Foto: RRSS
Texto: Hugo León
César Pérez Cruz, el árbitro sancionado por la Comisión Nacional de Béisbol hace algunos meses, se tomó la vida esta semana, según informan fuentes cercanas al evento.
Aunque los medios estatales no han ofrecido una versión detallada sobre los hechos, allegados han indicado que el árbitro se quitó la vida “por asfixia” utilizando una cuerda.
El diario oficial Venceremos, de Guantánamo, publicó una breve nota confirmando la noticia, que supuestamente ocurrió el martes 13 de agosto.
“Uno de los más grandes árbitros en la historia de Guantánamo”, lo describió el periódico Venceremos, recordando que fue el primer árbitro internacional de sóftbol de Cuba.
La nota menciona que el “pequeño gigante del Guaso” representó al arbitraje cubano en numerosas naciones, demostrando su calidad profesional y humana, así como su dedicación.
Pérez Cruz había participado en cuatro Juegos Panamericanos, dos Juegos Centroamericanos y del Caribe, un premundial, un preolímpico, además de numerosos campeonatos nacionales y provinciales de sóftbol, béisbol y recientemente de baseball 5.
César tenía 72 años al momento de su fallecimiento. Sobre él pesaba una sanción impuesta por la Comisión Nacional de Béisbol que lo inhabilitó para toda la temporada, junto a otros árbitros, debido al cambio de nombre de Ricardo Campanioni el 29 de abril de 2024, en la Serie Nacional.
Tras conocerse la noticia de su muerte, la Federación Cubana de Béisbol y Softbol emitió un comunicado expresando su pesar y extendiendo condolencias a la familia y amigos.
Mientras tanto, fuentes no estatales sugieren que la vergüenza causada por la sanción pudo haber sido un factor determinante en la decisión de César de acabar con su vida.
El propio diario Venceremos lo describió como “bonachón, pero también responsable, honesto y serio en su trabajo”, aunque otras fuentes indican que la sanción resultó ser demasiado pesada para él, considerando su nombre manchado tras tantos años de conducta intachable.
Por otro lado, la sanción ha sido considerada injusta por numerosos analistas y aficionados en general, quienes creen que la responsabilidad recae más en los directivos de la Comisión Nacional que en los árbitros.