Viaje a Santiago de Las Vegas en la guagüita de San Fernando: un rato caminando y otro a pie
Fotos: Roy Leyra | CN360
A tan solo treinta minutos en auto y a 18 kilómetros de distancia se encuentra Santiago de Las Vegas, en las afueras de La Habana. Aunque parece sencillo, la travesía es compleja, ya que además de la distancia, se requieren 150 pesos para llegar desde Centro Habana.
Durante muchos años, los taxis que cubrían este recorrido mantuvieron un precio fijo de 25 pesos cubanos, pero posteriormente, al igual que muchas otras cosas en Cuba, los tarifas comenzaron a aumentar. Este incremento fue notable con las restricciones de transporte durante la fase más difícil de la pandemia de Covid-19. Con la aplicación del reordenamiento monetario por parte del gobierno cubano, los choferes han tenido libertad para fijar sus precios, y un viaje de ida y vuelta a Santiago de Las Vegas ha alcanzado costos comparables a los de una buena comida en un restaurante de la capital.
Richard, un médico que creció en Santiago de Las Vegas, se ve obligado a viajar diariamente a una clínica en Centro Habana. Este trayecto le lleva más de hora y media cada mañana, combinando guaguas, ruteros, taxis y botellas desinteresadas, siendo estas últimas cada vez más difíciles de encontrar.
En las tardes, la situación es aún más complicada: “Después de las 5 de la tarde es casi imposible conseguir botella y la cola para las ‘gacelas’ es más extensa que la de las guaguas. Con suerte, a veces encuentro un chofer que decida llevarme hasta Santiago por 80 pesos. Si no, hay tres tramos establecidos por los choferes, cada uno por 50 pesos”, explica.
El primer tramo es desde el Parque de la Fraternidad en Centro Habana hasta el puente de 100 y Boyeros. Luego, los vehículos se detienen brevemente en el elevado y continúan hasta Boyeros, donde repiten la maniobra antes de dirigirse a Santiago de Las Vegas. En total, el costo suele ser de 150 pesos, y uno debe decidir si lo acepta o no.
“Es absurdo”, comenta Richard entre risas. “Muchísimas veces me he montado en el mismo carro en el que venía en el tramo anterior. A los choferes no les importa, solo quieren cobrar su dinero. Aunque parezca ridículo, están ganando mucho dinero… Si lo calculas, son varios miles de pesos al día. Así cualquiera…”.
Gabriel, otro joven de La Habana, reflexiona sobre cómo cada relación amorosa lo lleva a reconsiderar las distancias y los precios del transporte.
“De hecho, creo que al revés. Las distancias y los precios están haciendo que me replantee enamorarme solo de chicas de Centro Habana o El Vedado, porque es prácticamente imposible llegar a la periferia sin gastar una fortuna al mes”, comenta.
Su última novia vivía en Fontanar y terminaron porque se volvió demasiado complicado visitarla diariamente. Las mejores opciones de transporte eran las gacelas y los ruteros.
Las primeras se toman cerca de la terminal de trenes en La Habana Vieja y tienen tres tramos de cinco pesos: desde Habana hasta el Puente de 100, luego a Fontanar y finalmente hacia Santiago de Las Vegas. Sin embargo, después de las 5:00 pm desaparecen sorpresivamente, aunque poco después pueden verse ofreciendo el mismo trayecto por 50 pesos.
“Los ruteros cobran cinco pesos por el viaje completo, pero conseguir uno podría considerarse un deporte olímpico. La última alternativa son los P12, que salen casi llenos desde el parque El Curita”, explica Gabriel.
El equipo de Cuba Noticias 360 ha comprobado que los choferes fijan el precio a viva voz dependiendo del momento del día y la cantidad de pasajeros. En horas críticas, el costo puede llegar a 100 pesos por distancias cortas en esta ruta.
Parece que este problema es demasiado grande para que alguien pueda solucionarlo.
En enero de 2021, el Gobierno Provincial de La Habana estableció tarifas máximas para los porteadores privados en las rutas principales. Por ejemplo, el precio estipulado entre La Habana Vieja y Santiago de Las Vegas es de 25 pesos.
Si los pasajeros no realizan el recorrido completo y abordan el vehículo en un punto intermedio, el precio máximo debería ser de 15 pesos, según la resolución.
Sin embargo, el Gobierno de la capital parece carecer de los recursos y/o la voluntad para competir con los transportistas privados al aumentar la cantidad de taxis en la calle o mejorar la oferta con más gacelas, ruteros o guaguas. Además, los pasajeros comentan que la policía no sanciona a quienes no respetan los precios establecidos.
Para que se lleve a cabo alguna sanción, las personas deben reportar la fecha, la ruta y la matrícula del vehículo que cobró un precio excesivo. Sin embargo, muchos temen que al hacerlo se reduzcan las posibilidades de encontrar choferes dispuestos a realizar los viajes, y al final, la gente solo quiere llegar a casa.
A diferencia de lo que podría pensarse, entrevistar a varios taxistas que prestan servicio en la ruta Habana-Santiago de Las Vegas resultó sencillo, y sus respuestas fueron siempre directas:
“¿Yo? Para nada, yo no establezco los precios de los pasajes. Ese precio lo fija quien me cobra 500 pesos por una bolsa de leche para que mi hija y mi esposa desayunen; quien me cobra mil 200 pesos por un paquete de pollo y quien me vende en MLC el jabón con el que me baño”, comentó uno de ellos, que prefirió mantener su nombre en anonimato. Este periodista no se atrevió a replicarle.
Las piezas y reparaciones de los vehículos son costosas. La gasolina y los impuestos tampoco son baratos, además de los ‘regalitos’ que algunos choferes deben pagar a los inspectores de vez en cuando, añadió otro conductor.
El Estado se preocupó por fijar precios de los viajes, aunque solo en teoría, ya que no tomó medidas para competir realmente con los taxis. De hecho, estos choferes, como muchos otros emprendedores cubanos, han comprendido que la ley de oferta y demanda es la clave, e incluso se han organizado en pequeños grupos para coordinar precios, paradas y normas de trabajo.
Según datos del Ministerio de Transporte, en La Habana solo hay un promedio de 418 autobuses operando, con cerca de 4,800 viajes programados. Para ofrecer un servicio adecuado en la ciudad, se necesitarían más de 700 ómnibus.
Encuestas recientes y reportes de medios estatales cubanos indican que en los últimos años, más del 20% de los pasajeros que se desplazan a diario en la capital utilizan el transporte privado, y no es cuestión de preferencia, sino de necesidad.
Por ahora, las calles de La Habana recuerdan los años 90, con el aumento de bicicletas y más personas en las paradas. Y aunque por el momento no se sugiere, si los precios continúan aumentando, no pasará mucho tiempo antes de que se haga necesario viajar de La Habana a Santiago de Las Vegas como solíamos bromear de pequeños: en la guagüita de San Fernando, un rato caminando y otro a pie.