Foto Collage: RRSS
Texto: Fede Gayardo
Rachel Arderi, influencer cubana y esposa del reguetonero Oniel Bebeshito, compartió con sus seguidores los testimonios proporcionados por la policía después del grave accidente que sufrió este miércoles en Miami.
A través de su perfil de Instagram, Arderi también compartió Impactantes detalles sobre los momentos vividos durante el incidente en el que su automóvil se volcó después de ser chocado por un camión en plena vía.
En su mensaje, expresó su agradecimiento a quienes se preocuparon por su bienestar y reflexionó sobre lo impredecibles que pueden ser estos eventos.
“A veces uno ve las cosas en alguna novela, en alguna película, o por la calle, y piensa que nunca le va a pasar, hasta que sucede,” relató.
En relación al actuar de la policía, Arderi comentó que “se comportaron muy bien conmigo, me sentaron en una patrulla porque yo estaba en el piso, desconsolada, temblando, yo solo quería que llegara mi esposo, que llegara mi mamá.”
Posteriormente, la llevaron al hospital. “Me calmaron, yo estaba muy nerviosa y solo tocaba la mano de mi mamá, diciéndole que no quería morir, porque temía que alguno de los análisis mostrara que tenía algo grave, una hemorragia o algo, no sé, porque fue tan fuerte, tantos impactos.”
Los agentes, según explica la joven modelo, le dijeron que “para ser el tipo de accidente que fue” y después de tantos años de experiencia, “en este tipo de accidentes nadie sale caminando como tú del carro, ni siquiera me ayudaron a salir del vehículo. Ahí es cuando me doy cuenta que la vida es tan corta y que Dios siempre ha estado conmigo y siempre estará.”
Continuó narrando cómo transcurrió el evento: “Yo venía normal por mi senda, no estaba en la vía rápida, cuando sentí el impacto del camión. Un camión me dio por el lado, lo que hizo que mi carro diera vueltas, como seis o siete.”
Tras el caos, la joven de 22 años confesó que solo pensó en sus seres queridos, especialmente en sus hijos y su madre. Además, evocó recuerdos dolorosos del pasado, como la pérdida de su hermano mayor cuando tenía solo cinco años.
En ese momento, pensó: “Dios, sálvame. No dejes que muera, no quiero morir. Sentí el impacto y cómo el carro se volcaba, hasta que se detuvo. Todo me parecía confuso, gracias a Dios no me di ningún golpe, pero tenía la cabeza muy aturdida, mucho dolor en el cuello y en la columna.”
También relató su desconcierto al notar cómo dos jóvenes se acercaron al lugar, y uno le advirtió al otro que no se acercara al vehículo, pues creían que era imposible que alguien hubiera sobrevivido a un choque tan aparatoso.
“Uno le dice al otro: ‘Deja eso’, como si la persona dentro ya debía estar muerta. Ahí me trauma aún más, yo sufro de ansiedad, de ataques de pánico, quienes saben, saben que es terrible. Y yo misma me miraba, me tocaba y decía: ‘pero estoy viva, estoy bien, o esto es lo que sucede después de la muerte, qué está pasando’,” amplió.
Después del accidente, salió del coche por la parte trasera y “lo único que hice fue tirarme al piso, porque no podía creer que estaba viva. Cualquier extraño que se acercaba a mí, le tocaba la mano, lo abrazaba. Agradeciendo a Dios porque no morí, porque seguía viva.”
Arderi envió un mensaje de fortaleza, aunque aclaró que le tomará un tiempo volver a conducir: “Nada, a seguir adelante ahora. No sé cuándo volveré a manejar, siento que necesito un proceso. Por más que sepamos, por más que vayamos bien, por más que estemos concentrados en la carretera, a veces no tenemos la culpa y es el de al lado el que falla, y tristemente, personas inocentes resultan afectadas.”
Finalmente, reflexionó sobre la dureza de la experiencia, pero aseguró que todo contribuiría a aumentar su fortaleza personal: “Siento que esta es una experiencia fuerte y dura para mí, pero es una experiencia más para ser más fuerte, para ser más guerrera como yo soy. Agradecida con Dios por salir de ahí viva, por salir caminando, porque sé que millones de personas no salen tan bien de un accidente como yo lo hice.”