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Texto: Fede Gayardo
El director del documental “La Habana de Fito”, Juan Pin Vilar, tuvo una conversación con la revista Rolling Stone en relación con la proyección de su película en Argentina.
Este material, centrado en una charla entre Pin Vilar y Fito Páez que tuvo lugar en 2017, formó parte de la programación del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), que concluyó el 28 de abril.
A partir de esa fecha, la película se exhibirá en las pantallas de la cadena Cinépolis en la capital argentina.
En el artículo de la mencionada revista se explora la relación del músico rioplatense con Cuba, que comenzó en 1987 cuando visitó la isla por primera vez para participar en el Festival de Varadero.
“Fito estaba devastado: unos meses antes habían asesinado a sus tías en Rosario. Ese viaje a Cuba, facilitado por Pablo Milanés, fue como un gran abrazo. Desde entonces, se estableció un idilio con el pueblo cubano, con sus colegas, músicos y otros miembros del ecosistema artístico. Entre ellos, el cineasta Juan Pin Villar”, detalla Rolling Stone.
Respecto a la concepción del audiovisual, Juan Pin compartió que “fue una conversación que tuvimos tres años antes de comenzar a hacer la película, en 2017. Al inicio, solo quería archivarla para mis nietos. Pero durante la pandemia, el productor Ricardo Figueredo me sugirió aplicar a un fondo y finalizarla”.
Como bien señala el artículo, “La Habana de Fito” enfrentó una censura inicial en Cuba, en abril de 2024, y posteriormente “fue exhibido (incompleto) en la televisión de ese país, sin la autorización de sus realizadores”.
El director cubano subrayó que “lo político es solo una de las diversas perspectivas que rodean el documental. Afortunadamente, no es la única; vivimos en un mundo absolutamente diferente al de aquel entonces”.
Asimismo, añadió que “sin duda, la censura, el robo y la posterior exhibición ilegal del documental generaron un debate adicional más allá de nuestras fronteras, lo que llevó a la fundación de la Asamblea de Cineastas Cubanos; una de las vanguardias del pensamiento creativo que busca transformar el país. Sin duda, todo esto nos potenció inicialmente, pero nuestro documental se sostiene por sí mismo cuando se ve. Solo hay que permitirle navegar”.
Más adelante, Pin Vilar mencionó su encuentro con Páez, que, aunque fue facilitado por el trovador Santiago Feliú, el verdadero punto de inflexión en la relación entre el músico argentino y el cineasta cubano fue Pablo Milanés.
“Pablo construyó un puente de complicidad total entre nosotros”, relató Pin Villar. “La relación entre Silvio Rodríguez y mi padre es muy similar a la de Pablo con Fito. En un momento complicado de sus inicios, mi padre lo protegió. A través de la amistad entre ellos, conocí a Pablo. Era un adolescente cuando nuestra amistad comenzó realmente. Y seguimos conversando hasta pocos días antes de que él ingresara al hospital, a su camino hacia la eternidad de los trovadores”, añadió.
El artículo también menciona las declaraciones de Páez, en las que “expresa un profundo amor por el pueblo cubano, sus amigos y sus artistas, y una fascinación inicial por la Revolución. Pero también un desencanto, no necesariamente vinculado a las ideas, sino a los métodos y funcionarios que la llevaron a cabo, incluso con el mismo Fidel…”.
Finalmente, la entrevista concluye con la pregunta: “¿Compartís esa visión de Fito?”, a lo que el artista cubano responde: “Si no compartiera su visión, me habría costado trabajo incluirla en el documental. Al igual que dibujo a mi gusto el rostro de una mujer, divido la boca en labios, los ojos alegres, voy ensamblando lo que imagino será su rostro, así es como trabajo con las ideas. Estas son los elementos que utilizo para esbozar el rostro del documental. Su narrativa”.