Foto: AFP
Texto: Hugo León
El modesto equipo cubano de fútbol se encuentra en medio de una serie de encuentros amistosos contra destacadas selecciones del continente americano, habiendo enfrentado recientemente a Chile y, más últimamente, a Uruguay.
Después de caer por tres goles a cero ante Chile, la representación antillana se midió con Uruguay, en un partido que también terminó en derrota, esta vez con dos goles en contra. Sin embargo, expresar esto de esta manera no refleja el desempeño de los cubanos; en realidad, ofrecieron un juego brillante y amenazante para su adversario.
El impacto fue tal que el entrenador uruguayo, “el Loco” Bielsa, se vio obligado a recurrir a sus mejores jugadores en el segundo tiempo para contener el constante ataque cubano, que estaba en ascenso.
De igual manera, el aliento de “¡Cuba, Cuba!” resonó en las gradas, donde cientos de cubanos apoyaban a su equipo, según reportaron medios locales y también el estatal Jit, de la isla.
Uno de los goles se produjo en la portería cubana bajo circunstancias controvertidas: un penalti no muy claro ejecutado por Facundo Torres. El otro gol fue resultado de una brillante jugada del equipo celeste, que concluyó Maximiliano Araujo.
El partido se llevó a cabo en el emblemático Estadio Centenario de Montevideo y, a pesar de que los uruguayos tuvieron varias oportunidades para aumentar la ventaja, no lograron superar el arco defendido por Raiko Arozarena, más allá de las dos anotaciones mencionadas. El portero cubano evitó al menos dos goles adicionales con paradas espectaculares.
Cuba también tuvo un jugador amonestado, William Pozo, quien recibió una tarjeta amarilla, y sufrió un par de momentos de peligro por parte de Uruguay, uno de los cuales resultó en un tiro que impactó en el poste.
Aunque una derrota siempre es motivo de lamento, el sabor de este partido fue más bien agridulce: Cuba dispuso de dos oportunidades para igualar el marcador. Enfrentarse a un equipo de renombre mundial como Uruguay tiene un valor significativo.
