Foto: Cortesía para Cuba Noticias 360
Texto: Hugo León
Cada 17 de diciembre, el Santuario Nacional del Rincón se convierte en el centro de una de las celebraciones religiosas más importantes de Cuba: el Día de San Lázaro. Sin embargo, en los últimos años, esta festividad había comenzado a perder parte de su energía, hasta este momento.
Según testimonios de quienes han peregrinado hasta allí cada año, la asistencia masiva al santuario había disminuido, y gran parte de la devoción se había trasladado a las redes sociales, donde se compartían relatos, fotos y mensajes de fe. Pero este año sucedió algo extraordinario: miles de personas regresaron al Rincón, devolviéndole a la celebración su esplendor de antaño.
¿Qué ha impulsado el resurgimiento del Día de San Lázaro?
La figura de San Lázaro, sincretizada con Babalú Ayé en la religión yoruba, es un símbolo de esperanza, sanación y sacrificio, y es difícil imaginar algún otro motivo detrás de este nuevo impulso que no sea la propia situación actual en Cuba.
Ya han pasado varios años desde que concluyó la pandemia de Covid-19, así que no se puede relacionar este retorno al Rincón como una reacción a tiempos de aislamiento. Tampoco sería realista pensar que el transporte ha mejorado tanto como para facilitar el viaje hasta allí.
De hecho, es todo lo contrario. Los miles de cubanos que han peregrinado este año hasta la Iglesia del Rincón han tenido que pagar mucho más por los vehículos de transporte y esperar significativamente más tiempo por las guaguas.
Muchos estudiosos del comportamiento humano sugieren que, ante situaciones adversas, las personas tienden a «volcar» su esperanza hacia la fe o la religión como una forma de hallar ánimo. La fe, como fuente de consuelo y significado, adquiere una relevancia especial en períodos de incertidumbre.
También es esencial considerar el impacto cultural y generacional. Las nuevas generaciones, a menudo alejadas de las tradiciones religiosas, están redescubriendo el valor de estas festividades como una manifestación auténtica de identidad y comunidad. Al mismo tiempo, aquellos que habían dejado de participar en las peregrinaciones están regresando motivados por la nostalgia o el deseo de reavivar su fe.
Cuba se ha convertido, a su vez, en una nación de peregrinos. A lo largo de los años, la emigración ha llevado a que al menos dos millones de cubanos abandonen la isla, y estos, dependiendo de su edad, han experimentado la fe y las costumbres cubanas de maneras distintas. Lo que es un hecho es que incluso muchos emigrantes que nunca visitaron el Rincón en Cuba ahora, a raíz de la distancia, sienten la necesidad de conmemorar la festividad de alguna forma, ya que les ayuda a reconectar con sus raíces.
En medio de apagones diarios, escasez, altos precios, escaso transporte y medicamentos, y el dolor de ver partir a sus seres queridos, lo ocurrido en este Día de San Lázaro puede interpretarse como un recordatorio del poder de la fe, la comunidad y la cultura. Mientras algunos buscan llenar plazas con discursos dudosos, el pueblo se ha manifestado este 17 de diciembre, reuniéndose, sin convocatorias ni citas previas, en torno a su fe.