¿Se puede degustar la competencia y la competitividad en Cuba?

Lo más Visto

Foto: Jorge Luis Borges

Texto: Hugo León

Conceptos como efectividad, eficiencia, calidad e innovación se repiten en los informes de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) en Cuba y también en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido. Sin embargo, a pesar de estas menciones, el país sigue atrapado en la misma situación tras varios intentos de “perfeccionamientos empresariales”, numerosas reuniones, corrección de errores e incluso un “reordenamiento”. Surge la pregunta: ¿por qué?

¿Son realmente competitivas las empresas cubanas? O mejor aún, ¿comprenden los directivos de la empresa estatal socialista qué significa la competitividad y su importancia?

Año tras año, el Ministerio de Economía y Planificación informa que varias cientos de empresas estatales operan con pérdidas y no son rentables, dependiendo así de subvenciones gubernamentales. Las máximas autoridades del país han reconocido esta condición como un gran obstáculo, pero estas empresas han existido durante décadas y continúan, sin que se hayan cerrado o realizado cambios significativos para mejorar su situación.

Esto incluye incluso a hoteles y sectores que no ofrecen servicios esenciales para la población.

Es comprensible que el Estado apoye empresas vitales como las de transporte, si en un momento dado generan pérdidas, pero no resulta lógico que el mismo respaldo se dé a hoteles, cadenas de tiendas, restaurantes y fábricas que podrían ser reemplazadas de manera orgánica por otras que sí cumplan con los requerimientos.

Así que, aunque para el país y la población sea algo esencial, ¿realmente necesitan ser competitivas las empresas estatales? La respuesta corta es no, ya que persisten sin consecuencias significativas, además de informes con cifras negativas y reuniones. A fin de cuentas, no les afecta.

La idea de la competitividad en Cuba

Al dialogar sobre el tema con varios trabajadores, Cuba Noticias 360 pudo notar que, en su mayoría, la competitividad se asocia a la emulación.

Un simple ejercicio de memoria permitirá a los lectores recordar que la competitividad promovida en escuelas, por ejemplo en la primaria, giraba en torno a emulaciones por mantener el aula más limpia, quien participaba más en actividades o el “mural” más grande, colorido y actualizado, y no en el desempeño académico de los escolares.

Desde ese punto hasta las empresas, la forma en que se ha manejado la competencia en Cuba no ha logrado fomentar el crecimiento ni la mejora de la producción o su calidad, con las consecuencias conocidas para el país y el pueblo, como la baja productividad y la escasa calidad de servicios, entre otros.

En contraste, el joven sector empresarial privado cubano ha comprendido más rápidamente que si su negocio no ofrece algo diferente y mejor que la competencia, se enfrenta a pérdidas. Muchos economistas explican que, dado que el bolsillo que duele es el propio, entre los privados la competencia y la competitividad son no solo necesarias, sino imprescindibles para sobrevivir en el mercado.

Los restaurantes particulares son un ejemplo temprano: su éxito o cierre depende de la relación precio/calidad y de la opinión del cliente. Lo mismo ha ocurrido con cafeterías, negocios de impresión y pequeños o medianos productores. La competencia ha llevado a algunos a mejorar y a otros a desaparecer, beneficiando en última instancia al pueblo.

Por ejemplo, si en La Habana el precio de la cerveza bajó de 250 a 130 pesos en tres meses, fue porque el producto se volvió más accesible y las cafeterías enfrentan competencia casi en cada cuadra vendiendo lo mismo.

Competir para subsistir

Como señala el propio Dr.C Juan Triana Cordoví, un conocido economista cubano: en Cuba existen monopolios y barreras institucionales que impiden que la competencia funcione de manera adecuada.

Buscar tener empresas estatales eficientes sin una competencia real es inviable y la presencia de situaciones monopólicas en la isla tampoco ayuda, como explicó Triana en una serie de artículos publicados en 2022. Él enfatiza que “la débil competencia presente en el sistema económico cubano y la extendida práctica monopolista que lo caracteriza, permite a muchas empresas operar con márgenes de utilidades excesivos.”

La economía cubana, al ser centralizada y planificada, debería evitar este tipo de incoherencias que permiten a algunas empresas obtener altas ganancias sin una correlación en la cantidad y calidad de bienes y servicios, aunque esto no ha sido el caso durante las últimas décadas.

La solución propuesta por Triana y otros economistas es que las empresas operen en un entorno de competencia real y se establezca un ambiente de negocios transparente, con la participación de empresas nacionales y extranjeras de todo tipo, sean privadas o no.

Entonces, ¿se consumen la competencia o la competitividad? Como conceptos, no son una panacea, pero en una Cuba que ya cuenta con más empresas privadas que estatales, el día a día demuestra que sí pueden contribuir, al menos, a mejorar la alimentación y aliviar cargas al propio Estado.

Más Noticias

Últimas Noticias