Fotos: Cuba Noticias 360
Texto: Hugo León
En los últimos dos años, más de 300 mil personas han abandonado Cuba, y en el último lustro también se han perdido productos que solían ser parte de la comida cubana diaria, conocidos por su bajo costo y delicioso sabor. ¿También habrán recibido el parole? Porque algunos han sido vistos a unas 90 millas de la isla.
El pirulí, el más dulce de los caramelos cubanos
¿Quién de los lectores que supera los 20 años no recuerda esta delicia tan azucarada como la caña misma? El pirulí es, o mejor dicho, era uno de los caramelos cubanos más emblemáticos, porque ya no se encuentran en las calles de La Habana.
Hace algunos años, era común comprarlos por un peso, luego por dos, cinco, diez pesos… hasta que llegó el reordenamiento y desapareció el pirulí.
La receta de este caramelo fue creada por un español que se estableció en Cuba en 1862, y llegó a tener un central, varias refinerías, destilerías de alcohol y comercios. Durante más de un siglo, este dulce meloso fue común en las calles del país, pero con la crisis de la zafra y el precio del azúcar superando los 180 pesos la libra, hoy en día es difícil encontrarlo.
El pan de bocadito
Las fiestas de cumpleaños de quienes tienen o rondan los 30 años no hubieran sido lo mismo sin los panes de bocadito con pasta. ¡Eran una verdadera delicia!
Estos panes solían venderse principalmente en panaderías estatales, donde ahora solamente se comercializa el pan de la canasta básica. Luego, apareció el famoso Sylvain, un poco más caro pero aún más suave y apetecible, y los cuentapropistas con panaderías particulares también comenzaron a producirlos.
Hoy en día, estos panes aparecen esporádicamente en algunos menús de eventos o en bodas y cumpleaños organizados con un gran presupuesto, pero no son fáciles de encontrar en la calle como solían serlo hace algunos años.
El pru, la bebida oriental que cautivó a La Habana
Se dice que el pru, además de ser refrescante, tiene propiedades afrodisíacas y medicinales. Sin embargo, estos supuestos beneficios son difíciles de comprobar para los jóvenes que viven en La Habana, puesto que, a pesar de su fama, es casi imposible comprarlo en la capital cubana.
El pru se elabora a partir de la fermentación de raíces, tallos y hojas de bejuco ubí, anís, jengibre, raíz china, canela y otros ingredientes, además de agua y azúcar. La fórmula es sencilla, pero el verdadero desafío es encontrar a alguien que venda los célebres pomitos con la bebida.
Para asombro de muchos, aunque el pru se considere parte de la comida tradicional cubana, su origen no está en la isla, sino que llegó al oriente del país con la emigración francesa y sus esclavos, según varias investigaciones.
El caramelo largo de a peso
Comprar algo en Cuba con un peso es casi una misión imposible. Ni siquiera por un precio mayor se encuentran estos caramelos alargados con forma de bastón, que solían ser los favoritos de niños y adultos.
Era común verlos en cafeterías, en paradas y hasta dentro de las guaguas, donde los vendedores demostraban creatividad y destreza para ofrecerlos mientras los ómnibus estaban llenos de personas. Primero se convirtieron en verdaderos bastones enormes, y su precio subió a cinco y diez pesos, pero finalmente, al igual que el pru y el pirulí, desaparecieron. En su lugar, las cafeterías ahora ofrecen galletas y caramelos importados.
La raspadura cubana
Pocas cosas en el mundo son tan empalagosas como la raspadura. No hay pruebas, pero tampoco dudas. Este dulce solía tener forma de pirámide y era tan duro como empalagoso, pero todos los niños lo adoraban, convirtiéndose en un artículo típico que se encontraba en casi cualquier parque o atracción infantil.
La raspadura es tan cubana como las palmas. Su elaboración se remonta a la introducción de los primeros ingenios azucareros en el país, hace más de 300 años. Hoy en día, ni con 300 pesos ni dando 300 vueltas a La Habana se puede encontrar este dulce que antes formaba parte de la dieta tradicional cubana.
En viajes recientes a Camagüey, el equipo de Cuba Noticias 360 comprobó que allí todavía se vende, pero en la capital del país, parece que se ha convertido en un dulce en peligro de extinción, o incluso ya extinto.
El pelly ¡y el de jamón!
A uno que sí le llegó el parole fue al compañero Pelly. Recientemente, han circulado en redes sociales videos de cubanos sorprendidos por la aparición de este producto en mercados del exterior, mientras que en La Habana son muy difíciles de encontrar.
Los pellys tuvieron su momento de gloria a principios del siglo, y por varios años estuvieron presentes en casi todas las tiendas y cafeterías, ya fueran de queso, cebolla o el más codiciado: el de jamón. Incluso había versiones caseras igual de deliciosas, pero el pelly, al igual que la cebolla, el queso y el jamón, parece que se ha reordenado y perdido.
Si has llegado hasta aquí, seguramente se te habrá hecho la boca agua más de una vez con estos ejemplos de productos tradicionales cubanos, al igual que a este reportero mientras escribía. Lo positivo de todo esto es haber tenido la oportunidad de degustar estas pequeñas delicias características de la isla, que prácticamente han desaparecido, dejando solo la esperanza de que regresen.