ser preseleccionada para los Premios Platino del Audiovisual Iberoamericano por su notable actuación en la serie de Netflix “Pálpito”.
Sus trabajos más recientes incluyen la película colombiana “Perder es ganar un poco”, la obra “53 domingos”, de Argos Teatro, y su papel de Leonor Moscote en la adaptación para Netflix de “100 años de soledad”.
Tanto Jiménez como Arenal han trascendido las fronteras de la televisión, demostrando su capacidad de adaptación a diversos géneros y formatos. El impacto de Lala y Verena es innegable, y siguen siendo actualmente dos de los personajes más queridos y respetados por el público en la isla. “Tierra Brava” fue, sin lugar a dudas, ese regalo de la juventud que el arte cubano les ofreció a Luisa María y Jacqueline, impulsándolas directamente hacia el corazón y la memoria de todo un país.