¿Rechazo a las tiendas en MLC: Movimiento o solicitud de la ciudadanía?

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Fotos: Roy Leyra / CN360

Desde hace algunos días, un cartel ha circulado en las redes sociales que expresa la oposición a las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) establecidas por el gobierno cubano, respaldado por un grupo de ciudadanos tanto residentes como no residentes en el país.

Para las autoridades cubanas y algunos de sus seguidores, esto se considera una campaña de desacreditación a los esfuerzos gubernamentales por recaudar «moneda dura» a través de estos comercios e invertirla en servicios y productos básicos para la población.

Un grupo de cubanos ha lanzado una petición en la plataforma online change.org, que, hasta el momento de la redacción de este artículo, había recogido 10,800 firmas. En la petición, exigen a las autoridades: “1- El cierre inmediato de las tiendas en dólares o MLC, una moneda que no se produce en el país. 2- El reabastecimiento de todas las tiendas en CUP o pesos cubanos, que es la moneda con la cual el Estado paga a sus trabajadores. Estas tiendas en dólares generan segregación económica y exclusión social, violando los derechos garantizados al pueblo en la Constitución de la República de Cuba”.

Los artículos de la constitución vigente que citan para respaldar su solicitud incluyen el artículo 1, que establece que Cuba es un estado para todos y por el bien de todos; el artículo 3, que habla del deber del estado de garantizar la igualdad y fomentar mayores niveles de justicia y equidad social; y el artículo 31, que menciona el derecho y deber del trabajo como principal fuente de sustento para promover una vida digna a los ciudadanos.

El 8 de octubre de 2021, un grupo de madres entregó una carta a la dirección del Gobierno Provincial del Poder Popular en Santiago de Cuba, donde explicaban que “…actualmente, en nuestra provincia, todos los productos de aseo, higiene, confitería, e incluso ropa y calzado para nuestros bebés (salvo los pampers, que también presentan deficiencias en las tiendas CUP) se comercializan en estas tiendas de las que sabemos que dificultan el acceso a las personas que dependemos únicamente de nuestros salarios…”. Sin embargo, la carta nunca obtuvo respuesta de las autoridades correspondientes.

La petición en Change.org comenzó en 2021, pero ha vuelto a ganar impulso ante el aumento del dólar estadounidense en el mercado informal, donde actualmente 1 dólar equivale a 100 pesos cubanos y se anticipa que el valor subirá aún más.

Aunque para el gobierno y el Banco Central de Cuba esta tasa de cambio es inexistente y consideran ilegal la que promueven de 1×24, la realidad es que el aumento ha revelado la ansiedad de los cubanos de abandonar el país, además de la evidente discriminación económica y social provocada por la presencia de tiendas en MLC, asociada a la escasez general en los establecimientos que operan en pesos cubanos.

Recientemente, el Banco Central de Cuba emitió un comunicado oficial desmintiendo rumores sobre la posibilidad de vender dólares estadounidenses a través de sus sucursales. Aunque la nota instaba a los ciudadanos a mantenerse informados y afirmaba que esto no ocurriría, las reacciones en los medios oficiales donde se publicó la información no fueron precisamente de calma y confianza.

“Pues nada, ya lo desmentimos. Ahora lo que toca es hacerlo realidad, o le vendemos MLC a la población o eliminamos el MLC y ponemos la inflación al nivel real que está en las tiendas y con el CUP. Lo que es triste es que la inflación la mantengan aquellos que no trabajan y viven de la reventa de productos en tiendas MLC y CUP, y nosotros, los que nos levantamos cada día a luchar para mejorar el país, al final del día tengamos que lidiar con esos revendedores para poder comprar algo. Hay que poner fin a esta situación de una vez”, reclamaba un usuario en el portal estatal Cubadebate.

Desde la apertura inicial de estas tiendas y la habilitación de tarjetas en MLC, el gobierno cubano, a menudo a través del Ministro de Economía Alejandro Gil, ha señalado que es “una medida transitoria, ajustada al contexto actual, necesaria pero no deseable, que cumple un objetivo acorde con el momento que vive el país”, afirmaba el funcionario en una Mesa redonda hace casi dos años.

Hoy en día, no solo se mantiene el número inicial de 72 establecimientos que comenzaron a operar de manera gradual desde finales de 2019, y que en 2020 se ampliaron para la venta de productos de primera necesidad, sino que han crecido en cantidad, mientras los ciudadanos cubanos continúan sin poder acceder oficialmente y de manera ordenada a esta divisa.

A pesar de que el gobierno cubano asegura que su intención no es dolarizar la economía, el hecho de que las demás monedas extranjeras que se permiten ingresar al país se canjeen según la cotización internacional del dólar, contribuye a que Cuba dependa de esta moneda. Una moneda que no está al alcance de sus ciudadanos y que una gran parte del mundo no acepta para transacciones oficiales, como han indicado las propias autoridades, cuando prohibieron el depósito de dólares americanos en las tarjetas MLC.

Más allá de las grandes operaciones y gestiones económicas relacionadas con el uso del MLC y sus tiendas, la más sensible proviene de una de las firmantes de la petición de Change: “firmo esta solicitud porque es abusivo que un gobierno le venda a sus ciudadanos todos los artículos de primera necesidad en una moneda que no existe en el país, una moneda que no corresponde al salario que se recibe por el trabajo. Los niños no tienen derecho a comprar caramelos, galletas o refrescos porque sus padres reciben un salario en una moneda que no tiene valor aquí”.

Figuras como Ramón Labañino Salazar, Héroe de la República de Cuba, han instado en sus redes sociales a la población a proponer soluciones para la inflación y las tiendas en MLC. En su perfil de Facebook, la mayoría de los comentarios abogan por su eliminación, al igual que en change.org. «Primero, no deberían existir estas tiendas, pues no cobramos esa moneda; es un robo. En segundo lugar, me parece vergonzoso que usted esté haciendo estas preguntas…», respondió un usuario a Labañino.

El desabastecimiento es palpable, y la inflación es real. Un cartel, un hashtag y una campaña en las redes están simplemente poniendo esta realidad bajo el foco de atención de otros.

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