¿Qué ocurre con la «industria fuerte» de Cuba, según lo indicado por Lazo?

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Texto: Hugo León

Durante una visita a varios centros de producción en Guanabacoa, el presidente del Parlamento cubano, Esteban Lazo, afirmó que el país cuenta con diversas industrias robustas, una conclusión que resulta interesante considerando los reportes del mismo organismo que lidera.

Lazo instó a importar materia prima y a fomentar la producción local, un factor reconocido tanto por las máximas autoridades de la nación como por la población en general como fundamental para abordar algunos de los desafíos de Cuba.

Sin embargo, a continuación, respaldó esta necesidad de producción nacional con la fortaleza de la industria cubana.

“Contamos con una industria ligera poderosa, una industria alimentaria robusta y una industria básica sólida”, afirmó.

Industria ligera, «ligeramente» afectada

Las palabras de Lazo contrastan con la realidad de que la industria ligera cubana no logra abastecer a la isla con los insumos necesarios y que, desde principios de los años 2000, la mayoría del calzado, ropa, productos cosméticos y electrónicos que se venden en las tiendas estatales han sido adquiridos en el exterior por el gobierno.

Esto continuó con el surgimiento de revendedores que viajaban a Panamá en busca de mercancías al por mayor para ofrecer en Cuba, principalmente ropa y artículos de higiene.

Por otra parte, esta misma industria ha perdido en los últimos años la capacidad de mantener un suministro constante de papel higiénico, toallas sanitarias y otros productos similares. Como resultado, su venta se concentra en las Mipymes, y cuando llegan a las tiendas estatales, son regulados.

Cuba, que hace varias décadas contaba con una industria ligera dinámica que no dependía exclusivamente del Estado y se basaba en la producción descentralizada, ha enfrentado un proceso de descapitalización del cual han hablado en múltiples ocasiones economistas cubanos y las autoridades más altas.

Como consecuencia, este sector no es competitivo y necesita inversión extranjera, como la que se intenta atraer en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, aunque hasta ahora con escaso éxito.

Industria alimentaria cubana

Aunque las declaraciones del presidente del Parlamento puedan sonar optimistas, se podría plantear una pregunta: si la industria alimentaria cubana es realmente potente, ¿por qué es tan difícil poner comida en la mesa?

En Cuba, alimentar a una familia diariamente no es una tarea sencilla. La baja productividad de la industria alimentaria impacta negativamente en los precios, y aunque el ministro del sector lo califica como un “sector estratégico”, las inversiones en este ámbito son significativamente inferiores a las destinadas al turismo.

La isla cuenta con una Ley de Soberanía Alimentaria, Seguridad Alimentaria y Nutricional que no ha generado un incremento en la disponibilidad de alimentos. Además, según el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, incluso la canasta básica se fundamenta en importaciones.

La industria básica

Una situación no muy diferente se observa en la industria básica. De acuerdo con expertos, este sector abarca las producciones petroquímicas, la minería, la siderurgia, la generación de energía y la pesca.

Por mencionar un ejemplo, Cuba, que posee las quintas reservas comprobadas de níquel en el mundo, está atravesando un momento complicado en términos de productividad en este sector.

En el ámbito pesquero, la viceministra de la industria alimentaria recientemente afirmó en el programa Mesa Redonda que los mares que rodean a Cuba no ofrecen la cantidad de peces que los cubanos necesitan consumir. Mientras tanto, la flota pesquera cubana dista mucho de lo que fue entre las décadas de 1970 y 1990.

Cuba sí cuenta con leyes; el Parlamento cubano ha aprobado normativas, regulaciones, decretos y leyes para fortalecer las industrias mencionadas, pero hasta el momento no han dado los resultados esperados para alcanzar el nivel de industria potente que se requiere.

Además, estas afirmaciones chocan con las quejas del propio Lazo hace algunas semanas, cuando reconoció ante el Parlamento que dirige, en presencia de ministros y otras autoridades de la isla, que «la industria estatal no está cumpliendo su papel».

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