El gobierno de la República Dominicana tiene en mente un proyecto similar al de Donald Trump: edificar un muro a lo largo de los aproximadamente 380 kilómetros de frontera con Haití, con el objetivo de disminuir fenómenos como la inmigración ilegal y el narcotráfico.
El presidente dominicano, Luis Abinader, anunció que las obras darían inicio a finales de este 2021.
Aunque ya existen algunos tramos de cercas en la frontera, Abinader aclaró que la barrera en las zonas más “conflictivas” se construirá como una valla doble que contará con sensores de movimiento, sistemas infrarrojos y cámaras de reconocimiento facial.
Hasta ahora, los únicos detalles disponibles son que el diseño preliminar del muro será elaborado por una empresa israelí y que su costo superará los 100 millones de dólares.
El gobierno dominicano planea financiar parte de esta iniciativa mediante la colaboración de la población, cuyos aportes se estima que podrían cubrir entre 20 y 30 kilómetros de la frontera.
Al igual que ocurrió con la propuesta de Donald Trump en Estados Unidos, esta idea del muro ha suscitado una gran controversia.
Varios expertos han manifestado su oposición a este plan del gobierno de Santo Domingo, argumentando que lo que realmente se necesita son medidas adicionales de control migratorio, no un obstáculo físico que los haitianos buscarían maneras de superar.
“No debe existir un muro mientras persista la pobreza extrema y la inestabilidad política en Haití, que genera presión migratoria (…) Se podría construir un muro de 100 metros de altura y la gente intentaría sortearlo”, declaró a medios internacionales Juan Del Rosario, profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Existen también quienes consideran la idea del muro como descabellada y racista, además de un gasto totalmente innecesario.
William Charpentier, coordinador del organismo independiente Mesa Nacional para las Migraciones y Refugiados, sostiene que lo que realmente se necesita es aumentar los proyectos de desarrollo en las áreas fronterizas que beneficien tanto a dominicanos como a haitianos.
“Construir un muro, en cambio, provoca resentimiento, xenofobia y racismo”, concluyó.