¿Qué situación presenta la vivienda en Cuba en la actualidad?

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Foto: Jorge Luis Borges

Es un hecho conocido desde hace un tiempo en Cuba que, tras los estragos provocados por intensas lluvias como las que se registraron a principios de junio, llega una segunda etapa marcada por la insistente aparición del sol. La humedad residual en las paredes y techos de viviendas en mal estado, al encontrarse con los rayos del sol, resulta cada vez más insostenible.

A pesar de no haber sido un ciclón, a principios de junio se reportaron daños en aproximadamente 750 viviendas en el occidente cubano. De estas, 148 sufrieron derrumbes en la capital, la mayoría de ellos parciales. La semana pasada, también se conocieron casos de derrumbes en otras provincias, como Matanzas, aunque afortunadamente no se produjeron pérdidas de vidas humanas.

El impacto de las recientes lluvias resalta algunos de los principales problemas sociales: la evidente falta de mantenimiento en los edificios y el incumplimiento de los planes para la construcción de nuevas viviendas, que a veces no son suficientes para reemplazar las que se caen o deterioran.

De acuerdo con datos oficiales al cierre de 2020, en la isla había 3,9 millones de viviendas, de las cuales cerca del 40% se encontraba en regular o mal estado. Un año antes, en 2019, se completaron 44,000 viviendas, mientras que en 2020 esta cifra cayó a 32,000, y en 2021 apenas se construyeron unas 18,000.

El estado deteriorado de las viviendas en Cuba es un problema que ha persistido por décadas, pero en los últimos años ha cobrado mayor relevancia, ya que varios sectores de la población observan con inquietud la acelerada construcción de hoteles, lo que afecta las posibilidades o planes del gobierno para edificar hogares.

“Basta con caminar por la ciudad para notar el deterioro del patrimonio construido de La Habana”, comentó a la agencia AP el arquitecto Orlando Inclán, quien, junto a un equipo de profesionales, acaba de ganar un concurso de proyectos para edificios de viviendas sociales utilizando materiales alternativos y reciclados.

“Es el momento de diversificar esta política de vivienda. Hay que diversificar los actores, los materiales y las formas de entender la vivienda. No debería haber un único productor de viviendas ni utilizar siempre los mismos materiales”, señala Inclán.

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