Foto: Cuba Noticias 360
En un contexto crítico para el sistema energético cubano, el ministro de Energía y Minas ha reconocido las limitaciones y la obsolescencia de las termoeléctricas en el país, lo cual es alarmante dado que estas generan más del 40% de la capacidad total de producción de energía.
Entre las principales limitaciones, destacó el problema del combustible, que ha afectado significativamente durante los meses de marzo, mayo y algunos días de junio, coincidiendo con reportes de apagones de hasta 20 horas diarias, especialmente en las regiones central y oriental de Cuba.
El ministro explicó que “la generación térmica utiliza el crudo nacional, mientras que Energás se abastece del gas proveniente de los pozos cubanos. Anteriormente, importábamos crudo que luego refinábamos en el país, pero hoy en día eso se ha vuelto muy complicado”.
En relación con las termoeléctricas, admitió que se han perdido varias plantas generadoras debido a grandes incendios en Mariel 7 y otras han sido dadas de baja técnica porque tienen más de 50 años en operación.
Un caso ilustrativo es la termoeléctrica de Tallapiedra, ubicada en La Habana, que operó durante aproximadamente 60 años y utilizaba tecnología de la antigua Checoslovaquia, lo que obligó a su cierre y redujo así la capacidad disponible en el país. Con su desactivación, Cuba cuenta ahora únicamente con siete termoeléctricas.
Un dato curioso sobre la longevidad de Tallapiedra es que el gobierno mantuvo su funcionamiento casi el doble del tiempo permitido, ya que generalmente la vida útil de una termoeléctrica oscila entre 30 y 35 años.
Por otro lado, las unidades que siguen en operación lo hacen por debajo de la demanda existente. “Una unidad de 100 MW en la actualidad solo produce entre 70 y 80 megavatios. La suma de todos esos déficits alcanza aproximadamente 400 MW debido a los años de servicio y a la falta de repuestos”, concluyó el ministro.
Incluso los mantenimientos “planificados” que se llevan a cabo no logran recuperar por completo la capacidad de generación, reconociendo el titular que “lo que se hace es mantenerlas en operación, pero no las estamos renovando completamente como se dice en el argot popular”.
La deficiente calidad de los mantenimientos provocó que a finales de agosto se retiraran de manera abrupta dos unidades: Felton y Céspedes, ambas con más de 40 años de servicio.
En Cuba, las termoeléctricas cuentan con tecnología que proviene de la antigua Unión Soviética, Japón, Eslovaquia, y la más moderna, Guitera, que sincronizó en 1988 con tecnología francesa. Es evidente la necesidad de una intervención seria para mejorar el sistema de generación en Cuba; mientras tanto, la población sigue sufriendo cortes de electricidad.