Se encienden las alertas en Cuba debido a la mala calidad del aire.

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Foto: RL Hevia

Alrededor de siete ciudades en Cuba presentan los peores índices de calidad del aire: Mariel, Nuevitas, Moa, La Habana, Santiago de Cuba, Cienfuegos y Matanzas. Esta situación se debe, en parte, a errores en la planificación territorial, particularmente en la ubicación de los asentamientos urbanos y las instalaciones industriales.

No obstante, este problema se ha estado abordando desde 2022 y todavía no muestra mejoras significativas. Por ejemplo, el uso de tecnologías anticuadas, especialmente en el sector industrial y del transporte, junto con la falta de sistemas de tratamiento eficientes y la escasa implementación de normas técnicas reguladoras, siguen siendo las mismas causas que existían hace dos años.

Según medios estatales, Santa Lucía, Santa Clara, Camagüey, Holguín y Nicaro están catalogadas como zonas de mala calidad del aire, mientras que Pinar del Río, Artemisa, San José de Las Lajas, Cárdenas, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Las Tunas, Bayamo y Guantánamo se consideran en condiciones deficientes.

En Cuba, el contaminante más emitido a la atmósfera es el dióxido de nitrógeno, seguido por el dióxido de azufre y el monóxido de carbono, los cuales están relacionados con la quema de combustibles fósiles. Los municipios de Moa, Mariel y Nuevitas son los mayores emisores, ya que albergan empresas metalúrgicas, centrales termoeléctricas y fábricas de cemento.

PROBLEMAS EN LA CAPITAL

En el caso de La Habana, desde el Centro de Contaminación y Química de la Atmósfera, indican que las áreas más afectadas se concentran en el anillo industrial, alrededor de la bahía habanera, asociadas a las emisiones procedentes de la refinería Ñico López y el grupo electrógeno de Regla.

La única variación con respecto a la situación de hace dos años en la ciudad es el cierre de la central termoeléctrica Tallapiedra debido a su obsolescencia, que apenas contribuía a la generación de energía.

Además, existe una gran cantidad de centros industriales que no cumplen con las normas de calidad del aire establecidas, especialmente en cuanto a la distancia mínima que debe haber entre ellos y las áreas residenciales.

La mala calidad del aire en la capital se evidencia cuando se encuentra cubierta por una densa bruma que limita la visibilidad a distancia, un fenómeno similar al que ocurre cuando la ciudad se ve afectada por las nubes de polvo del Sahara.

A corto plazo, no hay soluciones evidentes para revertir esta situación. Desde 2022, los especialistas han mencionado la necesidad de cambios que, hasta el momento, no se han materializado.

Las propuestas de soluciones que dependen de la debilitada economía cubana, como el cambio de tecnología debido a los altos costos, y el tratamiento de emisiones industriales, no lograrán un desarrollo efectivo. Se sigue a la espera de la implementación de normas que algunos sectores logren cumplir. Mientras tanto, la calidad del aire en Cuba continúa deteriorándose.

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