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Para los niños cubanos de las décadas de 1980 y 1990, los lunes a las 7 de la tarde tenían un nombre y, más bien, un sonido: “Se abren las puertas de la fantasía y entra volando una flor”. La voz del cantautor Kiki Corona daba la bienvenida a un programa que fomentó la creación de audiovisuales infantiles durante casi 20 años y que es recordado con nostalgia por varias generaciones de cubanos: “Tic tac, tic tac, dice el reloj que ya es la hora de cantar; tic tac, tic tac ya comenzó tu Arcoíris musical”.
Era un verdadero paraíso de videos infantiles, algunos de calidad aceptable, pero la mayoría con una estética bastante básica. Los conductores eran dos personajes con ojos desproporcionados: Alegrina y Tristolino, protagonistas de un espacio que servía de puente entre los muñequitos y las aventuras, que en aquellos años todavía se producían en Cuba.
Muchos niños llegaron incluso a aprenderse los créditos, gracias a escucharlos todos los lunes recitados por los actores que daban vida a los títeres: Ana Nora Calaza, Luisita Roque, Gladis Gil y Ángel Kike Díaz. Jesús Caldas dirigió el programa durante la primera década, y posteriormente Arístides Estévez asumió el liderazgo del proyecto.
El programa giraba en torno a un eje temático central que sustentaba los diálogos entre Alegrina y Tristolino, en el cual se insertaban los videos musicales, que evolucionaron desde los más rudimentarios, creados con la manipulación de títeres artesanales, hasta los más modernos, desarrollados gracias al talento de los Estudios de Animación del ICAIC. Había de todo como en botica: desde audiovisuales “de palo” hasta verdaderas joyas de la animación digital.
De ese espacio recordamos cientos de canciones, de muchas de las cuales, posiblemente, no sepamos ni el nombre. Artistas como Lourdes Torres y su nieta Jessie popularizaron la emblemática: “Abuela, qué pasaría si me cae una estrella en la cabeza”; Verónica Velázquez, hoy una exitosa intérprete, comenzó cantando “Como en piñata” y el más reconocido, sin duda, fue Kiki Corona, quien ha dedicado su carrera a la música infantil y ha expresado su tristeza por la desaparición de un programa como Arcoíris musical.
La añoranza por el programa y lo que simbolizaba para los niños cubanos también fue testimoniada por Luisita Roque, la “mamá” de Alegrina, quien comentó públicamente cómo concebían en equipo cada capítulo y cómo el espacio fue decayendo hasta ser retirado de la programación en 2005.
“Llegó un momento en que queríamos implementar cambios; sin embargo, nuestras inquietudes no fueron escuchadas —reveló—. No se integraron otras técnicas de títeres que teníamos en mente, no hubo renovaciones en ningún aspecto y, como es natural, todo lo que no se cuida adecuadamente, se destruye a corto o largo plazo. El programa se volvió obsoleto y lo sacaron del aire. Fueron días muy tristes”.
El deseo de Luisita Roque es compartido por Kiki Corona y muchos otros artistas que crean para los niños: que exista una programación en la televisión cubana que visibilice el talento de titiriteros, autores e intérpretes de música infantil, animadores y todos aquellos que contribuyen a moldear la fantasía de los más pequeños del hogar.
“Debería haber una mayor cohesión entre entidades para llevar a cabo lo que, con tanto esfuerzo y dedicación, nace de las mentes de buenos cubanos que quieren que nuestra infancia siga creciendo con los valores necesarios”, ha comentado a la prensa Kiki Corona, un artista que, a lo largo de más de 40 años de carrera, ha publicado 35 discos, alrededor de 300 temas musicales y un único videoclip.
Los niños que hoy crecen en la isla no tienen un espacio televisivo donde sentarse a disfrutar de media hora de audiovisuales “made in Cuba”. Afortunadamente, en la memoria de sus padres se preserva Arcoíris musical, aquella media hora que algunos veían por obligación, otros porque coreaban con entusiasmo cada estribillo, y hoy todos evocan como parte indisoluble de su infancia.