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Texto: Fede Gayardo
Mario Alberto Urquía Carreño, quien ocupaba el cargo de Gran Maestro de la masonería en Cuba, decidió renunciar a su puesto tras las presiones y la expulsión de la comunidad masónica de la isla.
En un comunicado oficial, Urquía Carreño manifestó que “antes de permitir que la división existente perjudique aún más a la Institución y se intensifiquen los ataques que se realizan a través de las redes sociales, lo que incrementaría la denigración a la que está sometida la Gran Logia de Cuba de A.L. y A.M. por parte de sus opositores, en bien de la Institución este Gran Maestro renuncia al cargo”.
Según el texto difundido por el medio no estatal Cubanet, la razón de su dimisión se atribuye a “una incompatibilidad en criterios sobre la correcta aplicación e interpretación de nuestras leyes”, lo que ha ocasionado que “las opiniones en nuestras Logias se encuentren divididas acerca del proceder correcto”.
Además, señaló que “se ha desatado el odio y los insultos entre hermanos, olvidando que juramos defendernos presentes y ausentes. La situación institucional muestra hoy una grave división. Por las acciones evidentes de algunos masones, se percibe un creciente riesgo de agresiones y no permitiremos que esto ocurra; la incomprensión ha sometido a nuestros hermanos”.
La renuncia se produce tras una reunión en la que asistieron más de un centenar de masones en la Gran Logia de Cuba, reunión que fue convocada por el propio Urquía.
De acuerdo con una fuente del medio mencionado, Urquía “tenía preparado un circo” para manipular a los asistentes y continuar en el cargo, pero los masones se lo impidieron, escuchándose en consenso la frase “entrega y vete”.
Un testigo del evento relató que “Urquía abandonó el teatro, pero todos lo seguimos hasta el onceno piso (donde se encuentra su oficina)” y tras insistirle, accedió a reunirse con una delegación de los presentes.
La reunión, que tuvo una duración de aproximadamente dos horas, concluyó con la dimisión de Urquía. Sin embargo, “los detalles de lo discutido a puerta cerrada aún no son conocidos, ya que los presentes hicieron un pacto de discreción”, asegura Cubanet.
A partir de ahora, Mario Urquía será reemplazado por el Diputado Gran Maestro que él mismo nombró, Maykel Filema, quien deberá convocar a elecciones en septiembre, durante la próxima sesión de la Alta Cámara.
Después de siete meses, la renuncia de Urquía es considerada una victoria para muchos masones, quienes desde el principio denunciaron el supuesto robo de 19,000 dólares de la oficina del Gran Maestro.
Posteriormente a este incidente, Mario A. Urquía fue expulsado por el Supremo Consejo. A pesar de esta medida, el Ministerio de Justicia de Cuba no reconoció su expulsión y lo reinstauró en su puesto en menos de tres meses, decisión que generó protestas por parte de los masones en la Gran Logia en julio pasado.