Las principales herramientas para combatir la Covid-19 en todo el mundo han sido las mascarillas, conocidas en Cuba como nasobucos. Hasta el momento, han demostrado ser la forma más efectiva de limitar el contagio y mantenerse saludable; sin embargo, no todas las variantes cumplen con esta función.
Recientemente, las autoridades sanitarias de España emitieron una advertencia sobre las mascarillas tipo FFP2 que contienen grafeno, ya que podrían ocasionar más perjuicios que beneficios.
El grafeno es una sustancia compuesta por átomos de carbono que se utiliza ampliamente en diversos sectores debido a algunas de sus características, como su ligereza y resistencia. No obstante, este material puede ser tóxico para los pulmones, especialmente si se inhala a diario.
Varios estudios médicos realizados en países como Canadá han corroborado esta información. A principios de este mes, la autoridad de salud de ese país, Health Canada, anunció la retirada del mercado de “mascarillas cuyo etiquetado indica que contienen grafeno o grafeno de biomasa”.
Asimismo, informaron que una evaluación preliminar del ministerio de Salud de Canadá “identificó que las partículas de grafeno inhaladas tenían un cierto potencial para causar toxicidad pulmonar temprana en animales”, por lo que, aunque “el riesgo para la salud de las personas de cualquier edad no está claro”, recomendaban no utilizar mascarillas fabricadas con este material.
Esto ha generado preocupación en otras partes del mundo. En España, por ejemplo, varios sindicatos e instituciones ya han comenzado a exigir la retirada de estas mascarillas. Entre ellos se encuentran la Central Sindical Independiente y de Funcionarios, el Sindicato Profesional de la Ertzaintza, el hospital de Salamanca y algunos de la comunidad de Madrid.